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En el libro de Lucas podemos
leer:
Lucas, 10:38 Aconteció que
yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su
casa. 10:39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a
los pies de Jesús, oía su palabra. 10:40 Pero Marta se preocupaba con muchos
quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me
deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 10:41 Respondiendo Jesús, le
dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 10:42 Pero
sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le
será quitada.
En estos pasajes Marta y Maria
representan dos perfiles de cristianos. Marta esta afanada por servir, mientras
que Maria decide sentarse a los pies de Jesus a oir su palabra. Cuando Marta le
pide a Jesus que reprenda a Maria porque la deja sola a la hora de servir,
Jesus le da a entender a Marta que Maria es la que, en realidad, ha entendido
de manera cabal cual es el modo correcto de relacionarse con Dios.
Es cierto que en cualquier
iglesia hay cosas para hacer y que alguien las tiene que hacer. Pero cuando
servir a Dios es mas importante que estar en su presencia, hemos levantado un
altar en nuestro corazon a un idolo llamado “servicio a Dios”.
A veces, por servir el Rey,
nos olvidamos de pasar tiempo con el Rey.
En el proceso de maduracion de
nuestra relacion con Dios, yo he observado (primero en mi, luego en otros), dos
tipos de anomalias o desvios:
[1] Por un lado, a veces nuestra
relacion con Dios esta mediada por cosas, cuando deberia ser al reves, es
decir, que nuestra relacion con las cosas este mediada por Dios. Por ejemplo,
si un musico, que forma parte del Ministerio de Alabanza en una iglesia, se
relaciona con Dios a traves de su instrumento (guitarra, teclado, bajo,
bateria, etc.), su relacion con Dios esta mediatizada por una cosa (entre el y
Dios esta su instrumento). En relidad, su relacion con su instrumento es la que
tiene que estar mediada por Dios (entre el y su instrumento debe estar Dios).
Lo mismo puede suceder con cualquier otro ministerio;
[2] Por el otro, tenemos la
tendencia a querer agradar a Dios haciendo cosas para El;
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos incurrido en estos dos errores.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos incurrido en estos dos errores.
Pero, aunque nos cueste
entenderlo, no hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame mas de lo que ya
nos ama. Dios no nos amo porque envio a su Hijo a morir por nosotros. Fue al
reves: de tal manera amo Dios al mundo que (a causa de ello) envio a su hijo a
morir por nosotros (Juan, 3:16). La cruz fue la consecuencia (y no la causa)
del amor de Dios hacia nosotros. El amor fue primero, luego vino la cruz.
Para Dios somos especial
tesoro (Malaquias, 3:17), linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios (1 Pedro, 2:9).
Ya no somos nuestros dueños,
porque fuimos comprados por precio (1 Corintios, 6:19-20).
¿A veces sientes que no vales
nada o que Dios te va a amar mas si haces mas cosas para El?. Te informo que el
precio pagado por ti (antes que hicieras algo para Dios) no fue oro, ni plata,
ni piedras preciosas sino algo mucho mas valioso que todo eso: la sangre misma
de Dios fue derramada en la cruz del calvario (1 Pedro, 1:18-19).
Un pequeño lapso de tiempo en
la presencia de Dios vale mas que la vida misma.
QUE DIOS LOS BENDIGA A
TODOS!!!
Marcelo
D. D’Amico
Maestro
de la Palabra – MINISTERIO REY DE GLORIA