martes, 21 de abril de 2020

EVIDENCIAS DE UNA VERDADERA CONVERSIÓN


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Nota: El siguiente estudio está basado, en una buena parte, en una predica del conocido predicador norteamericano Paul Washer (te dejo el video debajo de todo).

Cristianos que no viven como cristianos

La iglesia de Corinto era una iglesia muy dotada. Muchos dones y conocimiento. Pero muchas veces esta iglesia no caminaba como una iglesia de Cristo. Los miembros de la iglesia no se portaban como creyentes.

En 1 Corintios, Pablo escribe a la iglesia reprendiendo a muchos hermanos, que estaban dentro de la iglesia. Se enojaron un poco con Pablo. Algunos falsos maestros habían entrado en la iglesia, enseñando a todos que Pablo ni siquiera era un apóstol:

1 Corintios, 9:2 Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor. 

Entonces Pablo escribe 2 Corintios, para arreglar las cosas con la iglesia.

Pero todavía Pablo está preocupado por las personas que se reúnen en esta ciudad. ¿Por qué?. Porque dicen que son creyentes, pero no están viviendo como creyentes. En el día de hoy es algo normal en Occidente, entre los “evangélicos”. En EEUU (dice Paul Washer, refiriéndose a su propio país) el 65% de las personas se creen cristianos “renacidos”, pero EEUU es un país muy inmoral. En el día de hoy, hemos bajado los estándares del Evangelio y hemos cambiado el Evangelio. Hemos reducido el Evangelio de Cristo a nada más que unas pocas leyes espirituales. En EEUU, Sudamérica y Europa, hay personas que caminan creyendo que son creyentes, simplemente porque alguna vez en su vida tomaron una decisión, pero su vida nunca cambio. Son personas que viven engañadas.

Aquí mismo (dice Paul Washer, refiriéndose a su auditorio) hay como unas 100 personas. No soy profeta, ni hijo de profetas, pero les digo que hay personas aquí que no conocen a Cristo. En un grupo de este tamaño siempre es así, especialmente entre los jóvenes. Hay personas aquí que no son salvas y lo saben. Hay otros, en cambio, que se creen salvos, pero están engañados y hay creyentes de verdad aquí.

Yo no puedo mirar dentro del corazón de cada persona, pero de alguna forma no tengo que hacerlo. ¿Por qué?. Porque el creyente verdadero se conoce por sus frutos. Nosotros somos salvos solo por medio de la fe, no por las obras.

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 

Tito, 3:5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 

Pero una persona que de verdad es cristiana, esta persona ha sido renacida. Dios ha hecho una obra sobrenatural en su vida. Cuando una persona viene a Cristo, por medio de la fe, es el resultado de una obra sobrenatural de Dios. Es una obra tan sobrenatural como la misma creación del universo. El hombre nace con un corazón corrupto, adámico, caído. El hombre nace con un corazón que aborrece a Dios. Pero Dios, a través de la predicación del Evangelio y la obra del Espíritu Santo, puede cambiar el corazón de una persona. Pero esta persona, con un corazón nuevo, un corazón cambiado, no solamente se arrepiente y cree sino que también sus afectos cambian. Antes de conocer a Cristo una persona ama el pecado, pero luego de conocer a Cristo una persona aborrece el pecado. Antes de conocer a Cristo, una persona aborrece la justicia, pero después de conocer a Cristo una persona ama la justicia. Tiene un cambio en su corazón.

Tengo algunas preguntas para ti. ¿Tu corazón ha cambiado?. ¿Amas la santidad?. ¿Aborreces el pecado?. ¿Te estas alejando más y más del mundo y acercándote más y más a Dios?. Pablo dice “si alguno esta en Cristo, nueva criatura es”. O sea: si no eres una nueva criatura, no eres creyente.

Pablo está hablando a los que se dicen creyentes, pero no están viviendo como creyentes:

2 Corintios, 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

¿Qué está enseñando Pablo aquí?. Para tener la certeza de que de verdad somos salvos, debemos examinar nuestra vida. En el cristianismo de la actualidad, casi todas las personas hablan de su decisión, yo tome mi decisión, yo ore, yo recibí a Cristo, yo levanté mi mano, Cristo me ha salvado. Pero Pablo dice que, para tener la certeza y la seguridad de nuestra salvación, debemos examinar nuestro “estilo de vida”.

Yo no los conozco (dice Paul Washer, dirigiéndose a su auditorio) pero, en un grupo de este tamaño, yo sé que algunos de ustedes van a la iglesia, aun saben cómo hablar como creyentes pero, cuando no están en la iglesia, cuando están con sus amigos, cando están a solas, no viven como creyentes. Y no hay ningún deseo en sus corazones por seguir a Cristo de verdad. No estudian las Escrituras sino el mundo. No quieren ser como Cristo sino como los demás en el mundo. No aprenden de Cristo sino que aprenden de ellos. Están engañados. Y, si mueren esta noche, van a ir al infierno. Es un asunto muy serio. Hay tantas personas en este mundo dentro de los “evangélicos” que se creen salvos pero no son salvos. Y hay personas aquí engañadas.

Por sus frutos los conoceréis

Nunca debemos olvidarnos lo que Cristo dijo: “por sus frutos los conoceréis” (Mateo, 7:16). Por sus frutos, no por medio de lo que sale de la boca, no por medio de su confesión. Porque muchos van a acercarse a Cristo en el día del juicio y le van a decir “Señor, Señor” y el Señor les va a decir: “apártense de mí, nunca los conocí” (Mateo, 7:23).

Todos sabemos que Cristo era una persona llena del amor de Dios. Él amaba a los pecadores más que nadie. Ninguna persona puede acusar a Cristo de no tener amor en su corazón. Cristo vino a este mundo porque Él amó al mundo. El murió por el mundo. Pero mira lo que Él dice:

Mateo, 7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;

Si no fuera por las enseñanzas de Jesucristo, casi no tendríamos ninguna información sobre el infierno. Si estudiamos el AT, casi no habla del infierno. Las epístolas de los apóstoles tampoco hablan mucho del infierno. De modo que casi toda la enseñanza que tenemos en la Biblia sobre el infierno proviene de Cristo Jesús. Algunas personas hablan mal de mí diciendo que siempre estoy hablando del infierno, pero Cristo hablo más del infierno que del cielo. Cristo hablo del infierno más que los apóstoles y los profetas, más que todos los demás en las Escrituras juntos.

Yo no puedo decirles que los amo si no les digo la verdad. Que algunos de ustedes están en peligro. En un peligro grave, irrevocable. Un peligro eterno.

Mateo, 7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

¿Está Jesús enseñándonos que podemos ser salvos por medio de las obras?. No. ¿Podemos ser salvos por medio de nuestra manera de vivir?. Tampoco. Jesús claramente enseñaba que el hombre puede ser salvo solamente por medio de la fe. Pero aquí, Él está enseñándonos algo muy importante: los resultados de una fe verdadera. Una persona que de verdad ha creído en Cristo para salvación no va a caminar en este “camino espacioso”, sino que va a caminar en un camino bien marcado por la voluntad de Dios.

En el día de hoy yo veo un problema muy grande. Hay cristianos, que se dicen cristianos, que dicen amo a Cristo, Cristo es mi Salvador, pero ellos caminan en el “camino espacioso”, es decir, viven como el mundo. No se nota nada de santidad en sus vidas, nada de separación del mundo sino que caminan en el mismo camino con el mundo. Y, no sé cómo será en otros lados, pero en EEUU rara vez algún pastor habla de esto. No sé si temen a los hombres o no quieren perder sus iglesias. El tema es que tenemos un montón de evangélicos diciendo “soy cristiano” pero viven como el mundo, aman las cosas del mundo más que las cosas del Señor.

Aman el mundo, se nota en sus caras y en su manera de vivir. Cristo dice que no. Una de las evidencias de que en verdad has creído en Él es que no vas a caminar como el mundo sino que, poco a poco, Él te va a cambiar, te va a transformar.

En Mateo, 7:13-14 muchas personas creen que Jesús está diciendo lo siguiente: que la mayoría de las personas en el mundo son ateos, agnósticos, musulmanes, católicos y de otras religiones y que, por ello, se van a ir al infierno, pero hay un grupo pequeño, llamado cristianos “evangélicos”, que se va a ir al cielo. Esto no es lo que está diciendo Jesús en Mateo, 7:13-14. Lo que Jesús está diciendo es que, entre las personas que se dicen cristianos, entre las personas que confiesen mi nombre diciendo “Señor, Señor”, entre este grupo, pocos van a encontrar el camino de vida.

Y la prueba de esto está en:

Mateo, 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

En hebreo, cuando quieres enfatizar algo, repites la misma palabra. En Isaías, 6 el Señor es “Santo, Santo, Santo”.

Isaías, 6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

Cristo está diciendo: no toda persona que me diga enfáticamente “Señor”, entrara en el reino de los cielos, es decir, muchos de ellos no serán salvos. Esto significa que si solamente tienes una confesión de fe, esa confesión es igual a cero.

Pregunta: ¿haces la voluntad del Padre?. ¿Jesús está hablando de salvación por medio de la obras?. No. Él está diciendo lo mismo que Santiago, en Santiago, 2:14-17, 21: que si una persona, de verdad, cree en Cristo y tiene una confesión verdadera, esto se va a manifestar en su manera de vivir. Su estilo de vida va a reflejar obediencia a la voluntad del Padre.

Mateo, 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Tú dices que conoces a Cristo pero ¿Cristo te conoce?. Si yo voy a la Casa Blanca y digo “quiero entrar”, ellos no van a permitir que yo entre. Si digo “pero yo conozco al presidente”, tampoco me van a dejar entrar (porque el presidente es un personaje público, conocido por casi todos). Pero si el presidente sale de la Casa Blanca y dice yo conozco a ese hombre, entonces yo voy a poder entrar. Tú puedes decir todo el día que conoces a Cristo pero ¿Cristo te conoce?.

La frase “hacedores de maldad” proviene del griego, de la palabra “anomos”, donde “a” significa “no o sin” y “nomos” significa “ley”, es decir, “sin ley”. Lo que Cristo está diciendo es: “apártense de mi los de ustedes que, confesando mi nombre como Señor, vivieron en la Tierra como si yo nunca les hubiera dado una ley para obedecer”.

Muchos dicen “soy cristiano”, pero ni saben lo que son las leyes de Cristo. No les importa. Cristo está diciendo: “tú dices que eres mi discípulo pero vives tu vida como si nunca te hubiera dado una ley para obedecer, tú vives como quieres y haces todo conforme a tus pensamientos, todo conforme a la carne y a lo que el mundo está haciendo y dices que yo soy tu Señor, eso es mentira, apártate de mí”. Algunos de ustedes aquí, si mueren ahora, van a escuchar lo mismo. Porque tienen una fe que no produce ningún fruto (Santiago, 2:14-17, 21).

Mateo, 7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

De nuevo. ¿Cristo está diciendo que tenemos que tener obras pasa ser salvos?. No. Él está enseñando que, si somos salvos por medio de la fe, la evidencia de nuestra salvación va a ser los frutos.

Características de un verdadero cristiano según 1 Juan

Entonces ¿cómo podemos discernir si, en verdad, tenemos los frutos de un cristiano, las características de un cristiano verdadero?.

Pablo dijo que, para tener la certeza y la seguridad de nuestra salvación, debemos examinar nuestro estilo de vida (2 Corintios, 13:5). Pero ¿cómo podemos hacerlo?.

Examinando nuestra vida a la luz de las Escrituras:

1 Juan, 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

La frase “esta cosas” se refiere a todo el libro de 1 Juan. Y si estudiamos detenidamente esta carta, encontramos que esta carta consiste en una serie de pruebas, a la luz de las cuales cada creyente debe examinarse a sí mismo. Juan nos da algunas de las características más importantes de una persona que de verdad es cristiana. Y debemos comparar nuestro “estilo de vida” con lo que Juan ha escrito acá. Y si vemos contradicciones, debemos tener miedo.

Cuando Juan escribió el Evangelio que lleva su nombre, en la parte final él nos escribe el propósito de su Evangelio: “para que todos crean que Jesús es el Cristo”.

Juan, 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Ahora, en esta carta, el también nos enseña cual fue su propósito:

1 Juan, 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

Característica # 1: 1 Juan, 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él;

Cuando la Biblia dice aquí que Dios es luz, bueno, sí, significa que no tiene pecado, que es Santo pero Juan está hablando, más que nada, de la revelación de Dios. Lo que Juan está enseñando es que Dios no es un Dios “esotérico”, oscuro, escondido sino que, por el contrario, Dios nos ha revelado quien es y lo que El espera de nosotros, es decir, Dios no ha revelado su voluntad.

Esta es una clara enseñanza contra el “gnosticismo” (una herejía que infiltro el cristianismo primitivo), que afirma que el conocimiento de Dios solo está reservado a una élite de “iniciados”, siendo la “gnosis” (del griego “conocimiento”), la forma suprema de conocimiento solamente al alcance de los “iniciados”. Según esta doctrina, los iniciados no se salvan por la fe en el sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la “gnosis” o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe, ni la muerte de Cristo bastan para salvarse.

Para el “gnosticismo”, en la cima de la jerarquía humana estaban los “iniciados”, en los que predomina el espíritu. Ellos pueden experimentar la “gnosis” y acceder así a la salvación. Por debajo está el resto de los cristianos, en los que predomina el alma y que se pueden salvar siguiendo la guía de los “iniciados”. En la parte más baja están aquellos en los que predomina el cuerpo (la carne), donde abundan las “pasiones” y que, por ello, no alcanzarán la salvación.

Pero la salvación no es por el conocimiento (por obras) sino por gracia, por medio de la fe:

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Y no solo es para una “elite de iluminados” sino para todo aquel que cree:

Juan, 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Característica # 2: 1 Juan, 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

La palabra “andar” proviene de la palabra griega “peripateo”, donde “pateo” significa “caminar” y “peri” significa “por todo lugar”. El verbo también se encuentra en el tiempo presente, lo cual significa continuación.

Lo que Juan está enseñando es lo siguiente: si decimos que somos creyentes pero vivimos con un “estilo de vida” que contradice lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo, que contradice lo que Dios nos ha revelado en su ley, mentimos cuando decimos que somos creyentes.

Juan está hablando, entonces, de un “estilo de vida”. ¿Qué significa esto?. Si tú me sigues con una cámara, sacándome una foto, entonces tú puedes estar atrás de mí todos los días. Y un día, cuando me equivoco, tú puedes tomar una foto y puedes decir, basado en este texto, que Paul Washer no es cristiano. Pero no sería la verdad. No es una evidencia, porque has tomado solamente una foto. Pero si tú me sigues con una cámara de video durante un año, 24 horas al día, entonces vas a ver no un momento en mi vida sino un “estilo de vida”. Y en ese año, aunque soy creyente, vas a ver que fallo, que peco, que tengo que luchar contra el pecado, vas a ver eso, pero en mi “estilo de vida” vas a ver un hombre diferente de un mundano, un hombre que vive conforme a la voluntad de Dios, no perfectamente, porque todos nosotros pecamos (1 Juan, 1:8), pero vas a ver un cambio. Si comparas mi vida con la vida de un incrédulo vas a ver una diferencia muy grande. Y esto es lo que Juan está diciendo. Si examinas toda tu vida, tu “estilo de vida”, diariamente, durante un año, dos años, y ves que tu “estilo de vida” contradice lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo, su carácter y su voluntad, entonces debe tener miedo.

Ahora, si alguien examina tu vida, un año, simplemente observándote ¿va a ver una persona que (se nota) desea vivir conforme a la voluntad de Dios o va a ver una persona cuyo “estilo de vida” contradice todo lo que Dios nos ha revelado acerca de sí mismo y de su voluntad?. ¿Tu estilo de vida ha cambiado?. ¿Tu estilo de vida está cambiando todavía?. ¿El Señor está obrando en tu vida, cambiándote, más y más cada año, transformándote?. Si no, debes tener miedo.

Característica # 3: 1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros;

Si no reconocemos que tenemos pecado, no somos creyentes dice Juan. El creyente verdadero va a vivir un “estilo de vida” (1 Juan, 1:6) que, poco a poco, se conforma más y más a lo que Dios nos ha revelado acerca de sí mismo y acerca de su voluntad. Pero el creyente verdadero va a reconocer el pecado en su vida (1 Juan, 1:8). Él va a vivir una vida de arrepentimiento y él va a practicar la “confesión” (1 Juan, 1:9).

Un creyente es una persona quebrantada, que siempre está reconociendo sus fallas, arrepintiéndose de sus fallas y confesando sus fallas a Dios y aun a los hermanos. Es una persona que puede discernir cuando peca.

No sé cómo será aquí, pero, en los EEUU, cuando estoy predicando, des vez en cuando, el Espíritu Santo comienza a obrar. Y muchas veces, cuando estoy predicando, las personas comienzan a llorar, a quebrantarse. Y algo interesante es que, cuando el Espíritu se mueve así, entre los que se dicen cristianos, es interesante que las personas más santas, más dedicadas en la iglesia, son las personas que se quebrantan llorando con respecto a su pecado, mientras que los cristianos “carnales y mundanos” no lloran, no se quebrantan y están ahí sentados, felices. Lo que estamos viendo es la diferencia entre un cristiano verdadero y un cristiano falso.

Un cristiano no es perfecto. Un cristiano va a luchar con el pecado toda su vida. Un cristiano puede caer en el pecado. Pero un cristiano no puede vivir constantemente, años tras año, practicando el pecado, como un mundano, sin disciplina o sin quebrantamiento. El cristiano verdadero, cuando peca, Dios (su Padre) le va a hablar.

La palabra “confesión” ¿saben lo que significa?. Muchas personas creen que la confesión es simplemente decir “Dios, perdóname; he pecado”. Eso no es confesión. La palabra “confesión” proviene de la palabra griega “homologeo”, donde “logeo” significa “hablar” y “homo” significa “lo mismo”. Confesión, entonces, es “hablar lo mismo”. Tú estás enojado o impaciente y el Espíritu Santo te habla: “estas en pecado, estás enojado”. Confesión es cuando tú hablas lo mismo: “Señor, me has dicho que estoy enojado e impaciente; Señor, tienes razón, estoy de acuerdo contigo, lo que tú dices de mi es verdad”. Yo “hablo lo mismo” que Dios. Esto es confesión.

La vida de un creyente no está marcada por la perfección. Pero si está marcada por un “estilo de vida” que es diferente del mundo y tiene una relación diferente con el pecado. Cuando alguien viene a mí y me dice “tengo una nueva relación con el Señor”, yo le digo ¿tienes una nueva relación con el pecado?. Porque si no tienes una nueva relación con el pecado, entonces no tienes una nueva relación con el Señor. Bienaventurados los que lloran, porque pueden ver su necesidad.

Yo tengo 27 años en el Señor (dice Paul Washer) y puedo testificar que el Señor me ha cambiado de muchas formas. Pero ahora, que tengo más años en la fe y más conocimiento de la Palabra, veo más fallas en mí que cuando empecé. Es el Señor constantemente trabajando.

Es la diferencia entre un creyente y un incrédulo. La vida del creyente está marcada por la confesión y el quebrantamiento. Pero si una persona (aun siendo creyente) no renueva su mente con la Palabra de Dios, si no está estudiando la Palabra de Dios, si está llenando su vida con cosas del mundo, a veces ni puede ver su pecado.

El creyente peca, pero el creyente no puede vivir con su pecado, porque el Espíritu Santo es fiel y Dios es un Padre muy bueno, que disciplina a sus hijos. La Biblia dice: si tú te dices cristiano, pero Dios no te disciplina, entonces no eres cristiano:

Hebreos, 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 

Una de las marcas más grandes del amor de Dios es que nos disciplina y no permite que nosotros, sus hijos, andemos en pecado.

Característica # 4: 1 Juan, 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 2:4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 2:5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 

Nosotros sabemos que aun los cristianos más maduros pecan, fallan, tienen debilidades. Entonces ¿qué significa este texto?. De nuevo: tenemos que entender que Juan está usando verbos en tiempo presente, es decir, está hablando de un “estilo de vida”. Significa, entonces, que una persona que de verdad es un creyente va a tener una nueva relación con los mandamientos de Dios. Antes de conocer a Cristo, yo no quería saber nada de sus mandamientos, de su voluntad. Que me importa. No voy a leer la Biblia. No intentaba obedecer a Dios, conocer su voluntad. Cuando yo vivía en desobediencia, no me importaba. Pero, después de convertirme, yo tuve una nueva relación con los mandamientos de Dios. Ningún hombre guarda los mandamientos perfectamente, pero un cristiano verdadero tiene un estilo de vida que refleja obediencia. Tiene una nueva relación con la Palabra de Dios. ¿Tienes una nueva relación con sus mandamientos, con su Palabra, con su voluntad?. Cuando te conviertes, empiezas a tener interés por los mandamientos de Dios.

¿Qué dice Dios en su palabra?. ¿Cuáles son sus mandamientos?. ¿Cuál es su propósito para mi vida?. ¿Tienes, entonces, una nueva relación con la Palabra de Dios?.

Un pasaje relacionado con esto es el siguiente:

1 Juan, 5:3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 

¿Los mandamientos de Dios son tu deleite?. ¿Te esfuerzas para saber lo que ha dicho Dios o simplemente te crees cristiano porque vas al grupo de jóvenes y no eres tan malo como los demás?.

Característica # 5: 1 Juan, 2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Si interpretamos literalmente este versículo, entonces todos nosotros nos vamos el infierno. ¿Quién puede andar como el anduvo?. Si ni aun los pastores pueden andar como anduvo Cristo ¿qué significa este texto?. Cuando yo era un niño (cuenta Paul Washer), mi papa era un hombre muy duro. Y el, cada mañana, temprano, entraba en mi cuarto y me decía levántate. Y mi papa era un hombre muy duro: si él te decía levántate, tú debías levantarte. Y salíamos a dar alimentos a los animales, en invierno, con la nieve. Y mi papa era un hombre grande y caminaba delante de mí. Y yo, como un niño, quería ser igual. Yo estaba tratando de caminar como él. Si alguien hubiera visto el cuadro, no había duda de que ahí había un niño que intentaba caminar como su padre. Se notaba. A pesar de su debilidad, a pesar de sus fallas, viendo el caminar de este niño, no había ninguna duda de que el niño quería ser como su padre. Es lo que significa este texto. Cuando una persona ve tu estilo de vida ¿esta persona va decir “a pesar de sus fallas, se nota que esta persona quiere andar como Cristo”?. ¿Pueden ver esto en ti?. ¿Una pasión, un deseo, de vivir, de caminar como Cristo?.

Característica # 6: 1 Juan, 2:8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. 2:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 

¿Quién es el “hermano”?. La palabra “hermano”, aquí, se refiere a otros cristianos. ¿Buscas comunión con otros cristianos para hablar de Cristo?. ¿Buscas servir a otros cristianos en el nombre de Cristo?. ¿Quieres estar con otros cristianos muy dedicados para aprender de ellos?.

Antes de convertirme a Cristo, yo me burlaba de los creyentes, fastidiaba a los creyentes. Yo no amaba a los creyentes. Pero a partir del día que Cristo me salvó, mis afectos cambiaron. Yo quería estar con creyentes, hablando de Cristo, en comunión y compañerismo. Quería ir a la iglesia, escuchar los sermones del pastor.

Vamos a ver ahora un ejemplo acerca de cuan peligroso es interpretar las Escrituras a la ligera:

Mateo, 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 25:36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 25:37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 

Muchos pastores y predicadores usan este texto, como un pretexto, para argumentar que debemos cuidar a los pobres, que debemos dar alimentos a los que tienen hambre, que debemos visitar en la cárcel a personas que han cometido crímenes. Debemos hacer estas cosas, pero no es lo que está diciendo este pasaje.

Jesús no está diciendo “yo era un ladrón en la cárcel y me visitasteis” o “yo era un asesino en la cárcel y me visitasteis”. Siempre ustedes han escuchado este texto interpretado así. Pero Jesucristo está hablando de una cosa completamente diferente.

En los primeros tres siglos, la iglesia, en Roma, tenía que esconderse, porque era ilegal ser cristiano. Normalmente los cristianos de entonces se reunían durante la noche, en cuevas o en los bosques. Cuando terminaba la reunión, cada cual retornaba a su casa por un camino diferente. Y algunos eran capturados por los romanos y eran echados en la cárcel. En esa época, si una persona estaba en la cárcel, no recibía comida, ni agua, ni ropa, ni medicina. Y seguramente, antes de echarlos en la cárcel, los romanos los flagelaban con un látigo. Entonces, cuando la noticia se esparce, los hermanos se reúnen de nuevo, de madrugada, para decidir qué hacer. Y se designaba a alguien que llevara a los hermanos capturados comida, agua, ropa y medicinas.

Pero había un riesgo y era el siguiente: que aquel que visitara a los hermanos capturados, fuera sospechado de ser también un creyente, con lo cual el riesgo de terminar también en la cárcel también era alto.

Lo que Jesús está diciendo es que, el verdadero cristiano va a ir a auxiliar a sus hermanos en desgracia, a pesar del riesgo. Una de las evidencias más grandes de un cristianismo verdadero es que amas a los demás creyentes y tienes la buena voluntad de servir a los creyentes, aunque te cueste la vida. ¿Puede verse ahora como un texto bíblico puede ser malinterpretado?.

Al respecto Pablo escribe:

Gálatas, 6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Otros pasajes relacionados con el amor a los hermanos son:

1 Juan, 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
3:15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él;

1 Juan, 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?;

1 Juan, 4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 

Característica # 7: 1 Juan, 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Pero ¿qué es el “mundo”?. Siempre estamos hablando del “mundo” y nunca lo definimos. El “mundo” es cualquier idea, sistema, obra, acción, teoría, cualquier cosa que contradiga la voluntad de Dios.

Algunos ejemplos:

[a] Un hombre que trabaja para enriquecerse, no para la gloria de Dios, no para servir a otros, es amar al mundo.

[b] Un joven (chica o chico) sensual, que se viste para atraer a los demás, es amar el mundo.

[b] El orgullo, la independencia, la búsqueda de fama, es amar el mundo.

Miremos solamente algunas personas fuera de la iglesia (y algunas dentro de la iglesia también). ¿Están buscando a Cristo?. ¿Están buscando las cosas eternas?. No, están buscando las cosas del mundo. La generación actual de jóvenes es una generación “materialista”. La generación actual de jóvenes quiere cosas, una vida fácil, aman el mundo.

Hay algo muy importante en 1 Juan, 2:17. El versículo (que leímos) dice “el mundo pasa”. Este texto puede significar, simplemente, que el mundo está pasando, pero también puede traducirse como que “alguien” está detrás del mundo, empujándolo, para que el mundo “pase” y ese “alguien” es Dios. El Señor está detrás, empujando (en su soberanía) al mundo a su destino final que es su destrucción y, si estás viviendo para las cosas de este mundo, estás viviendo para cosas que no van a permanecer. Tu juventud, tu fuerza y tu belleza en unos años se irán.

Característica # 8: 1 Juan, 2:18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 2:19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros;

El apóstol Juan dice “ya es el último tiempo”, es decir, Juan creía que en su época ya se vivían los “últimos tiempos”. Muchos de nosotros, a su vez, creemos que los últimos tiempos son estos que estamos viviendo ahora. Pero ¿cuáles son los últimos tiempos?. Los “últimos tiempos” comenzaron a vivirse inmediatamente después de la cruz de Cristo. Ahí “se dio vuelta el reloj de arena” e inicio la cuenta regresiva, hasta el rapto de la iglesia, en primer lugar, y hasta la segunda venida de Cristo, en segundo lugar. Con la cruz de Cristo el reloj profético de Dios (que es Israel) se detuvo en la “semana 69”. Queda por cumplirse aún una última semana de años (7 años), que es la Tribulación, para que se termine de cumplir la profecía de “las 70 semanas de Daniel” (Daniel, 9:24-27).

El apóstol Juan habla aquí de los “anticristos”. Cuando escuchamos la palabra “anticristo” la relacionamos de inmediato con un personaje que aparece en Apocalipsis, 13:1 que vendrá a liderar la última rebelión contra Dios en los últimos siete años de las historia del gobierno humano (la semana 70 de Daniel). Este personaje, que aparecerá en los últimos días, también es mencionado por Daniel (Daniel, 9:27) y por Pablo (2 Tesalonicenses, 2:3-10).

Esto es cierto, pero también es cierto que “anticristo” es una actitud contra Cristo, su obra en la cruz y su reino. De hecho, los que tienen esa actitud son dominados por uno de los espíritus inmundos o demonios desencadenados por satanás contra de la iglesia llamado, precisamente, el “espíritu de anticristo”.

Pero lo más importante es lo que dice Juan respecto de los anticristos. Él dice “salieron de nosotros para que se manifestase que no todos son de nosotros”. No se pierdan este detalle. Los anticristos están dentro de la iglesia, no fuera. Tenemos la tendencia a pensar que los anticristos son los ateos, los científicos, los que profesan otras religiones, es decir, solemos pensar que los anticristos están afuera de la iglesia, pero Juan dice que están adentro, cuando dice “no todos son de nosotros”. Juan no se está refiriendo a los que están fuera de la iglesia, que ya sabemos que no son de nosotros. Se está refiriendo a los que están dentro de la iglesia.

¿Y quién es anticristo?.

1 Juan, 2:22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 2:23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre;

Es anticristo el que niega que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Aquel que se dice cristiano y niega que Jesús es el Cristo, no es cristiano. Es anticristo.

Característica # 9: 1 Juan, 3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios;

Este pasaje parece contradecir lo que Juan había dicho en esta misma carta:

1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Ahora el apóstol Juan afirma que, si somos nacidos de Dios, no pecamos:

1 Juan, 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
¿En qué quedamos?. ¿Pecamos o no pecamos luego de que hemos sido salvos?.

Muchos malinterpretan el siguiente pasaje:

2 Corintios, 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

La clave está en entender qué es la “nueva criatura”.

La Biblia dice que somos seres tripartitos:

1 Tesalonicenses, 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 

Cuando aceptamos a Cristo, en el mundo espiritual sucede lo siguiente:

Colosenses, 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

Mientras no aceptamos a Cristo, nuestro espíritu está muerto, aunque nuestra alma (la mente) y nuestro cuerpo (la carne) están obviamente “vivos”. Mientras no somos salvos, hay una “alianza” entre el alma (la mente) y el cuerpo (la carne), que es contra el espíritu (que está muerto).

Cuando aceptamos a Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en nuestro espíritu, resucitándolo. Surge, entonces, una nueva alianza entre nuestro espíritu (donde ahora mora el Espíritu Santo) y nuestra alma (la mente), mientras el cuerpo (la carne) es echado fuera en lo que Pablo denomina la “circuncisión de Cristo” (Colosenses, 2:11). Esta nueva “alianza” entre el espíritu (resucitado) y el alma (la mente), ahora es contra el cuerpo (la carne).




No obstante, en esta “circuncisión de Cristo”, el cuerpo es “echado fuera” pero no es restaurado. La “nueva criatura” de la que habla 2 Corintios, 5:17, está formada por el espíritu (resucitado) y el alma (la mente), pero no incluye al cuerpo (la carne), el cual recién será glorificado en el rapto o arrebatamiento de la iglesia (1 Corintios, 15:51-56). Esto quiere decir que nuestra redención, aun siendo salvos, todavía no está completa, la cual solo se completará en el rapto.

Mientras tanto, la “guerra contra la carne” continua y es por eso que seguimos pecando (aunque menos) después de ser salvos. Y el campo de batalla es la mente:


Otra confirmación, además de 1 Corintios, 15:51-56, de que “la nueva criatura” de 2 Corintios, 5:17 no incluye nuestro cuerpo, es lo que dice el apóstol Juan en 1 Juan.

Por un lado, el apóstol Juan dice que, luego de ser salvos, continuamos pecando:

1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Por el otro, el apóstol Juan afirma que, si somos nacidos de Dios, no pecamos:

1 Juan, 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Como hemos planteado ¿en qué quedamos?. ¿Pecamos o no pecamos luego de que hemos sido salvos?.

No se pierdan este detalle: mientras en 1 Juan, 1:8 el apóstol Juan se refiere al cuerpo, que “sigue pecando”, en 1 Juan, 3:9 se refiere al espíritu y el alma (la nueva criatura), que es lo que es “nacido de Dios y no puede pecar”.

Característica # 10: 1 Juan, 3:13 Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece;

No debes entristecerte cuando el mundo te rechaza:

Juan, 15:19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Ser rechazado por el mundo (por sus estándares, por su sistema) es una clara muestra de que eres un verdadero cristiano. Si no fueras de Cristo, el mundo te amaría porque “el mundo ama lo suyo y aborrece lo que es de Cristo”. Cuando comprenda esto, un verdadero cristiano se regocijara cuando el mundo lo rechace.

Característica # 11: 1 Juan, 4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo;

El que profetiza, lo hace para (1) edificar, (2) exhortar y (3) consolar:

1 Corintios, 14:3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 

Donde edificar significa “enseñar”, exhortar significa “marcar un error y animar a corregirlo” y consolar significa “aliviar (no quitar) la pena de alguien”.

Un verdadero cristiano debe juzgar las profecías a la luz de la Palabra de Dios Escrita (la Biblia):

1 Corintios, 14:29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.

Los cristianos (y las iglesias) que no juzgan las profecías que reciben están condenados a sufrir continuos desencantos y desilusiones, porque la profecía en la iglesia actual (el don de 1 Corintios, 12:10) no es infalible como la profecía contenida en las Escrituras (AT y NT).

¿Cómo debe un cristiano juzgar las profecías?:

[1] Cuando la profecía sea una exhortación, debe:

[a] ver que la profecía no contradiga las Escrituras; y
[b] auto examinarse y ver si no debe corregir alguna actitud;

[2] Cuando la profecía se refiera al cumplimiento de un hecho futuro, debe:

[a] ver que la profecía no contradiga las Escrituras; y
[b] ver que la profecía se cumpla en el tiempo;

Característica # 12: 1 Juan, 4:2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo;

Otros pasajes similares a este son:

1 Juan, 4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios;

1 Juan, 5:1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él;

Aquí Juan está escribiendo contra algunas herejías que redefinen la persona de Jesucristo: enseñanzas que niegan su deidad (divinidad), su nacimiento virginal, su vida sin pecado y/o su resurrección física. El liberalismo teológico y las sectas religiosas se revelan como “anticristo”, cuando niegan la plena deidad de Jesucristo, su nacimiento virginal o su muerte redentora en la cruz y su resurrección para salvación de los que creen. Todo alejamiento de la revelación bíblica acerca de Cristo da cabida a los espíritus demoniacos de engaño.

Un verdadero cristiano confesara siempre que Jesús es Dios encarnado, que es el Hijo de Dios y el Mesías (el Cristo).

Característica # 13: 1 Juan, 4:6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error;

Juan era un reconocido siervo de Dios, uno de los apóstoles que habían caminado con Jesús y un líder indiscutido de la iglesia. Un cristiano que no oye a los siervos a quien Dios ha dado autoridad no es un verdadero cristiano.

Característica # 14: 1 Juan, 4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor;

Uno de los nueve frutos del Espíritu Santo es el amor:

Gálatas, 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 5:23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Para Pablo, de nada sirve poseer todos los dones del Espíritu sin amor:

1 Corintios, 13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 13:2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 13:3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

Según Pablo las características del amor son las siguientes:

1 Corintios, 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 13:6 no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Pablo dice que aun las profecías, las lenguas y el conocimiento (cosas muy buscadas por el hombre) acabaran, pero el amor nunca dejara de ser:

1 Corintios, 13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

Para Pablo el amor está por encima de la fe y la esperanza:

1 Corintios, 13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Un cristiano sin amor es lo mismo que nada.

Característica # 15: 1 Juan, 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor;

Esto no significa que un cristiano nunca tiene miedo. La ansiedad y el miedo hasta cierto punto son normales en la vida de un cristiano, como cualquier persona. Lo que significa este texto es que no puede haber en un cristiano un temor exacerbado que lo paralice. El miedo no puede transformarse en un “estilo de vida”. Quien así vive “no ha sido perfeccionado en el amor” (no es cristiano).

Característica # 16: 1 Juan, 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5:5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Una de las señales más claras de la conversión cristiana es que, tarde o temprano, un cristiano verdadero vencerá, por medio de la fe, al mundo y sus tentaciones, es decir, al pecado y llevara un “estilo de vida” que agrade a Dios, no para ser salvo (la salvación no es por obras), sino porque vivir una vida que agrade a Dios es la única forma dada en las Escrituras para agradecer a Dios lo que Él ha hecho por nosotros. ¿Quiénes vencen al mundo?. Los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.

Característica # 17: 1 Juan, 5:16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. 5:17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte;

[1] En primer lugar, Juan aclara que “toda injusticia es pecado”, en el sentido de que no hay pecados “grandes” o “chicos”;

[2] En segundo lugar, Juan sostiene que hay pecado de muerte (por el cual no hay que orar) y no de muerte (por el cual si hay que orar). Entendemos que, en el caso de “pecado de muerte”, Juan se está refiriendo a la “blasfemia contra el Espíritu Santo”, que convierte a quien ejecuta en “reo de juicio eterno” (Marcos, 3:29-30);

[3] En tercer lugar, Juan dice que para el “pecado no de muerte” (todo pecado que no encuadre en la “blasfemia contra el Espíritu Santo”, es decir, la mayoría), un verdadero cristiano orará por el hermano caído y Dios le dará vida;

Más allá de la disciplina eclesial que se le imponga ¿oramos cada vez que un hermano de la congregación peca o tendemos a aislarlo y a condenarlo?.

Porque lo que sembremos, eso cosecharemos:

Gálatas, 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

El mundo incrédulo llama a este principio bíblico establecido por Pablo la “ley del karma” (todo lo que hagamos vuelve). Pero es una ley espiritual bíblica. Lo que sembramos, cosechamos. Si sembramos gracia, cosecharemos gracia. Si sembramos condenación, cosecharemos condenación.

Sembremos gracia para que, cuando nos toque equivocarnos a nosotros, recibamos exactamente eso (gracia), porque con la misma vara que medimos seremos medidos:

Mateo, 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

Conclusión:

El presente mensaje está especialmente dirigido aquellos cristianos que, creyendo que son salvos, no lo son. Algunos, como dice Paul Washer, saben que, por más que estén en la iglesia, no son salvos. Otros, en cambio, están engañados. Las veces que se usó la palabra “miedo” fue para que algunos se despierten de su letargo. Pero nadie es salvo por miedo sino “por gracia, por medio de la fe y no por obras” (Efesios, 2:8-9, Tito, 3:5). También hay algunos cristianos verdaderos (se nota por su fruto) que están comenzando a extraviarse. Deben volver al Padre. ¿Dónde estás tú ahora?.

Tu puedes decirme “bueno, pero tú no puedes juzgar mi corazón”. Ha quedado demostrado que no necesito hacerlo. Solamente tengo que observar tu “estilo de vida”. ¿Hay fruto?. La Biblia dice que la salvación es solo por medio de la fe pero, como dice Santiago, aun los demonios “creen” y, a veces, son más conscientes que los cristianos de una iglesia evangélica porque “creen y tiemblan” (Santiago, 2:19).

Muchos evangélicos dicen que “creen”, pero pocos son los que “tiemblan”.

Te dejo el video de la predica de Paul Washer:





QUE DIOS LOS BENDIGA!

Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra