viernes, 28 de septiembre de 2012

OCULTISMO = DESTRUCCION

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Por el autor del blog:

Quiero hablarles de algo que siempre ha atraído al hombre, por diferentes causas, y siempre ha traído para él, la misma consecuencia: su propia destrucción y la destrucción de otros.

Empecemos por el principio ¿qué es el ocultismo?.

El término ocultismo está tomado del latín “occultus”, que significa “tapar, esconder o aquellas cosas que son ocultas o secretas”. Una breve definición de ocultismo es “la práctica de lograr conocimiento o poderes sobrenaturales fuera del Dios de la Biblia”.

A través de estas prácticas, los ocultistas buscan ejercer influencia en circunstancias presentes o futuras, en la vida de ellos o de otros. También, algunas personas pretenden tener contacto con lo sobrenatural para adquirir poder.

¿Por qué hay tanto interés en el ocultismo?.

Los expertos señalan varios factores:

1)    esta profetizado en la Biblia que, en los últimos tiempos, va a predominar la maldad y habrá un rebrote de las practicas ocultas, todo dentro de un marco de “apostasía” y rechazo deliberado hacia Dios y hacia todo lo que tiene que ver con Dios;
2)    el desencanto con la iglesia y la religión organizada;
3)    la curiosidad (hay una atracción hacia el ocultismo que apela a nuestro interés en lo invisible; muchos comienzan con un juego inofensivo, pero esto suele llevar a más);
4)    hay una búsqueda de poder; las personas quieren tener control sobre el futuro, los espíritus o sobre otras personas.

Entre las prácticas ocultas se encuentran:

a)    el satanismo;
b)    el fetichismo;
c)    las magias blanca y negra;
d)    el espiritismo;
e)    la teosofía;
f)     la adivinación;
g)    la brujería;
h)   la metafísica; y
i)     muchas más.

Categorías de ocultismo:

Hay tres categorías principales en el mundo del ocultismo:

1)    la adivinación;
2)    la magia; y
3)    el espiritismo;

La adivinación es un intento de predecir el futuro y, con él, moldear nuestra vida en consecuencia. Las artes de adivinación incluyen la astrología, el zodíaco, las bolas de cristal, las cartas de tarot, la quiromancia, la numerología y los horóscopos. 

La segunda categoría es la magia o paganismo. Los que están en la magia intentan controlar el presente mediante ceremonias, sortilegios y hechizos. Las artes mágicas incluyen la hechicería, la magia blanca, la brujería, el satanismo, las misas negras y los hechiceros. 

Finalmente, tenemos el espiritismo. La palabra espíritu viene del latín “spiritus”, cuyo equivalente griego es “pneuma” (respiro, soplo, exhalación, soplo vital, espíritu; de aquí viene la palabra “neumático”). El sufijo “ismo” indica doctrina filosófica, religiosa, etc. De ahí tenemos el término espiritismo. Los que están involucrados en el espiritismo intentan comunicarse con los muertos y recibir información o ayuda de ellos. El espiritismo involucra las tablas guija, sesiones de espiritismo, necromancia y fantasmas. También, hay individuos que a través de ritos tienen la facultad de invocar poderes del más allá, que son espíritus malignos, ángeles caídos, o demonios.

Pero ¿qué dice la Biblia de todo esto?. ¿Dice algo?. Por supuesto que sí (y con “nombre y apellido”, como siempre).

En primer lugar, Dios, como el verdadero Padre que es, quiere siempre lo mejor para nosotros, sus hijos. Y, ademas, es celoso. Esta escrito:

Éxodo, 20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 

Cuando Satanás tuvo el descaro de tentar a Nuestro Señor Jesucristo en el desierto, El le respondió:

Mateo, 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

Por su parte, el Apóstol Pablo nos recomienda pensar en cosas buenas:


Filipenses, 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 

Deuteronomio 18, dice que las prácticas de la hechicería, brujería, adivinación y necromancia son detestables para el Señor y fueron estas prácticas las que motivaron el juicio de Dios sobre los cananeos, utilizando Dios a Israel para aplicar la pena capital a nivel nacional sobre ellos:

Deuteronomio, 18:9 Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 18:10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 18:11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 18:12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. 18:13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. 18:14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.

Por su parte, en Levítico podemos ver:

Levítico, 19:31 No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.

Levítico, 20:6 Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.

Levítico, 20:27 Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.

Manasés, el Rey de Judá sacrificó a sus hijos en el fuego y practicó la hechicería y la adivinación, provocando la ira de Dios. Leamos los siguientes versículos:

2 Crónicas, 33:1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. 33:2 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel: 33:3 Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió culto. 33:4 Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente. 33:5 Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. 33:6 Y pasó sus hijos por fuego en el valle de los hijos de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores: se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.

Era tal abominación por el hecho que Israel tuviera algún tipo de práctica pagana que Dios ordenó que quienes lo hicieran, murieran por ello. Hoy en día no se mata a nadie por practicar ocultismo y dominar los poderes oscuros del mal, pero el principio continúa siendo el mismo: Dios dice que todo esto es abominación para Él.

Aunque actualmente no apedreamos personas, El Señor todavía considera que estas cosas merecen su propia sentencia de muerte. Hasta el punto de que la persona se mata en vida, se contamina y trae consigo maldición para sí misma y sus generaciones venideras. A menos, que se arrepienta y se aparte de su mal camino.

Dios claramente dice que nosotros “Hijos de Dios”, su Pueblo, nada tenemos que ver con ninguna de esas categorías del mundo de lo oculto.

Lo único que trae aparejado la práctica de ocultismo es DESTRUCCION.

Yo sé porque lo digo, porque lo he vivido y, de alguna manera, lo sigo viviendo.

No practiquen ocultismo, en ninguna de sus formas. Y traten de acercarse a Dios, todo lo que puedan.




QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!

¿HAY UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD?

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Fuente:


Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Si ustedes creen, como yo, que la Biblia enseña un Rapto de la Iglesia antes que comience la Semana Setenta de Daniel, entonces sin duda alguna han pensado qué les sucederá a sus amigos y familiares y a todos los que no se vayan en el Rapto. ¿Tendrán una segunda oportunidad?.

Los que se pierden:

2 Tesalonicenses, 2:8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 2:9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 2:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 2:11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 2:12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Aquí Pablo establece el caso de que la Iglesia tiene que irse antes que el anticristo sea oficialmente revelado. Aquellas personas que se pierden creerán la mentira de que el anticristo es aquel que Dios ha enviado para regir el mundo. Pablo enseñó que Dios realmente les va a ayudar a llegar a esta falsa conclusión porque habrán rehusado creer en la verdad y ser así salvas. Por eso es que se están perdiendo.

A primera vista este pasaje parece decir que no habrá una segunda oportunidad, que el tiempo para creer la verdad que nos salva ha terminado con el Rapto. La palabra griega traducida “rehusar” (creer) literalmente significa que no aceptaron la verdad. Eso implica que la verdad les fue presentada y que estas personas la rechazaron.

Pero esto no necesariamente soluciona el asunto. ¿Es que estas personas tienen que escuchar el Evangelio y rechazarlo conscientemente para ser contados entre quienes se pierden, o el fracaso de dar una respuesta afirmativa resulta en su rechazo por defecto?. ¿Todas las personas que se quedan después del Rapto estarán contadas entre quienes se pierden, o habrá algunas que no lo estarán?.

Sin tener que meternos en los matices del idioma griego, veamos si hay otros lugares en las Escrituras que puedan ayudarnos a encontrar más de una respuesta. Lo más lógico que podemos hacer es ver si podemos encontrar cualquier evidencia convincente de que los gentiles pueden salvarse después del Rapto. (Asumo que ustedes saben que muchos judíos serán salvos durante la semana Setenta porque esa es una de las razones para la misma.).

Es cierto que cuando empiece la Semana Setenta de Daniel Dios se enfocará una vez más en Israel. De Daniel 9:24-27 es fácil ver que Él aún tiene asuntos pendientes con ellos.

Daniel, 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Algunas de las cosas que prometió hacer por medio de ellos, en el versículo 24, sencillamente no se han hecho todavía (terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos). No ha habido un final de la rebelión de Israel en contra de Dios, la justicia perdurable no ha llegado, hay 500 profecías que permanecen sin cumplirse, y el Lugar Santo no ha sido ungido. Ninguna de estas cosas abarca el mundo en general. Todas se relacionan con el pueblo de Daniel, los judíos, y la Santa Ciudad de Daniel, Jerusalén.

¿Y qué de los gentiles?:

Dios, mientras restaura a Israel después del Rapto, va a proveer una manera para que el remanente de la gente, incluyendo los gentiles, lo busquen a Él (Hechos 15:17).

Hechos, 15:16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

La evidencia de esto la encontramos en algunos versiculos de Apocalipsis 7, en donde se describe una multitud de creyentes de después del Rapto, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que llegan al cielo. Esto nos dice que muchas de estas personas creyentes serán gentiles quienes han sido salvadas de la Semana Setenta de Daniel antes que comience la Gran Tribulación.

Apocalipsis, 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

Apocalipsis, 7:13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 7:15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

Algunas personas pueden decir que este grupo es la iglesia y colocan el Rapto aquí, entre el sexto y séptimo juicio de los sellos, pero eso no puede ser correcto. En primer lugar Juan, el discípulo más cercano con la Iglesia, no los reconoce (Ap. 7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes). Pero más directamente, su destino no es el mismo que el de la Iglesia. Esta gran multitud está frente al Trono de Dios, pero no están sentados con Jesús como lo estará la Iglesia (Efesios 2:6). Esta multitud servirá al Señor día y noche en Su Templo, pero no reinarán con Él y nunca se les llama reyes o sacerdotes.

Yo creo que esta gran multitud de creyentes habrá llegado a la fe principalmente debido al Rapto. Habrán escuchado el Evangelio pero, ni lo aceptaron ni lo rechazaron, sino que pospusieron su decisión hasta que ya fue demasiado tarde. El Rapto removerá el último obstáculo para su conversión, proveyendo la confirmación de que usted y yo estábamos en lo correcto y que intentamos decírselos.

Esta es una evidencia de que habrá gentiles salvos después del Rapto. Pero antes que ustedes se pongan cómodos con esto, recuerden que para poder llegar al cielo deben morir aquí en la Tierra. Estas personas serán algunas de los primeros mártires de la Semana Setenta. Esperar hasta después del Rapto para ser salvos no será como esperar el próximo autobús. Estas personas tendrán que soportar mucho más para recibir mucho menos.

La gente ha pensado porqué una multitud tan grande puede morir al principiar la Semana Setenta antes que el anticristo pueda tener su gobierno mundial totalmente estabilizado y antes que Satanás more en él. La Biblia no lo dice, pero yo creo que eso puede ser el resultado de una reacción violenta en contra de los creyentes después del Rapto.

Las profecías paganas que señalan el mismo tiempo general nos dicen que el mundo de manera intuitiva sabe sobre los juicios venideros. El Rapto será la evidencia incontrovertible de que Dios está casi listo para darles duro. Las represalias en contra del pueblo de Dios son porque están enemistados con Él por haber hecho lo que dijo que haría, lo cual puede ser una de las motivaciones detrás de las matanzas masivas.

Otra razón puede ser la furia que muchas personas van a sentir justo cuando creían que se habían desecho de los entrometidos cristianos, dejando libre la vía para la vida utópica que habían soñado tener, cuando un nuevo tropel de gente vendrá a arruinarles las cosas. Recuerden, con el Espíritu Santo removido, la influencia que detiene el mal ha sido quitada, y así será durante estos años. “Mueran los infieles” puede ser la consigna del mundo impío.

Algunos promotores de la Nueva Era dicen que el mundo se está dirigiendo hacia su paso final de evolución. Este es uno espiritual el cual va a lanzar una paz y una armonía universales. Ellos dicen que los cristianos vueltos a nacer y los judíos ortodoxos están deteniendo ese proceso al aferrarse a una noción anticuada de un Único Creador que rige sobre todos y por eso deberán ser removidos del camino. Ellos asemejan el Rapto a una extirpación de un peligroso cáncer que de otra forma le quitaría la vida a un cuerpo saludable.

Esta matanza de creyentes pronto será vista como un acto de la misericordia de Dios porque ciertamente no todos los creyentes de después del Rapto morirán. Otros tendrán años de sufrimiento frente a ellos empezando con los horribles eventos naturales y sobrenaturales que envenenan el aire y el agua incluyendo el ataque agonizante de langostas demoníacas que hará que las personas deseen la muerte para ser liberadas de eso (Apocalipsis 9:1-6). Un tercio de la humanidad morirá por estos juicios (Apocalipsis 9:18).

Recuerden. La Gran tribulación no habrá empezado aún. Tampoco esto será la última oportunidad que tendrán los gentiles de después del Rapto para ser salvos. Apocalipsis 14:6-7 habla de otro altar mundial justo antes que empiece la Gran Tribulación.

Aclaracion: los ultimos 7 años que se inician luego del Rapto de la Iglesia (la Semana 70 de Daniel), pueden ser divididos en dos mitades: los primeros 3 y ½ años, llamados Tribulacion y los segundos 3 y ½ años, llamados Gran Tribulacion.

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adoren a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.

Esto será justo después de que la marca de la bestia ha sido presentada, a lo que le seguirá una advertencia de que el ponerse esta marca resultará en la separación permanente de Dios y una eternidad garantizada de sufrimiento (Apocalipsis 14:9-11). Los juicios de la Gran Tribulación serán tan severos que si se dejan correr su curso nadie podrá sobrevivir. Pero a causa de los escogidos, el Señor hará que terminen después de tres y medio años.

Me alegra que haya terminado:

Únicamente cerca de la mitad de la población del mundo de después del Rapto sobrevivirá hasta el final. Durante los juicios cara a cara que seguirán a la Segunda Venida el Señor va a encontrar creyentes entre los sobrevivientes, tanto judíos como gentiles. A pesar de la completa exclusión aún de los niveles más básicos de la sociedad y un temor interminable de ser capturados y muertos, estas personas vivirán para estar frente al Señor y recibir sus recompensas.

Las parábolas de Mateo 25 describen eso y el juicio de las ovejas y los cabritos (Juicio de las Naciones) es exclusivamente para los gentiles sobrevivientes (Mateo 25:31-33).

Mateo, 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 25:33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Las personas que han demostrado su fe por sus acciones serán bienvenidos para vivir en el Reino. Ellas ayudarán a repoblar las naciones de la Tierra. Egipto y Asiria se mencionan específicamente en Isaías 19:25, pero yo creo que habrá otras naciones en el Milenio también.

Quizás algunos de sus actuales amigos y familiares no creyentes se encontrarán entre uno u otro de estos grupos después del Rapto. Si eso es así, aquellas personas que no han sido martirizadas viviran un tiempo que usted no le desearía ni a su peor enemigo. Jesús dijo que ese sería el peor tiempo que jamás vendría sobre la humanidad. Por favor no adopten un punto de vista fatalista sobre estas personas, y tampoco se conformen con una salvación de después del Rapto para ellas.

Pero si ustedes a estas personas les están golpeando la cabeza con el Evangelio, no lo hagan tampoco. Eso no funciona. La estrategia más efectiva es doble. Oren por su salvación con la misma intensidad con la que ustedes orarían por su recuperación de una enfermedad peligrosa. Y muéstrenles los beneficios de ser creyentes permitiendo que la fe inquebrantable suya sea un faro de luz y una fuente de esperanza en este mundo oscuro y moribundo. Nada más será tan efectivo. No tenemos mucho tiempo así que si ustedes no han empezado a hacerlo, ahora es el momento.

Ya casi se escuchan los pasos del Mesías.



QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!


jueves, 27 de septiembre de 2012

HEBREOS 6: QUE SE NECESITA PARA SER SALVOS

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Fuente:


Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Hebreos, 6:4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Empecemos por el principio:

Empecemos por revisar lo que es básico de nuestra relación con el Señor. ¿Qué se necesita para ser salvos? Yo creo que la mejor respuesta a esa pregunta es la que el Señor expresó en Juan 6:28-29.

Juan, 6:28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Esta era una oportunidad perfecta para enumerar todas las cosas que tenemos que hacer para cumplir con los requisitos de Dios. Jesús pudo haber repetido los Diez Mandamientos. Pudo haber repetido el Sermón del Monte. Pudo haber enumerado cualquier cantidad de advertencias y restricciones necesarias para lograr y mantener las expectativas de Dios hacia nosotros. ¿Pero qué fue lo que Él dijo? “Crean en el que Él ha enviado”. Punto. Esa era una repetición de Juan 3:16, la cual confirma que el creer en el Hijo es el solo y único requisito para la salvación.

Juan, 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Esta frase no contiene nada para que pueda ser malinterpretada. Estas son dos de las declaraciones más claras de la Biblia sobre la salvación:

a)       Juan, 6:28-29; y
b)       Juan, 3:16;

Unos capítulos después, Él dijo que Su Padre estaba en completo acuerdo. Y no solamente nuestra creencia era suficiente para darnos la vida eterna, sino que es la voluntad de Dios que Jesús no pierda a ninguno de nosotros que han creído. Usted y yo somos conocidos por desobedecer la voluntad de Dios, ¿pero Jesús lo hizo alguna vez? ¿Y no es Él a quien se le ha responsabilizado por guardarnos?. Leámoslo:

Juan, 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Y en caso de que no nos hayamos fijado en esta promesa, Jesús la volvió a hacer, y con más claridad, en Juan 10:28-30.

Juan, 10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 10:29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 10:30 Yo y el Padre uno somos.

Tanto el Padre como el Hijo han aceptado la responsabilidad de nuestra seguridad. Una vez que estamos en Sus manos, nadie nos puede quitar de allí.

Yo he utilizado a propósito las palabras que el mismo Señor pronunció para establecer este asunto, porque ya puedo escuchar el coro de “Si, pero” que arman todas aquellas personas que rehúsan tomarlas literalmente para lanzar sus versículos favoritos que niegan la Seguridad Eterna, aunque las estén malinterpretando, como es el caso.

Veamos de qué se trata esto de la “Seguridad Eterna”:

Pablo de Tarso, en su Epístola a los Romanos, dice:

Romanos, 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Si usted es salvo, Dios lo sabía desde antes que creara la Tierra. Previo a darle a Adán su primer aliento, Él miró sobre toda la vasta extensión del tiempo y vio el momento en que usted tomaría esa decisión voluntaria e independiente para servirlo a Él (Él lo sabía de antemano). Es en ese momento cuando Dios hace una reservación para usted en el Reino, jurando que nunca borrará su nombre del libro (Él predestinó). Cuando llegó el momento correcto Él le habló a su corazón, sabiendo que usted respondería (Él llamó). Y cuando usted lo hizo Él le purificó de todos sus pecados, considerándolo a usted desde ese momento en adelante, como si nunca hubiera pecado (Él justificó). Y un día, pronto, Él le dará a usted un cuerpo nuevo eterno y un lugar cerca de Él en Su Reino (Él glorificó) (Romanos 8:29-30).  En el contexto del tiempo usted tomó su propia y libre decisión para aceptar el perdón que Jesús adquirió para usted. Pero habiendo visto el fin desde el principio, Él siempre supo que usted lo haría. Durante toda su vida Él le ha estado observando, preparándole para el día en que usted tomaría esa decisión. Y desde entonces, Él le ha protegido, porque Él ha prometido que nunca perderá a nadie que se le haya dado (Juan 6:39-40). Él sabe que es el trabajo del pastor guardar a las ovejas. Y Él es el Buen Pastor.

Una característica de Dios que nos da el mayor consuelo es saber que Él no puede mentir ni cambiar de manera de pensar, como tampoco contradecirse a Sí mismo. Él no puede decir algo en un lugar y luego decir algo enteramente diferente en otro. Él es consistente. Si Él dice que somos salvos solamente porque creemos en Él, y que Él ha aceptado la responsabilidad de mantenernos así, es que podemos confiar en ello. Como lo veremos, cualquier cosa en la Biblia que pareciera contradecir estas declaraciones simples y claras, tiene que estar hablando de alguna otra cosa.

Pero primero, puesto que Él le ha dado tanto énfasis a que creamos, miremos esa palabra más de cerca. ¿Qué quiere Él decir con “creer”? La palabra griega para creer es “pístis”. Según la Concordancia Strong, es una “convicción o credibilidad con respecto a la relación del hombre con Dios y las cosas divinas, generalmente con la idea incluida de confianza y fervor santo nacidos de la fe y unidos con esta”. En relación con el Señor Jesús significa, “una convicción fuerte y bienvenida, o creencia, que Jesús es el Mesías, por medio del cual obtenemos la salvación eterna en el reino de Dios”.

El Apóstol Pablo nos dio un vistazo muy valioso sobre la naturaleza de esta creencia. Él escribió:

Romanos, 10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

La creencia de la que Pablo hablaba no es solamente un asunto del intelecto, o alguna pasión emotiva del momento. Es una convicción que se forma muy dentro de nuestro corazón; es la conviccion de que Jesús no es solamente un hombre. Él es nuestro Señor, y Él llevó consigo el castigo de nosotros por nuestros pecados, el cual es la muerte. Y para demostrar que Dios aceptó Su muerte como suficiente, Él levantó a Jesús de los muertos para que se sentase a la par de Él en los lugares celestiales (Efesios 1:20). Puesto que Dios no puede morar en la presencia del pecado, y puesto que la paga del pecado es la muerte, cada uno de nuestros pecados tenía que ser pagado. Si aun solamente uno de ellos hubiera permanecido sin pagarse, Jesús aun estaría en la tumba. Así que tenemos que creer que Jesús se levantó de los muertos para creer que nosotros también lo haremos.

Es la clase de creencia que lo salva a uno y lo mantiene de esa manera, porque pone en movimiento una cadena de eventos que son irreversibles. En esta cadena hay cuatro eslabones. Usted pone dos y el señor pone los otros dos. Usted escucha y cree, y el Señor marca y garantiza.

Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido. Este Espíritu es el anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar, cuando haya completado nuestra liberación y haya hecho de nosotros el pueblo de su posesión, para que todos alabemos su glorioso poder (Efesios 1:13-14 Dios Habla Hoy).

Efesios, 1:13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 1:14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

La palabra “anticipo” es un término legal que describe un pago inicial que constituye una obligación legal que debe de cumplirse con la compra. Si usted alguna vez ha adquirido una propiedad, entonces está familiarizado con el término “Prima Inicial” de depósito. Es lo mismo. Si usted no está familiarizado con ese término, aquí hay otro ejemplo. Es como si hubiéramos sido “apartados”. El precio ha sido pagado y hemos sido quitados del mostrador hasta que la persona que nos ha comprado regrese para llevarnos consigo. Mientras tanto no podemos ser comprados por nadie más porque, legalmente, le pertenecemos a la persona que pagó el anticipo de primero. “Ustedes no son sus propios dueños”, se nos dice. “fueron comprados por un precio”" (1 Corintios 6:19-20). Eso quiere decir que no podemos ser “des-comprados” ni aun por nosotros mismos.

1 Corintios, 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Todo esto sucedió en el primer momento en que creímos, antes podíamos hacer cualquier cosa ya fuera para ganar o para perder nuestra posición. El hombre en la cruz a la par de Jesús es el prototipo de esta transacción. Habiendo hecho algo lo suficientemente malo como para ser ejecutado, se le prometió un lugar en el Paraíso, solamente porque él creyó en su corazón que Jesús era el Señor de un reino venidero (Lucas 23:42-43). Puesto que Jesús también estaba siendo ejecutado, eso significaba que él creía que Jesús sería levantado de los muertos.

Lucas, 23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 23:40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 23:41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Pablo lo puso aun más claro cuando repitió esta increíble promesa en 2 Corintios 1:21-22:

2 Corintios, 1:21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 1:22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

Esta vez él removió cualquier duda sobre Quién es el que nos mantiene salvos. Ahora es Dios Quien nos hace a usted y a mí estar firmes en Cristo. Dios ha puesto Su sello en nosotros y Su Espíritu en nosotros, como Su garantía personal. ¿Qué podría ser más claro que esto?.

Unión y comunión:

Si la doctrina de la Seguridad Eterna está tan clara, ¿por qué hay tanto desacuerdo?. Yo he encontrado dos razones. La primera es sobre la naturaleza doble de nuestra relación con el Señor. Una parte se llama Unión, la cual es eterna e incondicional, y está basada solamente en nuestra creencia. Efesios 1:13-14 describe nuestra Unión con Dios que está sellada y garantizada. Una vez que hemos nacido de nuevo, no podemos “des-nacernos”. Esa unión queda para siempre. El Espíritu Santo está sellado dentro de nosotros desde el momento en que creímos hasta el día de la redención. En ninguna parte de Las Escrituras se encuentra ni siquiera una insinuación que pueda revocar esta garantía.

La otra parte se llama Comunión la cual es un poquito más complicada. La comunión es ese estado de constante cercanía a Dios la cual le permite a Él bendecirnos en nuestra vida diaria, haciendo que las cosas nos sucedan y protegiéndonos de los ataques del enemigo. Es como si Él hubiera hecho equipo con nosotros para darnos una ventaja sobrenatural. La Comunión se define en 1 Juan 1:8-9 como que es tanto terrenal como condicional a nuestro comportamiento.

1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Aun como creyentes, mientras estemos aquí en la tierra, continuaremos pecando. Y puesto que Dios no puede morar en presencia del pecado, nuestros pecados no confesados interrumpen nuestra relación terrenal con Él y nos pueden privar de las bendiciones que de otra forma podemos estar recibiendo. Aun somos salvos en el sentido eterno, pero estamos fuera de Comunión aquí en la tierra.

Y cuando estamos fuera de Comunión, nos convertimos el blancos legítimos para que el enemigo nos dañe, como le sucedió a Job. El pecado de Job era su auto justificación y debido a que no lo confesaba, Dios le permitió a Satanás afligirlo hasta llevarlo al punto de recobrar su juicio otra vez. Cuando lo hizo, él lo confesó y fue restablecido. Dios nunca lo abandonó. Su intención todo el tiempo fue la de traer de vuelta a Job a Él.

Para una ilustración en el Nuevo Testamento, tomemos la Parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:11-32).

Lucas, 15:11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 15:12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 15:13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 15:14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15:15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 15:16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 15:17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 15:18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 15:19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 15:21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 15:22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 15:23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 15:24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. 15:25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 15:26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 15:27 El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 15:28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 15:29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 15:30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 15:31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 15:32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

Aquí vemos un ejemplo muy claro de lo que significa “apartarse”. El hijo pródigo dejó la casa de su padre y se fue por sus propios medios, pero aun así nunca dejó de ser el hijo de su padre. Cuando se dio cuenta de su error se devolvió y fue como si nunca se hubiera ido.

El caso de Job fue real y nosotros sabemos que el Señor estaba dirigiendo todo el asunto, algo que Job no sabía. La historia del Hijo Pródigo es una parábola, pero yo estoy convencido de que el mismo principio se aplica aquí. Cada vez que un “hijo pródigo”, o “hija pródiga”, se va por su cuenta, Dios obra silenciosamente para desbaratar los sentimientos de auto-suficiencia y lo atractivo de la independencia, dándole un codazo al hijo descarriado para que se vuelva al camino. Esta es la forma como los pastores mantienen el rebaño junto, y nuestro Pastor ha prometido que nunca perderá a ninguno de nosotros.

Como el hijo menor, siempre perteneceremos a la familia de nuestro Padre. Pero no recibiremos ninguna de Sus bendiciones mientras permanezcamos apartados de la Comunión. Y así como Job y el Hijo Pródigo, cuando retornamos a nuestro Padre y confesamos nuestros pecados, de inmediato somos purificados de toda maldad y restaurados a la Comunión.

Una de las razones de por qué tantos cristianos viven unas vidas tan derrotadas es que al haber escuchado solamente la parte de la Unión al ser creyentes, únicamente conocen que Dios les ha perdonado sus pecados y que un día estarán con Él cuando mueran, o sean Raptados. Estas personas no se dan cuenda que aun es necesario confesar sus pecados cada vez que pecan para poder permanecer en Comunión con Dios. Y de esa manera, al estar privados de la providencia de Dios, se pueden descorazonar y aun dejar de orar y asistir a la iglesia. Otros creyentes, que tampoco entienden esta relación doble, miran al desastre en que están metidos y piensan que pudieron haber perdido su salvación. Y como el caso de los amigos de Job, buscaron en la Palabra de Dios para encontrar la confirmación de lo que ya creían, y al tomar los versículos fuera de contexto, creen que han encontrado la prueba que necesitan.

La Unión y la Comunión no son ideas solamente del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, aun cuando Israel era obediente en pensamiento y obras, haciendo lo mejor que podía para complacer a Dios, los sacerdotes aun tenían que sacrificar un cordero sobre el altar cada mañana y cada tarde por los pecados del pueblo. En el Nuevo Testamento, 1 Juan 1:9 es el equivalente de todos esos sacrificios diarios por el pecado. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Esto fue escrito para los creyentes que ya son salvos pero que están en peligro de no estar en Comunión debido a sus pecados.

El regalo y la recompensa:

El otro motivo por el que las personas se confunden es que existen dos tipos de beneficios en la eternidad. El primero es el regalo gratuito llamado Salvación, el cual se les otorga a todas aquellas personas que lo piden en fe sin tomar en cuenta ningún mérito, y el cual garantiza nuestro ingreso en el Reino. Efesios 2:8-9 es el modelo, al decir que la salvación es un Regalo de Dios.

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

El segundo consiste en las recompensas celestiales que podemos ganar por las cosas que hacemos como creyentes aquí en la tierra. Filipenses 3:13-14 son unos buenos versículos para explicar esto.

Filipenses, 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 

Además del regalo, hay un premio, o recompensa.

Un regalo es algo que se da producto del amor, sin tomar en cuenta los méritos, y nunca se pide devolverlo. Una recompensa, por el otro lado, es algo a lo que nosotros como personas, calificamos para ganarla. Y si no nos cuidamos podemos perderla (Apocalipsis 3:11).

Apocalipsis, 3:11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.

Pablo había recibido el regalo de la salvación, el cual llevaba consigo. Y ahora él se concentraba en ganar la recompensa también.

En 1 Corintios 9:24-27 él explicó la diferencia en gran detalle.

1 Corintios, 9:24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 9:25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 9:26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 9:27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

Ningún atleta olímpico quedaba satisfecho con solamente haber calificado para participar en los juegos. Todos querían ganar la corona del vencedor. De la misma manera nosotros no debemos estar satisfechos con solamente haber recibido el Regalo de la salvación. Ahora debemos vivir nuestras vidas como creyentes de tal manera que podamos también ganar la Recompensa.

La Biblia le llama a algunas de estas recompensas coronas, y mientras que la corona del atleta pronto se marchitaba (estaba hecha de ramitas de hiedra), las coronas de los creyentes pueden permanecer para siempre. Vale la pena hacer algunos sacrificios para obtenerlas. Es por eso que Pablo dijo que “golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:27).

Estas coronas se identifican como la Corona Incorruptible (de la Victoria) en 1 Corintios 9:25, la Corona del Ganador de Almas en Filipenses 4:1 y 1 Tesalonicenses 2:19, la Corona de Justicia en 2 Timoteo 4:8, la Corona de Vida en Santiago 1:12 y Apocalipsis 2:10, y la Corona Incorruptible de Gloria en 1 Pedro 5:4.

La diferencia entre el Regalo y la Recompensa también la podemos ver en 1 Corintios 3:12-15.

1 Corintios, 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

En el juicio de los creyentes, la calidad de nuestras obras sobre la tierra será probada por el fuego. Solamente la obra que sobrevive la prueba nos dará la recompensa. Pero debemos observar que aun si todas nuestras obras son destruidas por el fuego, aun tenemos nuestra salvación. ¿Por qué?. Porque la Salvación es un regalo gratuito de Dios, dado como una muestra de amor, independiente de cualquier mérito.

El Señor también mencionó otras recompensas. En Mateo 6:19-21 Él nos aconseja:

Mateo, 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Hay ciertas cosas que como creyentes podemos hacer aquí en la tierra que producen esos depósitos en nuestra cuenta celestial. Algunas personas creen que este pasaje se refiere a la forma como utilizamos nuestro dinero. ¿Lo utilizamos para enriquecernos, acumulando riquezas que sobre exceden nuestras necesidades?. ¿O lo utilizamos para la obra del Reino?. Aquí tenemos una sugerencia. Nuestros diezmos es lo que le debemos a Dios. Es lo que hacemos con el dinero que nos queda lo que en realidad cuenta. Y con la medida que usemos, se nos medirá (Lucas 6:38).

Para resumir, en el Nuevo Testamento tenemos versículos como Efesios 1:13-14 que hablan sobre la Unión. Hay versículos como 1 Juan 1:8-9 que hablan sobre la Comunión. Hay versículos como Efesios 2:8-9 que hablan sobre el Regalo y hay versículos como 1 Corintios 9:24-27 que hablan sobre la Recompensa.

Los versículos que enfatizan el creer, explican la naturaleza permanente de nuestra unión con Dios, y están dirigidos hacia la eternidad. Estos con los versículos de la Unión. Aquellos que involucran la gracia y la fe, son los versículos de las Recompensas. Aquellos que requieren trabajar y están dirigidos hacia la calidad de nuestras vidas sobre la tierra, son versículos de la Comunión, y aquellos que requieren obras e involucran los galardones eternos, son versículos de Recompensas.

Cuando usted mira las Escrituras desde esta perspectiva, todas las contradicciones aparentes desaparecen y usted ya no tendrá que pensar más porqué Dios pareciera decir una cosa en un lado y algo diferente en otro. El asunto se vuelve en algo que se debe de identificar correctamente y es el punto central de algún pasaje en particular que uno está leyendo. Se debe determinar el contexto al leer los versículos que lo rodean, y así poder asignarle una de estas cuatro categorías.

Y ahora sobre Hebreos 6:

Entonces, ahora sí estamos listos para comentar Hebreos 6:4-6 un pasaje que con frecuencia se cita para oponerse a la doctrina de la Seguridad Eterna. Por favor recuerden que toda esta carta (el Evangelio de Hebreos) fue dirigida a los creyentes judíos quienes estaban siendo atraídos para seguir guardando la Ley, por lo que el contexto es el Nuevo Testamento vs. el Antiguo. (La razón por la que esta carta se encuentra en la Biblia, es porque este asunto aun se practica hoy en día, solo que ahora abarca tanto a judíos como a gentiles.).

En Hebreos 6:1-3 el autor dijo que él ahora pasaba más allá de las enseñanzas elementales relacionadas a la salvación, y en el versículo 9 él confirmó que él ha estado hablando sobre las cosas que acompañan a la salvación. Eso nos dice que los versículos 4-6 no están relacionados con la salvación (Unión) sino a las cosas que la acompañan (Comunión). Sabemos que la idea de que un creyente haga algo que le haga perder de manera irrecuperable su salvación, está en contradicción directa a la clara promesa de que el Espíritu Santo está sellado dentro de nosotros desde el mismo instante de haber creído y hasta nuestra redención.

Entonces, ¿qué es lo que estos creyentes hacen que pueda ser considerado como apartarse?. Recordemos que ellos eran judíos que habían probado lo bueno de la palabra de Dios y de los poderes de la era venidera, la Iglesia. A ellos se les estaba advirtiendo de no devolverse al Antiguo Pacto para encontrar los remedios de su constante pecado en los sacrificios diarios.

¿Y qué es lo que les prevenía ser restaurados?. El continuar con las prácticas de esos remedios en lugar de simplemente confesar sus pecados. Al hacerlo ellos estaban relegando la muerte del Señor al mismo nivel de la de los dos corderos que se sacrificaban diariamente. La Ley era solamente una sombra de las cosas buenas que venían, y no la realidad en ella misma. Una vez que la Realidad apareció, ya la sombra no era efectiva. ¿Y cuál sería su castigo?. La pérdida de la Comunión. Vivir una vida derrotada, sin producir frutos, todas sus obras siendo quemadas en el juicio de 1 Corintios 3. Pero ¿eran aun salvos? ¡Sí!.

Entonces, la advertencia en Hebreos 6 es en contra de interrumpir nuestra Comunión con Dios, no el romper nuestra Unión con Él. La clave está en la frase “renueven su arrepentimiento”. Aquellas personas que dependían de los sacrificios diarios en vez de confesar sus pecados directamente a Dios, en realidad estaban volviendo a crucificar al Señor de nuevo, puesto que Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Los sacrificios diarios eran una anticipación de Él, y cuando Él vino la sombra cedió el campo a la realidad. Ya la vieja manera no era suficiente para restaurarlos a la comunión. La aplicación moderna de todo esto es devolverse para depender de nuestras propias obras para mantenernos salvos, en lugar de confiar en Dios Quien es El que nos mantiene.

Puesto que 1 Juan 1:9 dice que la confesión trae el perdón de nuestros pecados y la limpieza de toda maldad (la renovación para arrepentirse de nuevo), entonces, por implicación cualquier otra cosa que no sea la confesión de nuestros pecados, impide el perdón y la purificación, y causa el alejamiento de Dios. Eso no revoca nuestra salvación, sino que debido a que Dios no puede estar en la presencia del pecado, sí se suspende nuestra relación, privándonos de las bendiciones que de otra forma podríamos recibir.

Hay muchos otros versículos que de manera inequívoca nos prometen la seguridad eterna. Y puesto que la Biblia no se puede contradecir a sí misma y permanecer siendo la Palabra de Dios, el interpretar Hebreos 6 como que tiene que ver con la salvación, está en violación directa de la regla básica de interpretación, la cual enseña que debemos utilizar los versículos más claros para poder interpretar los que parecen ser los más oscuros, y no al revés. Los versículos más claros y de más fácil interpretación sobre la salvación explican que la salvación es por la gracia por medio de la fe.

Nada de lo anterior tiene la intención de justificar el pecado. Como una demostración de nuestra gratitud por el regalo de la salvación, a los creyentes se les advierte continuamente en las Escrituras, de vivir nuestras vidas de una manera que le agrade a Dios. Y eso no es para ganar o mantener la salvación, sino como un agradecimiento al Señor por habérnosla dado. Y para poder lograr eso, el Espíritu Santo ha llegado a morar en nosotros para guiarnos y dirigirnos, y para orar por nosotros.

Y puesto que el Espíritu de Dios mora en nosotros ya no estamos bajo el control de la naturaleza pecaminosa y es así como podemos complacer a Dios por la forma en que vivimos. Y a pesar de que hacemos todo esto por gratitud por el regalo que Él ya nos ha dado, el cual es la Unión con Él, Él nos bendice de nuevo con la Comunión aquí en la tierra y las Recompensas en la eternidad. Selah.




QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!