martes, 14 de marzo de 2017

APÓSTOLES EN LA ACTUALIDAD




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Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video es el mismo que el expuesto mas abajo):




Introducción

Hoy está de moda discutir si todavía hay apóstoles entre nosotros, tal vez porque muchos líderes cristianos hoy se adjudican esa condición. Algunos se manifiestan a favor y otros en contra. Los que se manifiestan en contra, sostienen que hoy no hay apóstoles ya es imposible que puedan cumplirse los requisitos bíblicos necesarios para ser considerado apóstol. Veremos esos requisitos y también veremos hasta que punto esto es verdad.

A modo de anticipo, solo diremos que hoy si existen apóstoles pero en un sentido un poco distinto a los que pusieron los pilares fundacionales de la iglesia.

Requisitos bíblicos para ser apóstol

En el libro de los Hechos, podemos leer:

Hechos, 1:21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 1:22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 1:23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 1:24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 1:25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 1:26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles

Los anteriores pasajes se refieren a la elección de un nuevo apóstol para suplantar a Judas Iscariote quien, como se sabe, luego de traicionar al Señor, se quito la vida.

Hubo dos candidatos:

[1] José, llamado Barsabás, que tenia por sobrenombre Justo; y

[2] Un tal Matías;

Se echaron suertes y la elección recayó, finalmente, sobre Matías (Hechos, 1:26).

Cuando Pedro se refiere a los candidatos dice:

[1] “estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros” (Hechos, 1:21), dando a entender que, para preseleccionar a ambos candidatos, fue importante el hecho de que los dos habían convivido con el Señor desde su bautismo por Juan el Bautista hasta su ascensión;

[2] “uno (de los dos candidatos) sea hecho testigo - continúa diciendo Pedro - con nosotros, de su resurrección” (Hechos, 1:22), dando a entender que, además, era necesario haber visto a Cristo resucitado; y

[3] Podríamos agregar que, además, era necesario haber sido comisionado (enviado) personalmente por Jesús en los términos de:

[a] Mateo, 10:16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas; y

[b] Hechos, 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Hasta aquí un antecedente bíblico acerca de los requisitos que era necesario cumplimentar para ser considerado apóstol.

El caso de Pablo

Mas allá de que, como veremos, Pablo se consideraba a sí mismo un apóstol, ¿cumplió Pablo con lo requisitos anteriormente mencionados?. ¿Fue Pablo un apóstol?.

Algunos falsos profetas y maestros se habían infiltrado en la iglesia de Corinto para socavar la autoridad de Pablo, afirmando que ni siquiera era un apóstol “como los otros”. Pablo escribe la Primera Epístola a los Corintios para responder, entre otras cosas, a esta cuestión:

1 Corintios, 9:1 ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? 9:2 Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.

Pablo acaba de afirmar que el vio al Señor y lo re-afirma en:

1 Corintios, 15:5 y que apareció a Cefas, y después a los doce.

15:6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 15:7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 15:8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.


Es claro que Pablo vio al Señor resucitado. Cabria preguntarse ahora si Pablo fue comisionado por el Señor para algo.

Recordemos el relato de la conversión de Pablo:

Hechos, 9:3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 9:4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 9:5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 9:6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer

A Pablo le fue encomendado el Evangelio de la incircuncision (de los incircuncisos o gentiles):

Gálatas, 2:7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 2:8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 2:9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

Pablo afirma que le fue encomendado (fue comisionado para) el evangelio de los gentiles (no judíos) de la misma forma que a Pedro le fue encomendado (fue comisionado para) el evangelio a los judíos.

Además, Pablo siempre encabezo sus cartas presentándose como un apóstol nombrado (comisionado) no por los hombres sino por Dios:

Gálatas, 1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 1:16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles

Romanos, 1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 

1 Corintios, 1:1 Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios

2 Corintios, 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios

Gálatas, 1:1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

Efesios, 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios

Colosenses, 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios

1 Timoteo, 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza,

2 Timoteo, 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,

Tito, 1:1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,

Pablo, entonces, lleno los requisitos para ser apóstol y así fue reconocido en vida por sus contemporáneos.

El mismísimo Pedro reconoce la autoridad apostólica de Pablo en:

2 Pedro, 3:15 Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 3:16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. 

En Apocalipsis, 21:9-14 un ángel le muestra a Juan la Nueva Jerusalén. Entre otras cosas, Juan ve doce puertas (Apocalipsis, 21:12) que representan a Israel y doce cimientos (Apocalipsis, 21:14) que representan a la iglesia.

Al respecto, Jack Kelley, el reconocido ensayista bíblico, observa:

Cuando Judas Iscariote traicionó al Señor y luego se suicidó, los Doce eran discípulos, o estudiantes. Más tarde, los once restantes, ahora Apóstoles (los enviados), votaron y escogieron a Matías para reemplazar a Judas. Nada más se dice sobre Matías, y no sabemos por qué. Obviamente, al que seleccionó Dios fue a Pablo, el más prolífico de los autores del Nuevo Testamento. Yo creo que será el nombre de Pablo el que veremos en uno de estos cimientos.

Por último, el haber convivido con Jesús antes de su crucifixión y resurrección (Hechos, 1:21) fue “importante” para Pedro a la hora de preseleccionar a los dos candidatos que reemplazarían a Judas (de entre los cuales fue elegido Matías), pero no puede ser un requisito para ser considerado apóstol porque entonces ni el mismísimo Pablo de Tarso hubiera calificado, ya que Pablo, aunque sí tuvo un encuentro con Cristo resucitado camino a Damasco, no conoció personalmente al Señor antes de crucifixión y resurrección.

¿Hay apóstoles hoy?

¿Puede alguno de nuestros contemporáneos calificar para ser considerado apóstol?.

Para responder esta pregunta, habría que preguntarse si alguno de nuestros contemporáneos podría reunir los requisitos antes mencionados:

[1] ¿Podría alguien, en nuestros días, tener un encuentro personal con Cristo resucitado?; y

[2] ¿Podría alguien, en nuestros días, ser comisionado personalmente por Jesucristo para alguna tarea?;

Ambas cosas son totalmente posibles en nuestros días. Teniendo en cuenta esto y el hecho de que la palabra “apóstol” significa “enviado”, es totalmente posible y, además, legitimo desde el punto de vista bíblico que, en nuestros días, haya apóstoles.

En Romanos, Pablo escribe:

Romanos, 16:7 Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo.

A Andronico y a Junias se les trata de apóstoles.

Pero (siempre hay un pero) debemos aclarar que la palabra “apóstol” puede emplearse en dos sentidos:

[1] en un sentido GENERAL, para referirse a aquellos que, en nuestros días, hayan tenido un encuentro con Cristo resucitado y hayan sido comisionados por el Señor para algo; y

[2] en un sentido ESPECIAL, para referirse a los 12 apóstoles que estuvieron con Jesús, mas Pablo de Tarso;

En un sentido GENERAL hoy continua habiendo apóstoles, pero Pablo fue el último de los apóstoles definido en el sentido de recibir una comisión ESPECIAL, mediante un encuentro personal con el Señor resucitado para unirse al testimonio fundacional de los apóstoles que caminaron con Cristo.

Los apóstoles del NT fueron el comienzo y las piedras del fundamento de la iglesia. Por lo tanto, ese oficio apostólico del NT es único y no puede repetirse. Como mensajeros del Señor resucitado, pusieron las bases de la iglesia de Jesucristo y no puede alterarse ni se le puede agregar nada a ese fundamento. Esos apóstoles no pueden tener sucesores.

Al respecto, Pablo escribe:

1 Corintios, 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 

Pablo se autodenomina el “perito arquitecto, que puso el fundamento y que no es otro que Jesucristo” y nos advierte que “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto”.

De hecho Pablo, en Gálatas, profiere una maldición para todos aquellos que intenten cambiar ese fundamento:

Gálatas, 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

La palabra “anatema” significa “maldito”.

Pablo continua diciendo en 1 Corintios, 3:10-15, que “otros”, que vendrán después de él, sobreedificaran sobre ese fundamento que él puso y advierte que tengamos cuidado como sobreedificamos, porque lo que pongamos sobre el fundamento que puso el será probado por el fuego.

Lo que Pablo está diciendo es que, los que vengan después de él, solo podrán sobreedificar sobre el fundamento que él puso pero no podrán cambiar ese fundamento, agregando ni quitando nada. En este sentido ESPECIAL, es claro que ya no hay mas apóstoles.

¿Puede Dios, hoy, levantar a otro como Pablo de Tarso?.

Claro que puede, pero no necesita hacerlo porque los fundamentos de la iglesia ya fueron puestos por Pablo y nadie puede cambiarlos, bajo pena de maldición (Gálatas, 1:8).

Los apóstoles son levantados por Jesucristo

1 Corintios, 12:4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 12:5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 12:6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

Los dones son del Espíritu Santo pero los ministerios son de Jesús.

Los cinco grandes ministerios de la iglesia son:

[1] apóstol;
[2] profeta;
[3] evangelista;
[4] pastor; y
[5] maestro de la palabra;

Jesús es el que nombro a los Apóstoles y el que nombra a los pastores, a los profetas, maestros y evangelistas.

Jesús se le apareció a Pablo de Tarso, no fue el Espíritu Santo. Fue Jesús quien lo nombro apóstol. Mientras Jesús entrega los ministerios, el Espíritu Santo entrega los dones, todo con el beneplácito del Padre.

Conclusión

Ha quedado demostrado que, en la actualidad, si hay apóstoles, pero en un sentido GENERAL (como enviados). Ninguno de los que hoy, legítimamente incluso, se autodenominan apóstoles puede recibir nuevas revelaciones que alteren el Evangelio del NT recibido de Jesucristo y los apóstoles.

Los pilares fundacionales de la iglesia ya han sido establecidos por los apóstoles que caminaron con Cristo, más Pablo de Tarso. Esto apóstoles que, en un sentido ESPECIAL, colocaron los pilares fundacionales de la iglesia, no tienen sucesores.

Como ya nos hemos preguntado ¿podría Dios hoy levantar a “otro Pablo de Tarso”?. Claro que puede, pero no necesita hacerlo, ya que “el Pablo que si levanto” ya vino y cumplió sobradamente con su tarea.


QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!

Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra – MINISTERIO REY DE GLORIA