jueves, 16 de abril de 2020

PREGUNTAS DE LECTORES: LA APOSTASÍA



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PREGUNTAS

Un lector del blog, luego de leer el estudio en mi blog “Entendiendo Hebreos, 6:4-6” (pincha Aqui), me hizo llegar las siguientes preguntas:

[+] si un “cristiano"  apostata de la fe ¿entonces ya no tiene oportunidad para arrepentirse y conocer en verdad a Dios?.

[+] ¿que sucede con las personas que por golpes duros de la vida (como la pérdida de un hijo o un ser querido), al sentirte defraudados por Dios, llegan a un punto en el que piensan que Dios no existe?.

[+] el texto de Santiago, 5:19-20 ¿se refiere al retorno de estos hermanos extraviados?.

[+] Hay un evangelista que aborda este tema argumentando que el único acto de apostasía que jamás será perdonada, es aquella que se menciona en Apocalipsis donde se aceptará la marca de la bestia. ¿Esto es así?.  

Hermano me gustaría saber cuál es su postura al respecto según la biblia.

Dios lo bendiga. 

RESPUESTA

Hay dos errores muy comunes que se cometen al leer e interpretar literalmente Hebreos, 6:4-6:

[1] pensar que habla de la apostasía (el abandono voluntario de la fe); y
[2] pensar que esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo;

Como queda demostrado en el estudio que leíste en mi blog “Entendiendo Hebreos, 6:4-6” (pincha Aqui), el pasaje de Hebreos, 6:4-6 no habla de apostasía ni de la perdida (irrecuperable) de la salvación producto de volver a pecar luego de haber sido salvos.

Si más o menos venís siguiendo mi blog, te habrás dado cuenta de que soy calvinista. Entre otras cosas creo en la doctrina de la seguridad eterna, que sostiene que la salvación, una vez acontecida, no puede perderse. Podes ver un estudio que hice sobre la "Doctrina de la seguridad eterna" en mi blog (pincha Aqui).

Por lo tanto, visto y considerando que la salvación no puede perderse, la apostasía (el abandono de la fe) solo puede ser practicada por una persona que no es salva (un inconverso). En teoría, todos los que están metidos dentro de la iglesia serian salvos mientras que los incrédulos (no salvos) estarían afuera de la iglesia. Pero en la práctica, los incrédulos, además de estar afuera de la iglesia, también están adentro (así como también hay gente salva fuera de la iglesia, es decir, de los templos). Te sorprendería ver la cantidad de personas inconversas que están metidas dentro de la iglesia. Podes ver un estudio que hice al respecto, que se llama “Dentro de la iglesia, pero no salvos” (pincha Aqui).

Disculpame que sea autorreferencial pero, visto y considerando que yo ya hice estudios sobre estos temas, te direcciono para no volver a explicar lo mismo en esta respuesta.

Somos salvos por gracia, por medio de la fe y no por obras (Efesios, 2:8-9, Tito, 3:5). Siendo la gracia la causa de la salvación, la única manera de entrar en ella y ser salvos es por medio de la fe (Romanos, 5:2) en el Evangelio (1 Corintios, 15:3-4). Nada más se nos requiere para ser salvos.

El evangelio predicado por Pablo es un Evangelio de “gracia + fe” y no de obras. La “religión” (el evangelio distorsionado) se ha encargado de “añadir obras” al Evangelio puro: “gracia + fe” (el Evangelio predicado por Pablo) + congregarse + bautizarse + tomar la Santa Cena + evangelizar (todas obras). Pablo dice que la salvación (que es por gracia, por medio de la fe y no por obras) es un regalo cuando dice “esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios, 2:8). La palabra “don” utilizada por Pablo significa “regalo”.

Entre las personas que creen que la salvación no puede perderse (yo) y las que si creen que la salvación puede perderse (por suerte, cada vez menos), hay una posición intermedia y es la siguiente: la salvación es un regalo que Dios no nos quitaría jamás, pero que nosotros podemos devolver. Esta sería la apostasía. Pero para que esta idea sea bíblica, debe encontrar sustento en las Escrituras y, cuando vamos a ellas, vemos que no lo tiene:

Pablo dice que, cuando oímos el Evangelio con fe, recibimos el Espíritu Santo (Gálatas, 3:2) y no solo se queda morando (1 Corintios, 3:16 y 6:19) sino que, además, es sellado en nosotros (Efesios, 1:13-14, 2 Corintios, 1:21-22). Cuando esto ocurre, Pablo dice que “nosotros ya no somos nuestros” (1 Corintios, 6:19), porque fuimos comprados por precio (1 Corintios, 6:20). ¿Cuál fue el precio?. La sangre de Cristo (1 Pedro, 1:18-19). ¿Qué significa esto?. Que ya no estamos en control de nuestro destino eterno, porque hemos sido comprados por la sangre de Cristo desde el mismo momento en que creímos en el Evangelio (1 Corintios, 15:3-4). No podemos devolver la salvación porque nosotros ya no somos nuestros dueños y esta es la razón fundamental por la que la apostasía no puede ser practicada por una persona salva.

Así las cosas y como dijimos, la apostasía solo puede ser practicada por los inconversos (incrédulos). Al cometer apostasía, el incrédulo no pierde la salvación sino que pierde la posibilidad de obtenerla. ¿Puede el incrédulo, luego de apostatar, volver a la iglesia y ser salvo?. Por supuesto. La apostasía es una acto más de rechazo a Dios por parte de un incrédulo, no peor que todos los actos que ya ha ejecutado contra Dios. Puede volver y esta vez tener una fe verdadera en el Evangelio (1 Corintios, 15:1-4) y ser salvo, mientras que lo haga antes del rapto de la iglesia. Con el rapto de la iglesia finaliza la era de la gracia, que comenzó con la cruz.

Respecto de aquellos que alguna vez estuvieron en la iglesia y se fueron, tenemos dos tipos:

[1] los que alguna vez estuvieron en la iglesia y se fueron, pero nunca fueron salvos;

Imagino que son estos los casos a los que se refiere Santiago en Santiago, 5:19-20. No son salvos, pero pueden volver (y quien los haga volver “cubrirá multitud de pecados”) y ser salvos si creen en el Evangelio (1 Corintios, 15:3-4).

[2] los que alguna vez estuvieron en la iglesia y se fueron, pero una vez fueron salvos (y continúan siéndolo);

Hay personas que, en algún momento de sus vidas, confesaron a Cristo y creyeron en el Evangelio (1 Corintios, 15:3-4), motivo por el cual fueron y siguen siendo salvas. Luego, por los avatares de la vida, dejaron de congregarse. En la jerga evangélica, a estas personas se les llama “apartados”. ¿Apostataron?. No. ¿Son salvos?. Sí, porque congregarse en una iglesia (aunque es conveniente) no es un requisito para la salvación. En la eternidad hay dos tipos de beneficios: el regalo (la salvación) y el premio (el galardón). Cuando enfrentemos el tribunal de Cristo (2 Corintios, 5:10), nuestra salvación no estará en discusión aquí, pero si daremos cuenta por lo que hicimos para el reino mientras estuvimos en la Tierra y es acá donde podemos ganar o perder los premios (que son las famosas coronas). Nuestra obra será probada por el fuego (1 Corintios, 3:13). Pero, aun si nuestra obra fuese quemada por el fuego, aun seguiremos siendo salvos (1 Corintios, 3:15), porque la salvación es un regalo. Por eso algunos cristianos, aunque no hayan sido muy fructíferos (por ejemplo, por no congregarse) conservaran su salvación.

En el rapto o arrebatamiento de la iglesia (1 Corintios, 15:51-52, 1 Tesalonicenses, 4:15-17) solo van a participar las personas que sean salvas (se congreguen o no). El resto (los que se queden) son incrédulos. Pero no todos terminaran en esa condición de incredulidad. Muchos se van a salvar. No tuvieron fe suficiente para creer e irse en el rapto. Pero, después del rapto (y tal vez a causa del mismo) se van a convertir. Van a creer en el Evangelio (1 Corintios, 15:3-4) pero no van a ser salvos por gracia como la iglesia (Efesios, 2:8-9), sino que van a tener que mantener esa fe hasta el fin (Mateo, 24:13) aun a costa de su propia vida (algo que no le fue exigido a la iglesia). A este grupo de convertidos “post rapto” se los llama los “santos de la tribulación”. Muchos van a morir y son “los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen” (Apocalipsis, 20:4). Pero muchos se van a salvar y su descendencia repoblara la tierra durante el reinado milenial de Cristo (son las ovejas que, en el “Juicio a la naciones” de Mateo, 25:31-46, el Señor apartara a su derecha y serán salvos).

Los que, luego del rapto y hasta la segunda venida de Cristo, permanezcan sin convertirse serán muertos y condenados, sin excepción (son los cabritos que, en el “Juicio a la naciones” de Mateo, 25:31-46, el Señor apartara a su izquierda y serán condenados). Para muchos, la opción será o dejarse colocar la marca de la bestia y ser condenados o morir “por causa del testimonio de Cristo” y ser salvos (en esta instancia, la apostasía como tal es irrelevante).

El evangelista que decís que predica acerca del único acto que no será perdonado (aceptar la marca de la bestia), predica bien a medias. Esa es una forma de blasfemia contra el Espíritu Santo. Pero hay otra forma de blasfemar contra el Espíritu Santo y es la siguiente: atribuirle el poder de Dios al diablo, que fue lo que hicieron los fariseos cuando vieron a Jesús echar fuera demonios (ellos dijeron que los expulsaba en el nombre de Belcebú). Esto lo podes ver en Marcos, 3:29-30 y lo desarrollé en un estudio que hice acerca de “La blasfemia contra el Espíritu Santo” (pincha Aqui)

Espero que mi respuesta haya sido apropiada para lo que estabas queriendo averiguar.


DIOS TE BENDIGA!

Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra