Puedes bajar este post como archivo de Word pinchando Aqui
Introducción
Si bien muchos estudios de este blog están basados, total o parcialmente, en revelaciones que he recibido de parte de Dios, las mismas están casi siempre relacionadas con su Palabra (la Biblia) y con las doctrinas que subyacen en ella. El presente escrito es un poco diferente, porque está basado también en una revelación de Dios pero, esta vez, la misma está relacionada con cosas que sucederán en el futuro. Se trata, entonces, de una revelación de índole profética (la primera que recibo en mi vida).
Yo no soy profeta, ni hijo de profetas y, francamente, no sé si es la última vez que voy a recibir, de parte de Dios, algo como esto, es decir, no si se trató de un hecho aislado o vendrán, de acá en más, más revelaciones de este tipo.
Pensé bastante si hacer
público o no este post porque (insisto) no es el tipo de artículo que suelo
publicar. No obstante, como la revelación que recibí está alineada con la
Palabra de Dios y se condice no solo con lo que está sucediendo (el presente)
sino también con lo que la Biblia dice que va a suceder (el futuro), he
decidido publicarla.
Como
recibí la revelación
Estaba yo, días atrás (como
casi siempre en esta época), un poco angustiado. Creo que no hace falta que
explique la causa de mi angustia: la pandemia, la cuarentena y el consecuente
encierro, familiares directos, amigos o conocidos contagiados, algunos muertos
conocidos, la precaria situación económica de la Argentina (la pobreza, el
desempleo, etc.). En fin, sobran, en el mundo en general y en la Argentina en particular, razones para estar
angustiado.
Me encontraba orando (antes de
acostarme) y me quebrante bastante, al punto de llorar. Recuerdo que comencé a
preguntarle a Dios “¿por qué?, ¿por qué todo esto?”.
Repetí, una y otra vez, esas
dos preguntas hasta que, finalmente, me quede dormido.
La
revelación
Habrán pasado dos o tres días
y, en un momento del día, estaba yo en mi casa cuando recibo la siguiente revelación
tal cual la transcribo (la letra en “cursiva y negrita” corresponde a la
revelación pura):
“Inició el proceso de salida
del sistema. Ese proceso será doloroso, traumático e irreversible.
Irreversible, porque se ha desencadenado y ya no hay vuelta atrás. Doloroso y
traumático porque todos (aun los hijos de Dios) estamos muy apegados al sistema.
El Señor comprende esto porque este sistema (que nos oprime y nos esclaviza)
viene gobernando el mundo hace siglos y ha gobernado nuestras vidas desde nuestro
nacimiento”.
Esta es la primera parte de la
revelación. Inmediatamente supe que esta era la respuesta a mi pregunta de
“¿por qué?”. Acto seguido, aunque intuía un poco la respuesta, le pregunte a
Dios que era “el sistema”. La respuesta no tardó en llegar, ya que se me vino a
la cabeza el siguiente pasaje del libro de Apocalipsis:
Apocalipsis, 18:4 Y oí otra
voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis
partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
Este pasaje pertenece al capítulo
18 del libro de Apocalipsis, cuyo título es “La caída de Babilonia”. Desde
Génesis y a lo largo de toda la historia de la redención, la historia del
hombre sobre la Tierra ha sido la historia de dos ciudades: Babilonia (la
ciudad del hombre) y Jerusalén (la ciudad de Dios).
El Señor primero me hablo de “el
sistema” y luego trajo a mi mente el pasaje citado (Apocalipsis, 18:4), referido
a Babilonia, de lo que deduzco que Babilonia hoy no es una ciudad geográfica
sino un “sistema”, es decir, un modo (opuesto a Dios), en el que los hombres se
han organizado, que gobierna y oprime a la humanidad.
“Ese sistema (Babilonia) tiene
tres aristas o caras: una religiosa, una política y una económica (por eso es
un sistema y no una ciudad geográfica).
[1] La Babilonia religiosa:
es la religión sin Dios y aquí, entre las religiones falsas (budismo, taoísmo,
islam, hinduismo, etc.), infiltradas (catolicismo romano) y las sectas (testigos
de Jehová, mormones, etc.) debe incluirse una parte de la iglesia protestante “evangélica”
que no es de Dios, una iglesia sin el Espíritu Santo, gobernada por la
liturgia, el legalismo, la psicología, la autoayuda y los discursos
motivacionales y de liderazgo, una iglesia que ha desechado el evangelio de la
gracia de Pablo (gracia + fe) y lo ha reemplazado por la herejía del falso
evangelio de obras (fe + obras), una iglesia donde sus líderes se mueven por el
amor al dinero, una iglesia donde de lo único que se habla es de
empoderamiento, prosperidad y conquista, de “sellar” la palabra y de pactar con
Dios (en ambos casos, por dinero);
Todo esto es la “Babilonia
religiosa”, de la cual hay que salir (Apocalipsis, 18:4).
[2] La Babilonia política:
sacando algunos países donde hay regímenes totalitarios, en el resto del mundo
impera, con diferentes matices, la “democracia” (del griego: “demos” = pueblo +
“kratos” = poder = “poder del pueblo”), sistema del que solo ha quedado el
nombre porque la democracia (en casi todos los países donde ha prevalecido) se
ha corrompido de tal manera que hoy solo es un sistema donde, cada dos años,
los único que hace la ciudadanía es ir a votar, mientras sus representantes han
ido constituyendo una especie de elite o
casta que vive en la opulencia y totalmente al margen de la sociedad y de sus
problemas, una casta totalmente entregada a la vanidad y a la corrupción,
mostrando una permisividad total con la delincuencia en general y con el
tráfico de drogas en particular;
La política, por definición,
es “una herramienta para transformar la realidad, para mejorar la vida de las
personas y para avanzar de una situación de menos derechos hacia una situación
de más derechos”. Pero la política no es sujeto de un hacer sino continente
organizador de un hacer. Los que hacen son los políticos dentro de la política
y, por esto, la política termina siendo lo que los políticos hacen (corrupción,
mentira y trafico). Es la actividad de los políticos lo que termina definiendo
lo que la política es y no una simple definición académica.
Esta es la “Babilonia
política”, de la cual hay que salir (Apocalipsis, 18:4).
[3] La Babilonia económica:
dada por un capitalismo salvaje que, al mismo tiempo que crea necesidades donde
no existen (fomentando la denominada “sociedad de consumo”), facilita el acceso
al crédito para poder financiar ese consumo artificial e innecesario, situación
que, ante cada crisis, deriva en una deuda impagable que, luego de varias
refinanciaciones, en muchos casos concluye con la ejecución o el remate de los
bienes del deudor;
Esta es la “Babilonia económica”,
de la cual hay que salir (Apocalipsis, 18:4)”
Palabras
finales
En términos espirituales, Babilonia
no es una ciudad sino el “sistema que gobierna al mundo”, un modo de
producción, distribución y consumo que los hombres han adoptado, totalmente
opuesto a Dios y a sus leyes.
Es cierto que el mundo de hoy
comenzó a gestarse en los siglos XVII y XVIII (con el desarrollo de las
matemáticas y la estadística), se desarrolló en el siglo XIX (con la aparición de
tecnología aplicada a la producción en serie, dada por la máquina de vapor,
durante la primera y segunda revolución industrial) y se consolido en el siglo XX
(con el desarrollo de la medicina, la física y las ciencias en general y con la
aparición de los ordenadores).
Pero este mundo tiene su
origen más atrás y la Biblia nos muestra ese origen cuando nos habla de la
descendencia de Caín y de la descendencia de Set (nacido luego de la muerte de
Abel).
La descendencia de Caín:
[+] Lamec (Génesis, 4:19) fue el
primero que rechazo el principio de monogamia ordenado por Dios (Génesis,
2:24);
[+] Jabal (Génesis, 4:20) el cual fue
padre de los que habitan en tiendas y crían ganados;
[+] Jubal (Génesis, 4:21) el cual fue
padre de todos los que tocan arpa y flauta;
[+] Tubal Caín (Génesis, 4:22) artífice de toda obra de bronce y de hierro;
La familia impía de Caín desarrollo y centro su vida en torno a las artes seculares y los negocios, estableciendo un procedimiento de confianza en sí mismos (auto confianza). Caín y sus descendientes fueron los pioneros de la civilización humana que no conoce a Dios.
La descendencia de Set:
Génesis, 4:25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
Set y su descendencia, por el contrario, “comenzaron a invocar el nombre de Jehová” a fin de expresar su dependencia de Él. De esta manera, se fueron desarrollando en la tierra dos linajes: los piadosos y los impíos.
Y el anticristo (cuando aparezca) va a utilizar este sistema para profundizar la esclavitud de la humanidad, conduciendo al mundo a una única religión mundial (la Babilonia religiosa), a un único gobierno mundial (la Babilonia política) y a una única moneda mundial (la Babilonia económica). Esto es el N.O.M. (Nuevo Orden Mundial) o el N.O.W. (New Order World).
Pero este sistema va a caer:
Apocalipsis, 18:1 Después de
esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue
alumbrada con su gloria. 18:2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído,
ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de
todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. 18:3
Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y
los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se
han enriquecido de la potencia de sus deleites. 18:4 Y oí otra voz del
cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de
sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; 18:5 porque sus pecados han
llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
Debemos aprender a
desapegarnos del sistema porque llegara el momento (y ha llegado ya) de tener
que salir paulatinamente de el. Esto no implica detener nuestras vidas y
nuestros proyectos y aislarse del mundo. El Señor no desea una iglesia auto
acuartelada (las abadías y monasterios medievales son una clara demostración de
esta concepción errónea), porque en el mundo, al fin y al cabo, están las almas
que hay que rescatar. Lo que el Señor quiere es que no amemos al mundo ni las
cosas que están en el, porque el mundo y sus deseos son pasajeros (1 Juan,
2:15-17).
Ya lo dijo el Señor:
Juan, 17:15 No ruego que
los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Debemos vivir en el mundo pero
no dependiendo del sistema del mundo sino del Señor:
Juan, 15:5 Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
DIOS LOS BENDIGA!
Marcelo
D. D’Amico
Maestro de la Palabra – MINSITERIO REY DE GLORIA