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¿Está
bien orar para que nuestra fe sea aumentada?
Lucas, 17:3 Mirad por
vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se
arrepintiere, perdónale. 17:4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y
siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. 17:5
Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Jesús resucito muertos, sano enfermos, pero no fue hasta que hablo acerca de la ofensa y del perdón que ellos, los apóstoles, pidieron más fe. La oración “auméntanos la fe” en una oración que se ha hecho popular y está, supuestamente, avalada por este pasaje bíblico.
Jesús resucito muertos, sano enfermos, pero no fue hasta que hablo acerca de la ofensa y del perdón que ellos, los apóstoles, pidieron más fe. La oración “auméntanos la fe” en una oración que se ha hecho popular y está, supuestamente, avalada por este pasaje bíblico.
La
fe es como un esclavo o un sirviente
Sin embargo no nos detenemos
en la respuesta de Jesús:
Lucas, 17:6 Entonces el Señor
dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este
sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
En principio, parece que Jesús
no contesta la pregunta. Pero lo que les está diciendo es que “ustedes ya
tienen fe, lo que sucede es que no la están utilizando”.
Jesús continúa hablando y no
cambia de tema:
Lucas, 17:7 ¿Quién de
vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del
campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? 17:8 ¿No le dice más
bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y
después de esto, come y bebe tú? 17:9 ¿Acaso da gracias al siervo
porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 17:10 Así también
vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos
inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
¿Por qué nos parece, otra vez,
que Jesús está cambiando de tema cuando lo único que hicieron los apóstoles es
pedirle más fe?.
Lo que está diciendo Jesús es
esto: si tuvieras un siervo ¿lo pondrías a trabajar?. Por supuesto. La servidumbre
y la esclavitud eran parte de la vida diaria en los tiempos de Jesús. En los
tiempos de Jesús los sirvientes eran usados. Por eso Jesús utiliza la figura de
la servidumbre para explicar cómo opera la fe.
Lo que el Señor está queriendo
decir es lo siguiente: tienes que poner a trabajar tu fe de la misma forma que
un señor lo hace con su siervo o esclavo.
Jesús no está cambiando de
tema sino que está diciendo: la fe tiene que servirte como un esclavo, la fe no
es algo que va y viene sino que tú tienes que saber cómo opera la fe.
La
fe humana y la fe sobrenatural
Todo ser humano, desde que
nace, de algún modo utiliza la fe. Por ejemplo, para cruzar un semáforo en
verde, tu cruzas en fe sabiendo que, del otro lado, está en rojo, es decir,
tienes fe que del otro lado se detuvieron. Nadie baja de su automóvil, antes de
cruzar, a preguntar ¿se van a detener?. No puedes hacer eso en cada esquina. Tú
ves verde y cruzas “en fe”.
Tienes que salir a manejar en
fe sino no llegas nunca a tu destino. Cuando te vas a sentar en una silla,
tienes que tener fe en que la silla te va a sostener. No estás preguntando,
antes de sentarte, de que material está hecha ni como estará hecha. Simplemente
te sientas.
La fe humana está conectada con los
sentidos.
Si tú ves que la silla está rota o tambaleando, no te sientas. De igual forma, si tú ves que, aunque tengas al semáforo a tu favor (verde) del otro lado viene un auto y todo indica que no se detendrá, entonces tú no avanzas, aunque tengas el semáforo a tu favor.
Ahora, la fe sobrenatural, la
fe de Dios, es sobrehumana. De hecho te congregas en una iglesia o lees la
Biblia, porque crees en cosas que jamás pudiste comprobar ni percibir. Nunca
has visto a Dios. Nunca has visto al diablo. Por esta fe sobrenatural hemos
entendido que Cristo vino a la tierra a morir por nuestros pecados y por la
misma fe sabemos que también resucito.
Hebreos, 11:3 Por la fe
entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Y por esta misma fe sabemos
que Jesús regresara pronto por su pueblo. Todo es fe.
A diferencia de la fe humana, la fe
sobrenatural no está conectado a nuestros sentidos.
¿Cómo podemos echar fuera demonios, sanar enfermos, declararnos sanos?. Es con la fe sobrenatural. Con la fe humana, no perdonaríamos a nadie dos veces en un mismo día.
Por eso, cuando Jesús les dijo
que debían perdonar siete veces al día a quien pecara contra ellos si siete
veces se arrepintiera, los discípulos le dijeron “aumenta nuestra fe”.
Una
única “medida” de fe
Romanos, 12:3 Digo, pues, por
la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Pablo no está diciendo que una
medida de fe, particular y única, es decir, distinta, fue repartida a cada
uno, sino que está hablando de la medida de la fe, también única pero
universal, es decir, para todo el mundo igual. No es UNA medida de fe sino LA
medida de fe.
No es que Dios da a algunos un
cucharon de fe y a otros un gotero de fe. Dios no hace acepción de personas en
términos de los que nos regaló en la cruz. Jesús murió en la cruz y dijo “hecho
esta”. No podemos decir “a mí se me murió un ser querido porque me toco poquita
fe”.
¿Y cuál es esa medida de fe,
que es LA medida de la fe?. La SUFICIENTE. Crees y el milagro ocurre. No crees
y el milagro no ocurrirá.
No es que un paralitico es
sanado y queda rengo o cojo o un ciego es sanado y queda tuerto porque tuvieron
un 50% de fe.
Hay algo que provoca confusión
y es la historia del centurión de Mateo, 8. Para los que no conocen la
historia, llega un centurión romano a Jesús y le dice: Rabid, tengo un criado
mío muy enfermo, pero ni vengas a mi casa, solo di la palabra y mi criado
sanara, a lo que Jesús contesta “ni aun en Israel he hallado tanta fe”. De acá
que mucho dicen “hay tanta fe” o “hay poca fe”. Hasta Jesús lo dijo.
Pero esta historia con el centurión
ocurre antes de que se perfeccionara el nuevo pacto. La obra redentora de Jesús
aún no estaba completa. Jesús todavía no había muerto ni, por ende, había resucitado
ni le había entregado la autoridad a la iglesia. Cuando este milagro ocurre y
cuando ocurrieron otros milagros en el viejo pacto, los santos del AT no tenían
acceso a la fe sobrenatural sino que tenían que poner su fe natural o humana (y
vaya que la tenían) en las promesas de Dios.
Pero nosotros, luego de que
Cristo muere y resucita (después de esta historia con el centurión romano), Él
envía el Espíritu Santo sobre nosotros y es cuando aparecen los nueve frutos
del Espíritu:
Gálatas, 5:22 Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 5:23
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
¿Qué es un fruto?. Algo que
está en la planta y crece de manera natural y va a salir cuando tenga que
salir.
La fe, entonces, es un fruto o
es algo que Dios tiene que aumentar (no puede ser las dos cosas a la vez). La
fe, claro está, es un fruto que esta por el solo hecho de haber aceptado a
Cristo y de que, a consecuencia de ello, tengamos al Espíritu Santo morando con
nosotros.
Cuando Jesucristo dice en la
cruz, antes de expirar, CONSUMADO ES, significa que esa única medida de fe,
igual para todos, nos fue dada. Es LA medida de fe.
Como
opera esta fe
Si sigues enfermo o no has
prosperado o todavía tienes problemas en tu casa, no es porque tengas un
problema de fe sino que tienes un problema de conocimiento. No sabes lo que
tienes y entonces no lo has podido usar.
Si no enciendes el interruptor
de la luz en tu casa, te quedas a oscuras y esto nada tiene que ver con la planta
generadora de energía eléctrica. La fe opera como una ley.
El apóstol Pedro tenía esa fe
sobrenatural de Dios: sanó un cojo en la entrada del templo, resucitó a Dorcas
de la muerte y sanó enfermos con su sombra.
2
Pedro, 1:1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis
alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe
igualmente preciosa que la nuestra:
Pedro
está diciendo: la misma fe sobrenatural que opera en mi opera también en ti.
¿Cuándo obtuviste esa fe?. Esa
medida de fe te fue dada cuando Jesús dijo en la cruz “consumado es”. En ese
momento (y cuando te convertiste, es decir, cuando naciste de nuevo) te fue
dada LA medida de fe que se necesita para cualquier milagro. Lo uses o no lo
uses, la tienes (es indistinto). Tiene que ver con que si conoces lo que tienes
o no.
La
fe es una ley
Romanos, 3:27 ¿Dónde, pues,
está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No,
sino por la ley de la fe.
La ley de la fe (por ser
precisamente una ley) opera equitativamente en todos aquellos que tienen a
Cristo en el corazón. Algo no puede ser categorizado como una ley si no aplica
de la misma manera pata todos y en donde quiera. Pero la mayoría no cree que la
fe sea gobernada por una ley.
Si alguien se tira de un
edificio, del piso 8 o 9, se va a matar porque está operando la “ley de la
gravedad”. ¿Sera que Dios lo quiso ver morir?. ¿Sera que el Señor lo castigó al
no hacerlo flotar en el aire?. No. Dios no va a cambiar la ley de gravedad para
salvar su vida. Esta persona salto y está violando una ley. Y Dios no puede
violar sus propias leyes.
Y la Biblia dice que la fe
también es una ley. La ley de la fe es una ley que incluso Dios respeta. Es
como una restricción que se autoimpuso Dios a sí mismo. Si muchas veces no te
sanas, no te logras comprar la casa, no sales de la pobreza, etc., no es porque
Dios es soberano y quiere que estés en esa situación sino porque no están
cumpliendo la ley de la fe o la estas violando. No tienes fe, no siembras, no
cosechas. Si tú no cumples la ley de la fe no tendrás sus beneficios. Ahora, si
tú cumples la ley de la fe, la fe se activa. Tienes que cumplir la ley de la fe
con corazón de niño.
Entonces tenemos que aprender cómo
opera esa ley. Porque si no entendemos la ley de la fe, como la gravedad, nos podemos
matar. Hay gente que se muere sin que Dios haya querido que se muera, que es
pobre sin que Dios quiera que sea pobre y que es infeliz sin que Dios quiera
que sea infeliz. Dios dice: yo hice toda la obra en la cruz, todos los regalos
te los di allí, que lo entiendas o no entiendas es tu problema, pero tienes la
medida de fe que tuvo y tiene todo el mundo: la de Cristo y los apóstoles. Si lo
crees, entonces ya no me hables más de la montaña sino háblale a la montaña de
mí, dice el Señor.
Hace 4.000 años atrás la ley
de la electricidad ya existía. Sin embargo, hombres santos como Abraham o como
Moisés no pudieron disfrutar de la electricidad. ¿Por qué?. ¿Les falto fe?. No.
La ley de la electricidad estaba allí, antes que el hombre la descubriera, ya Dios
la había puesto en la tierra. Los hombres santos del AT eran ignorantes de esa
ley (no la conocían).
Hay personas que pasan
necesidades porque desconocen el poder de Dios, son ignorantes de lo que Dios
les regalo. Son personas santas, son personas piadosas pero ignoran las leyes
de Dios y, entre ellas, la ley de la fe.
La
incredulidad contamina y drena la fe
La incredulidad contrarresta
la fe, provocando un cortocircuito. La incredulidad drena y contamina la fe.
La mayoría de las personas en
la iglesia guardan las oraciones no contestadas en una carpeta a la que llaman
“Dios es soberano”.
Muchos ministros, por ejemplo,
cuando oran por un enfermo, lo hacen así: “Señor, si es tu voluntad, sánalo y,
si no, tu eres soberano”. Es verdad que Dios es soberano, pero no podemos orar
con falta de fe. Si no ocurre el milagro, decimos, es porque Dios no quiso.
Esto no es lo que el Señor nos dejó en las Escrituras. Él dice: tú tienes que
contrarrestar la incredulidad con fe.
Jesús va al monte, junto con
tres discípulos, a transfigurarse, donde se encuentra con Elías y Moisés.
Mientras tanto, el resto de los discípulos lidiaban con un endemoniado. Cuando
Jesús vuelve, se acerca el padre del endemoniado y le dice “tengo un hijo
lunático, endemoniado y tus discípulos no lo pudieron liberar”.
Jesús no dijo “solo yo puedo
reprender demonios” sino que dijo “generación incrédula, hasta cuando voy a
estar con ustedes” y no se lo dijo al padre del muchacho sino a sus discípulos:
Mateo, 17:14 Cuando llegaron
al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 17:15
Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque
muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 17:16 Y lo he traído a tus
discípulos, pero no le han podido sanar. 17:17 Respondiendo Jesús,
dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
Jesús ya los había entrenado y
les había dado autoridad pero, aun así, los discípulos no habían podido con
este caso.
Mateo, 10:1 Entonces llamando
a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda
dolencia.
Pero tenemos un cristianismo
incrédulo. El mismo enojo que tuvo Jesús con sus discípulos, lo tiene también
hoy con nosotros.
Mateo, 17:18 Y reprendió Jesús
al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.
17:19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué
nosotros no pudimos echarlo fuera? 17:20 Jesús les dijo: Por vuestra poca
fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza,
diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será
imposible. 17:21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Jesús resuelve el caso y luego
sus discípulos le preguntan por qué ellos no habían podido hacerlo. Ellos
pensaban que Jesús les diría “porque ustedes no son como yo”. Pero Jesús les
dice “por vuestra poca fe”, es decir, por vuestra incredulidad. Y les dice más:
“este género, sale con ayuno y oración”.
Este pasaje de Mateo, 17:21 es,
junto con otros, uno de los pasajes más malinterpretados de toda la Biblia. Jesús
no puede estar hablando aquí del género de demonio que afectaba al muchacho
porque si no, lo de Mateo, 10:1 no sería cierto.
Lo recordamos:
Mateo, 10:1 Entonces llamando
a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda
dolencia.
Allí Jesús les había dado
autoridad sobre los espíritus inmundos para para sanar TODA enfermedad y TODA
dolencia. Por lo tanto, no podría el Señor ahora establecer una excepción y
decirles que bueno, para echar fuera a algunos demonios, en realidad, se
necesitaba “algo más” sobre lo cual Él no les había informado o que la
autoridad que les había dado no era sobre todo espíritu, porque hay algunos
“más complicados que otros”.
El género al que se refiere el
Señor, que se va con oración y ayuno, es el de la INCREDULIDAD que estaba
afectando a los discípulos y que les habían impedido expulsar al demonio que
atormentaba al hijo de aquel hombre. El género de la INCREDULIDAD de los
discípulos es el que se va con oración y ayuno y no el demonio que atormentaba
al muchacho.
Por eso no debes pedir más fe
sino llevar tu incredulidad a cero, que fe ya hay la suficiente, desde la cruz
del calvario. La fe es una, no crece sino que es semejante a un grano de
mostaza, como dice el Señor.
Este estudio esta basado en la siguiente predica de DANTE GEBEL:
Este estudio esta basado en la siguiente predica de DANTE GEBEL:
MARCELO
D. D’AMICO
Maestro
de la Palabra – Ministerio Rey de Gloria