martes, 30 de marzo de 2021

UNA NOCHE EN GETSEMANÍ

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Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video es el mismo que el expuesto mas abajo):


Introducción

Cada Semana Santa conmemoramos la muerte en la cruz y posterior resurrección de nuestro Señor Jesucristo. También recordamos la Ultima Cena, no solo en Semana Santa sino cada vez que celebramos el sacramento de la Santa Cena del Señor, una vez al mes, en nuestras congregaciones, participando del cuerpo y de la sangre de Cristo a través de las especies del pan y del vino. Sin embargo, solemos pasar por alto uno de los eventos más importantes (creo yo) de toda la historia de la redención: la noche que Jesús pasó en el Huerto de Getsemaní, en víspera de la cruz. Por supuesto que la cruz es el punto culminante de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo, el lugar donde la iglesia fue redimida, purificada y salvada del infierno. Pero quiero referirme, más bien, a lo que sucedió, luego de la Ultima Cena y antes de la cruz, en el Huerto de Getsemaní.

El Huerto de Getsemaní es una pequeña arboleda que consta de ocho olivos centenarios ubicados al pie del Monte de los Olivos, a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Su nombre deriva de la expresión aramea “gat semãnê”, que significa "prensa de aceitunas” (donde se extrae el aceite de oliva).

De acuerdo al libro de Mateo, luego de la (ultima) cena pascual y antes del arresto y de la cruz, Jesús llega con sus discípulos a un lugar (que solía visitar) llamado Getsemaní, toma a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y, apartándose del resto, les pide que velen mientras El, triste y angustiado, ora al Padre. 

Nuestro Señor repite la misma oración tres veces:

[1] Mateo, 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú;

[2] Mateo, 26:42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad; y

[3] Mateo, 26:44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras;

Al finalizar cada una de estas tres oraciones, el Señor vuelve al lugar donde estaban sus discípulos y los encuentra durmiendo. La primera vez los reprende (Mateo, 26:40-41), la segunda vez no les dice nada (Mateo, 26:43) y la tercera los libera y los exime de toda carga (Mateo, 26:45).

Esa noche, el Señor tuvo miedo:

Mateo, 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Porque fue crucificado en debilidad:

2 Corintios, 13:4 Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.

Como hombre y no como Dios:

Filipenses, 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 

Los dos huertos

Lo que se había corrompido en un huerto (Edén), a causa de la desobediencia de (el primer) Adán, debía restaurarse en un huerto (Getsemaní) a causa de la obediencia de (el segundo Adán) Jesucristo (1 Corintios, 15:45).

Romanos, 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. 

Getsemaní: un lugar de presión, tristeza y angustia, pero también de victoria

Dijimos más arriba que el nombre Getsemaní deriva de la expresión aramea “gat semãnê”, que significa "prensa de aceitunas” (donde se extrae el aceite de oliva). En dicha prensa, la aceitunas son presionadas de tal manera que liberan casi todo el aceite que poseen. Getsemaní es un lugar de presión, de tristeza y de angustia extremas.

Esa noche, en el Huerto de Getsemaní, nuestro Señor:

[+] estuvo muy triste y angustiado (Mateo, 26:37-38); y

[+] fue “presionado” de tal manera que sufrió una condición muy rara en la que se suda (transpira) sangre; bajo mucha presión, los pequeños vasos capilares de las glándulas sudoríparas pueden romperse y mezclarse, de esta manera, la sangre con el sudor;

Lucas, 22:44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 

En esta condición, nuestro Señor oro al Padre y dice la epístola a los Hebreos:

Hebreos, 5:7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.

El “temor reverente” de Cristo se manifestó en que, luego de los “ruegos y de las suplicas”, sometió su voluntad a la voluntad del Padre: “más hágase tu voluntad y no la mía” (Mateo, 26:39, 42, 44).

¿Qué habrá hecho el Padre?. La Biblia dice que le mostro algo. ¿Qué le mostro?. Yo creo que le mostro el futuro:

Hebreos, 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

El Padre le mostro nuestro gozo de ser salvos por su muerte en la cruz, situación que, en ese momento, todavía estaba en el futuro.

En la cruz fue consumada (Juan, 19:30) la victoria de Jesucristo sobre satanás y sus demonios (Colosenses, 2:15). Pero esa victoria se inició en Getsemaní cuando Jesucristo, a solas y en oración, sometió su propia voluntad a la voluntad del Padre (“hágase tu voluntad y no la mía”) y es aquí donde Jesucristo aplasto la cabeza de satanás:

Génesis, 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Como nota de color, si viste la película “La pasión de Cristo” (“The passion of the Crist”), de Mel Gibson, recordaras que es en la escena del Huerto de Getsemaní donde Jesucristo le aplasta la cabeza a una serpiente que aparece de la nada.

Nuestro propio Getsemaní

Todos nosotros debemos llevar una cruz en esta vida:

Mateo, 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

Si todos tenemos que pasar por una cruz, es lógico que debamos pasar, previamente, también por un Getsemaní, ese lugar de presión, angustia y tristeza donde, a solas y en oración, debemos someter nuestra propia voluntad a la voluntad del Padre, repitiendo las palabras Cristo: Padre, si fuera posible, pasa de mí esta copa, PERO SEA HECHA TU VOLUNTAD Y NO LA MIA.

Si subimos a la cruz sin haber pasado por Getsemaní (sin haber sometido nuestra voluntad a la voluntad del Padre), lo único que vamos a hacer es agonizar, sin consumar absolutamente nada. La “cruz sin Getsemaní” es una cruz totalmente estéril (sin propósito), por lo tanto no es la cruz de Cristo sino la cruz de satanás. Y lo peor que nos puede suceder es estar llevando la cruz de satanás y creer que es la cruz de Cristo. Lo único que engendra la cruz de satanás es resentimiento para con Dios, porque no entendemos por qué, si estamos llevando una cruz, nunca terminamos de obtener la victoria. Te preguntaras entonces ¿cómo saber si estamos llevando la cruz de Cristo?. Para contestar esta pregunta, debieras preguntarte si, antes de subir a la cruz, pasaste por Getsemaní, es decir, si sometiste tu voluntad a la voluntad del Padre. Si pasaste por Getsemaní (si ya sometiste tu voluntad a la voluntad del Padre), entonces estas llevando la cruz de Cristo y, tarde o temprano, obtendrás la victoria. Si no pasaste por Getsemaní, yo te sugiero que bajes de la cruz y vayas a encontrarte con el Padre en Getsemaní y allí sometas tu voluntad a la voluntad del Padre y el Padre, como hizo con su Hijo, te entregara la victoria allí mismo. Luego, cuando camines hacia la cruz, ya no te parecerá tan pesada, ni tan dolorosa.

Dos tipos de cruces

Como sabemos, Jesús fue crucificado junto con dos ladrones:

Lucas, 23:32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 23:33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Con esto se cumplió la siguiente profecía de Isaías:

Isaías, 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

Si alguien observaba el cuadro podía “contar” tres cruces: la de Jesucristo y las dos de los malhechores.

Los dos ladrones murieron en la cruz, junto con Cristo, pero:

[+] mientras uno, blasfemó:

Lucas, 23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

[+] el otro creyó:

Lucas, 23:40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 23:41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Los dos ladrones pasaron por la cruz y murieron. Pero, mientras el que blasfemo y no se arrepintió murió y se fue el infierno, el otro, que se arrepintió y creyó, entro con Cristo en el paraíso. Hay, entonces, dos tipos de cruces: la cruz maldita y la cruz bendita.

La cruz maldita es la cruz de satanás y es la cruz de los rebeldes.

Palabras finales

Es absolutamente imposible crucificar la carne y morir a ella si, al igual que Cristo, previamente no sometemos nuestra voluntad a la voluntad del Padre en Getsemaní.

Porque:

Mateo, 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

 

QUE DIOS LOS BENDIGA!

Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA

SERIE BOSQUEJOS DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA: # 66 - APOCALIPSIS

 


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APOCALIPSIS 

Autor: Juan 

Tema: conflicto y consumación 

Fecha: 90 - 96 d.C. 

Propósito 

El libro tiene un propósito triple:

 

[1] las cartas a las siete iglesias revelan que ocurrían, en el NT, desviaciones graves a las normas apostólicas de verdad y justicia, entre muchas iglesias de Asia; Juan escribe de parte de Cristo para reprender su acomodo y pecado y llamarlas al arrepentimiento y a volver a su primer amor;


[2] en vista de la persecución que resultó del endiosamiento de sí mismo de Domiciano (emperador romano), Apocalipsis se dio a las iglesias para fortalecer su fe, resolución y fidelidad a Jesucristo y para inspirarlas a ser vencedoras y a permanecer fieles, aun hasta la muerte; y


[3] finalmente, el libro se escribió para dar a los creyentes de todas las generaciones la perspectiva de Dios de su conflicto con las fuerzas combinadas de satanás, al revelar la culminación de la historia; 

Apocalipsis, particularmente revela:

 

[a] los acontecimientos de los últimos siete años que preceden a la (segunda) venida de Cristo;


[b] que Dios prevalecerá y librará a sus santos derramando su ira sobre el reino de satanás; y

[c] a esto seguirá la (segunda) venida de Cristo; 

Trasfondo 

Apocalipsis es el último libro del NT y el más extraordinario. Es, a la vez, una revelación del futuro (Apocalipsis, 1:1-2, 20), una profecía (Apocalipsis, 1:3, 22:7, 10, 18-19) y un conjunto de siete cartas (Apocalipsis, 1:4, 11, 2:1 – 3:22). La palabra “Apocalipsis” viene del griego y se traduce como “revelación” (Apocalipsis, 1:1). El libro es una revelación profética con relación a la esencia de su contenido, una profecía respecto a su mensaje y una carta con relación a sus destinatarios. 

Cinco asuntos importantes se revelan en Apocalipsis, 1: 

[1] es la revelación de Jesucristo (Apocalipsis, 1:1);


[2] esa revelación se le comunicó al autor de manera sobrenatural, por medio del Cristo exaltado, de ángeles y de visiones (Apocalipsis, 1:1, 10-18);

[3] la comunicación fue a Juan, siervo de Dios (Apocalipsis, 1:1, 4, 9, 22:8);


[4] Juan recibió las visiones y el mensaje apocalíptico mientras estaba exiliado en la isla de Patmos (a unos 80 km al suroeste de Éfeso), a causa de la Palabra de Dios y de su propio testimonio (Apocalipsis, 1:9); y


[5] las destinatarias originales fueron siete iglesias de la provincia de Asia (Apocalipsis, 1:4, 11); 

El contenido del libro refleja las circunstancias históricas del reinado de Domiciano (emperador romano), cuando exigía que todos sus súbditos los llamaran “Señor y Dios”. El decreto del emperador creó, sin dudas, una confrontación entre los que estaban dispuestos a adorar al emperador y los creyentes fieles que confesaban que solo Jesucristo era “Señor y Dios”. El libro se escribió en un momento en el que los creyentes estaban pasando por una persecución grave, debido al testimonio que dieron, una situación que, como es evidente, forma el trasfondo de Apocalipsis (Apocalipsis, 1:19, 2:10, 13, 6:9-11, 7:14-17, 11:7, 12:11, 17, 17:6, 18:24, 19:2, 20:4). 

Autoría 

La evidencia histórica y la interna señalan al apóstol Juan como el autor de Apocalipsis. Irineo verifica que Policarpo (el conoció a Policarpo, quien había conocido al apóstol Juan) se refirió a que Juan había escrito Apocalipsis hacia el fin del reino de Domiciano, emperador romano (81 – 96 d.C.). 

Estructura 

El mensaje profético de este libro se comunica mediante imágenes espectaculares y símbolos que describen la consumación del mensaje bíblico integral de la redención. Presenta la función de Cristo como el digno Cordero que fue inmolado (Apocalipsis, 5) y el Cordero airado que viene a juzgar al mundo y a purgarlo del mal (Apocalipsis, 6 al 19). Las otras principales imágenes simbólicas en el libro son el dragón (satanás), la bestia que sube del mar (el anticristo), la bestia que sube de la tierra (el falso profeta) y la gran Babilonia (el centro de engaño satánico y poder mundial). 

Después del prólogo (Apocalipsis, 1:1-8), hay tres secciones principales en el libro:

 

[1] En la primera sección (Apocalipsis, 1:9 – 3:22), Juan tiene una pasmosa visión de Cristo exaltado en medio de los candeleros (iglesias), que comisiona a Juan para que escriba cartas a las siete iglesias en Asia Menor (Apocalipsis, 1:11, 19). Cada carta (Apocalipsis, 2:1 – 3:22), incluye una descripción simbólica del Señor exaltado de la visión inicial, una evaluación de la iglesia, palabras de encomio o censura (o ambas), palabras de advertencia a cinco iglesias, una exhortación a oír y arrepentirse y una promesa para todos los vencedores. El énfasis en el número siete en esta sección indica que las cartas representan una plenitud colectiva de lo que el Señor exaltado dice a la iglesia en cada ciudad y generación;


[2] La segunda sección (Apocalipsis, 4:1 – 11:19), contiene visiones de lo que hay en el cielo y en la tierra respecto del Cordero y su función en la culminación de la historia. Comienza con una visión del tribunal majestuoso celestial donde Dios se sienta entronizado en santidad y luz inaccesible (Apocalipsis, 4). Apocalipsis, 5 se centra en un rollo sellado en la mano derecha de Dios y del Cordero, quien es el único digno de abrir los sellos y revelar su contenido. La apertura de los primeros seis sellos (Apocalipsis, 6), continua la visión que comenzó en Apocalipsis, 4 y 5, salvo que ahora la escena se mueve a los acontecimientos sobre la tierra. Los primeros cinco sellos descubren los sellos de Dios en los últimos días que conducen al fin. EL sexto sello anuncia la ira venidera de Dios. El primer interludio del libro ocurre en Apocalipsis, 7 y describe cómo los 144.000 son sellados al comienzo de la Gran Tribulación (Apocalipsis, 7:1-8) y la recompensa de los santos en el cielo después de la Gran Tribulación (Apocalipsis, 7:9-17). Apocalipsis, 8 y 9 revelan la apertura del séptimo sello que descubre otra serie de juicios: las siete trompetas. El segundo interludio se encuentra entre la sexta y la séptima trompeta, que incluye a Juan y un librito (Apocalipsis, 10:1-11) y dos poderosos testigos proféticos en la gran ciudad (Apocalipsis, 11:1-14). Por último, la séptima trompeta (Apocalipsis, 11:15-19) sirve como una vista previa de la consumación (Apocalipsis, 11:15) y un preludio de las escenas finales del misterio revelado de Dios (Apocalipsis, 12 al 22); y


[3] La tercera sección principal (Apocalipsis, 12:1 – 22:5) presenta una descripción detallada del gran conflicto del tiempo del fin entre Dios y su adversario, satanás. Apocalipsis, 12 y 13 revelan que los santos en la tierra deben enfrentarse a una conspiración y una triada de maldad terribles: [a] el dragón (Apocalipsis, 12), la bestia que sube del mar o anticristo (Apocalipsis, 13:1-10) y la bestia que sube de la tierra o falso profeta (Apocalipsis, 13:11-18). Apocalipsis, 14 y 15 contiene visiones para asegurarles a los santos de la tribulación que prevalecerá la justicia, ya que Dios está por derramar su ira final sobre la civilización del anticristo.


Una completa revelación de la ira de Dios ocurre entonces en la serie de los siete juicios de las copas (Apocalipsis, 16), el juicio de la gran ramera (Apocalipsis, 17) y la caída de la gran Babilonia (Apocalipsis, 18). Entonces irrumpe un gran gozo en el cielo y se anuncia la cena de las bodas del Cordero y su esposa (Apocalipsis, 19:1-10). 

No obstante, el fin no ocurre todavía. Juan ve entonces el cielo abierto y a Cristo montado en un caballo blanco como Rey de reyes y Señor de señores para derrotar a la bestia y a todos sus aliados (Apocalipsis, 19:11-21). La derrota final de satanás está precedida por su encarcelamiento durante 1.000 años (Apocalipsis, 20:1-6), durante los cuales Cristo reina con los santos (Apocalipsis, 20:4), después de los cuales satanás es suelto por un poco de tiempo (Apocalipsis, 20:7-9) y luego se le arroja al lago de fuego para siempre (Apocalipsis, 20:10). La profecía apocalíptica concluye con la escena del juicio ante el gran trono blanco (Apocalipsis, 20:11-15), la condenación justa de los malvados (Apocalipsis, 20:14-15, 21:8) y el nuevo cielo y la nueva tierra como destino de los santos (Apocalipsis, 21:1 – 22:5). El libro finaliza con advertencias en cuanto a poner atención a su mensaje y entrar en la vida eterna (Apocalipsis, 22:6-21). 

Características especiales 

Ocho son las características principales de este libro: 

[1] es el único libro del NT clasificado como profético y de revelación;


[2] como libro de revelación profética, su mensaje se transmite en símbolos que representan realidades de tiempos y acontecimientos futuros a la vez que preserva cierto enigma o misterio;


[3] se emplean números en abundancia: 2, 3, 3 y ½,  , 4, 5, 6, 7, 10, 12, 24, 42, 666, 1.000, 1.260, 7.000, 12.000, 144.000 y 200.000.000; el libro presenta de modo especial el numero 7 (que simboliza perfecta plenitud o realización) no menos de cincuenta y cuatro veces;


[4] las visiones son prominentes, con escenas que, a menudo, cambian de lugar de la tierra al cielo y otra vez a la tierra;


[5] los ángeles se asocian principalmente con las visiones y los decretos celestiales;

[6] es un libro polémico que:

 

[a] expone el carácter demoniaco de la presunción de deidad de cualquier gobernante terrenal; y


[b] revela a Jesucristo como el Señor exaltado y el Rey de los reyes de la tierra (Apocalipsis, 1:5, 19:16);

 

[7] es un libro impresionante que expresa la verdad de su mensaje con toda claridad y fuerza posibles; y


[8] tiene el espíritu de la profecía del AT sin citarlo de manera formal;

Interpretación 

Es el libro de más difícil interpretación de todo el NT. Aunque los lectores originales probablemente entendieron su mensaje sin gran perplejidad, en los siglos siguientes las diversas opiniones sobre el libro dieron por resultado cuatro escuelas principales de interpretación:

 

[1] la interpretación “preterista” considera el libro y sus profecías cumplidos en la escena histórica original del imperio romano, excepto Apocalipsis, 19 al 22, que aguardan su cumplimiento futuro;


[2] la interpretación “historicista” considera Apocalipsis como una predicción profética de toda la historia de la iglesia, desde Juan hasta el fin del mundo;


[3] la interpretación “idealista” considera el simbolismo del libro como la expresión de ciertos principios  espirituales sin limitaciones temporales sobre el bien y el mal en la historia, en general, sin referencia a los verdaderos acontecimientos históricos; y


[4] la interpretación “futurista” trata Apocalipsis, 4 al 22 como profecía aún no cumplida, es decir, relativa a acontecimientos  que todavía están en el futuro;

 

Nota: la cuarta escuela (la interpretación “futurista”) es la más aceptada entre los intérpretes bíblicos.

 Cristo en Apocalipsis 

Cristo es el “Rey de Reyes y Señor de Señores.”

Apocalipsis, 17:14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles. 

Apocalipsis, 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 

Estudios relacionados

Apocalipsis (estudio completo)

Las setenta semanas de Daniel

Los dos testigos del Apocalipsis

Las diez tribus (no tan) perdidas de Israel

Babilonia: la madre de todas las rameras

La resurrección de los muertos 


Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA

SERIE BOSQUEJOS DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA: # 65 - JUDAS

 


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JUDAS 

Autor: Judas 

Tema: contender por la fe 

Fecha: 70 - 80 d.C. 

Propósito 

Judas escribió esta epístola para:

 

[1] advertir con urgencia a los creyentes acerca de la seria amenaza de los falsos maestros y su influencia subversiva dentro de las iglesias; y


[2] exhortar a todos los verdaderos creyentes a que luchen “por la fe que ha sido dada una vez a los santos” (Judas, 1:3); 

Trasfondo 

Esta breve pero severa epístola se escribió contra los falsos maestros que eran antinomianos (enseñaban que la salvación por gracia les permitía pecar sin ser condenados) y negaban con desdén la revelación apostólica original de la persona y la naturaleza de Jesucristo (Judas, 1:4). De este modo, dividían a las iglesias en cuanto a la fe (Judas, 1:19-22) y la conducta (Judas, 1:4, 8, 16). Judas describe a esos hombres sin principios como “impíos” (Judas, 1:15) que “no tienen al Espíritu” (Judas, 1:19).

La probable relación entre Judas y 2 Pedro, 2:1 – 3:4 tiene que ver con la fecha en que se escribió la epístola de Judas. Es probable que Judas conociera 2 Pedro (Judas, 1:17-18) y, por lo tanto, escribió después de Pedro, es decir, entre 70 y 80 d.C.. No se identifica con claridad a los destinatarios, pero pudieran haber sido los mismos a quienes se dirigió 2 Pedro. 

Autoría 

Judas se identifica como “el hermano de Jacobo” (Judas, 1:1). Los únicos hermanos en el NT que se llaman Judas y Jacobo son los medios hermanos de Jesús (Mateo, 13:55, Marcos, 6:3). Tal vez Judas menciono a Jacobo porque la importancia de su hermano, por ser dirigente de la iglesia de Jerusalén, serviría para aclarar su propia identidad y autoridad. 

Estructura 

Después de sus saludos (Judas, 1:1-2), Judas revela que su intención original era escribir acerca de la naturaleza de la salvación (Judas, 1:3). Sin embargo se vio obligado, más bien, a escribir esta epístola debido a los maestros apostatas, que pervertían la gracia de Dios socavando, de ese modo, la verdad y la justicia en las iglesias (Judas, 1:4). Judas los acusa de impureza sexual (Judas, 1:4, 8, 16, 18), de acomodo con Caín (Judas, 1:11), de avaricia como Balaam (Judas, 1:11), de rebeldía como Coré (Judas, 1:11), de arrogancia (Judas, 1:8, 16), de engaño (Judas, 1:4, 12), de sensualidad (Judas, 1:19) y de divisionismo (Judas, 1:19). Declara la certeza del juicio de Dios sobre todos los que cometen tales pecados y da seis ejemplos del AT (Judas, 1:5-11). Las doce características de su vida revelan cuanto merecen la ira de Dios (Judas, 1:12-16). Se exhorta a los creyentes a cuidarse y a tener compasión con cautela de los que dudan (Judas, 1:20-23). Judas concluye con un crescendo de inspiración en su bendición (Judas, 1:24-25). 

Características especiales 

Cuatro son las principales características de esta epístola:

 

[1] contiene la denuncia más directa y enérgica del NT contra los falsos maestros; destaca, para todas las generaciones, la gravedad de la amenaza que siempre la falsa enseñanza presenta para la fe genuina y la vida santa;


[2] demuestra una preferencia de los ejemplos  en series de a tres: tres juicios del AT (Judas, 1:5-7), una descripción triple de los falsos maestros (Judas, 1:8) y tres impíos del AT (Judas, 1:11);


[3] bajo la plena influencia del Espíritu Santo, Judas se refiere con libertad a las fuentes escritas:


            [a] Escrituras del AT (Judas, 1:5-7, 11);

            

            [b] tradiciones judías (Judas, 1:9, 14-15); y

 

 [c] 2 Pedro, 3:3, la cual cita directamente y reconoce que es “de los apóstoles”   (Judas, 1:17-18);

            [4] contiene la mas majestuosa bendición del NT; 

Cristo en Judas 

Cristo es “el Señor que viene con sus millares de santos”. 

Judas, 1:14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,  

Estudios relacionados

El camino de Caín: la senda de una religión sin sangre

Las tres herejías más peligrosas

La sensualidad dentro de la iglesia


Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA

SERIE BOSQUEJOS DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA: # 64 - 3 JUAN

 


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3 JUAN 

Autor: Juan 

Tema: actuar con fidelidad 

Fecha: 85 - 95 d.C. 

Propósito 

Juan escribió para:

 

[1] felicitar a Gayo por su fiel hospitalidad y respaldo a los predicadores itinerantes de confianza;

[2] hacer una advertencia indirecta al dirigente Diótrefes; y

[3] anunciar su visita; 

Trasfondo 

Esta epístola personal se dirige a un fiel creyente llamado Gayo (3 Juan, 1:1), quizá de una de las iglesias de Asia Menor. Como las otras epístolas de Juan, esta se escribió con toda probabilidad en Éfeso, hacia fines de la década de los ochenta o a principios de la de los noventa.

Hacia fin del primer siglo, los predicadores viajeros, que iban de una ciudad a otra, tenían el respaldo de los creyentes que los recibían en sus casas y los encaminaban (3 Juan, 1:5-8, 2 Juan, 1:10). Gayo era uno de los muchos creyentes fieles que, con amor, hospedaban y apoyaban a los viajeros de confianza (3 Juan, 1:1-8). Sin embargo, un dirigente llamado Diótrefes resistía con arrogancia la autoridad de Juan y se negaba a recibir a los hermanos que viajaban enviados por Juan. 

Autoría 

Juan, el apóstol amado, se identifica de nuevo con el título “el anciano” (3 Juan, 1:1). 

Estructura 

Se mencionan tres personas en 3 Juan:

 

[1] se le da a Gayo una felicitación calurosa por seguir piadosamente la verdad (3 Juan, 1:3-4) y su hospitalidad ejemplar con los hermanos viajeros (3 Juan, 1:5-8);


[2] Diótrefes, un dirigente dictatorial, a quien se denuncia por su orgullo (“le gusta tener el primer lugar”, 3 Juan, 1:9), y sus manifestaciones: rechazó una epístola anterior de Juan (3 Juan, 1:9), calumnia a Juan, se niega a recibir a los mensajeros de Juan y amenaza con expulsar a quienes los reciban (3 Juan, 1:10); y


[3] a Demetrio, quizá el portador de esta epístola o un pastor de una comunidad vecina, se le recomienda por ser un hombre de buena reputación y fidelidad a la verdad (3 Juan, 1:12); 

Características especiales 

Las características principales de esta epístola son dos:

 

[1] aunque breve, informa sobre diversos aspectos importantes de la historia de la iglesia primitiva de fines del siglo I; y


[2] hay semejanzas notables entre 3 y 2 Juan, aunque difieren en un aspecto importante: mientras que en 3 Juan se recomienda la hospitalidad y el respaldo a los predicadores viajeros de confianza, en 2 Juan se insiste en que no se les de hospitalidad ni respaldo a los predicadores indignos de confianza, no sea que los creyentes se hallen promoviendo el error o las malas obras; 

Cristo en 3 Juan 

Cristo es “el amor de Dios derramado en nuestros corazones”:

3 Juan, 1:5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, 1:6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. 1:7 Porque ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles. 

 

Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA

SERIE BOSQUEJOS DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA: # 63 - 2 JUAN

 


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2 JUAN 

Autor: Juan 

Tema: seguir la verdad 

Fecha: 85 - 95 d.C. 

Propósito 

Juan escribió esta epístola para advertir “a la señora elegida” que no diera hospitalidad, saludos ni respaldo a los predicadores itinerantes (maestros, evangelistas y profetas) que se alejaban de la verdad apostólica y propagaban falsas enseñanzas, no fuera que ella ayudara a difundir su error y, de ese modo, compartiera su culpa. Aquí se repudian las mismas falsas enseñanzas que se denuncian en 1 Juan.

Algunos creen que la expresión “señora elegida” se refiere a una mujer piadosa llamada “Kiria” (del griego “señora”) y a su familia. Sin embargo, la expresión “a la señora elegida y a sus hijos” es probablemente una manera figurada de decir “a la iglesia y a sus miembros”. 

1 Pedro, 5:13 La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan. 

Trasfondo 

Juan dirige esta epístola “a la señora elegida y a sus hijos” (2 Juan, 1:1). Algunos interpretan “la señora elegida” en sentido figurado como una iglesia local, “sus hijos” como los creyentes y su “hermana, la elegida” (2 Juan, 1:13) como una congregación asociada. Otros interpretan a la destinataria como una viuda prominente, que era creyente en Cristo y conocida de Juan, de una de las iglesias cercanas de Asia Menor bajo su autoridad espiritual. Su familia (2 Juan, 1:1) y los hijos de su hermana (2 Juan, 1:13) serían personas importantes entre las iglesias de esa región. Como las otras epístolas de Juan, esta tal vez se escribió en Éfeso hacia fines de la década de los ochenta o a principios de la de los noventa. 

Autoría 

El autor se identifica como “el anciano” (2 Juan, 1:1). Ese, probablemente, era un título honorifico asignado al apóstol Juan durante las últimas dos décadas del siglo I, debido a su edad avanzada y a su venerable posición de autoridad por ser el único apóstol de los doce que aún vivía. 

Estructura 

Esta epístola subraya una advertencia que se encuentra también en 1 Juan acerca del peligro de los falsos maestros que niegan la encarnación de Jesucristo y se alejan del mensaje apostólico (2 Juan, 1:7-8). Juan felicita a “la señora elegida” y a sus hijos por seguir “andando en la verdad” (2 Juan, 1:4). El verdadero amor incluye la obediencia a los mandamientos de Cristo y el amor mutuo (2 Juan, 1:6). El amor cristiano debe distinguir entre la verdad y el error y no abrir la puerta a los falsos maestros (2 Juan, 1:7-9). Recibir amablemente a los falsos maestros es participar en su error (2 Juan, 1:10-11). La epístola es breve debido a que Juan pensaba visitar pronto a la señora y hablar con ella “cara a cara” (2 Juan, 1:12). 

Características especiales 

Tres son las características principales de esta epístola: 

[1] es el libro más breve del NT;


[2] se parece mucho a 1 y 3 Juan en su mensaje, vocabulario y estilo sencillo; y


[3] presenta un equilibrio importante al mensaje de 3 Juan, al recomendar prudencia respecto al respaldo indiscriminado de predicadores que no pertenezcan a la congregación de quienes los apoyan; Juan insiste en el cuidadoso discernimiento, a la luz de las enseñanzas de Cristo y los apóstoles, antes de respaldar a tales predicadores; 

Cristo en 2 Juan 

Cristo es “el amor de Dios derramado en nuestros corazones”:

2 Juan, 1:3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor. 1:6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.

 

Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA