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Introducción
Supón que estas en un
hospital, al lado de la cama de un moribundo (el escenario no es descabellado ya
que muchos cristianos, de hecho, van a evangelizar a los hospitales).
Te enteras, por boca del propio
moribundo, de que no es salvo. Es más, el moribundo te confiesa su deseo de ser
salvo y te pregunta que tiene que hacer para conseguirlo.
¿Qué le dirías?.
Si yo te pidiera que
escogieras tres versículos de la Biblia, de tres libros distintos en el NT,
donde se nos habla acerca de la salvación ¿qué pasajes escogerías?.
No hay tiempo para bautizar al
moribundo, ni para que, una vez convertido, se congregue, tome la Santa Cena,
salga a evangelizar o haga alguna obra para el reino. No hay tiempo de estudiar
las grandes doctrinas de la Biblia, ni de explicar lo que es el
“dispensacionalismo” o el “calvinismo”. Se muere.
¿Se entiende el punto?.
Yo he pensado en lo siguiente.
Respecto de la SALVACION, deberíamos
hablar acerca de tres cosas:
[1]
el QUE;
[2]
el COMO; y
[3]
el POR QUE;
HABLEMOS DEL “QUE”
El
apóstol Pablo nos dice en QUE consiste el Evangelio de la salvación:
1
Corintios, 15:3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 15:4 y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Y
esto es lo que hay que predicar:
Que
Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, que fue sepultado y que resucito
al tercer día, todo conforme a las Escrituras.
HABLEMOS DEL “COMO”
Es
también el apóstol Pablo el que nos dice COMO ser salvos:
Romanos,
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10:10 Porque con
el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.
Pablo
establece lo que podríamos denominar los “requisitos de la salvación” y son
dos:
[1]
debemos confesar (con la boca) que Jesús es el Señor, es decir, que Jesús es Dios;
y
[2]
debemos creer (en el corazón) que Dios (su Padre) lo levanto de entre los muertos, es
decir, que Jesús resucito de los muertos;
HABLEMOS
DEL “POR QUE”
Nuevamente es el apóstol Pablo
el que nos instruye acerca de la causa por la que somos salvos:
Efesios, 2:8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Pablo dice que somos salvos
“por” gracia (la causa de la salvación), por “medio” de la fe (el medio). Luego
dice que la salvación es un don (regalo) de Dios y que “no es por obras” (por
cosas que hagamos), para que nadie se gloríe (para que nadie se jacte de
haberse salvado por sus propios medios).
Romanos, 5:1 Justificados,
pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; 5:2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta
gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios.
Para
Pablo, la fe es el “boleto de entrada” a la gracia (la causa de la salvación).
Palabras finales
Elegí
tres pasajes, de tres libros distintos del NT, donde se nos habla acerca de la
salvación:
[1]
1 Corintios, 15:3-4 (el que);
[2]
Romanos, 10:9-10 (el cómo); y
[3]
Efesios, 2:8-9 (el por qué);
Nada más deberíamos predicarle
a nuestro hipotético moribundo.
Está muy bien bautizarse,
tomar la Santa Cena, congregarse, salir a evangelizar, estudiar las Escrituras
y demás, pero, por lo general, es en una situación extrema donde casi siempre
se nos revela lo medular de un asunto.
QUE DIOS LOS BENDIGA A
TODOS!!!
Marcelo
D. D’Amico
Maestro
de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA