Nota:
Este estudio está basado en los comentarios de Jack Kelley (reconocido
ensayista bíblico norteamericano, lamentablemente fallecido en el otoño
americano del año 2015).
El
sitio en español de Jack Kelley es el siguiente: https://gracethrufaith.com/es/articulo-de-fondo/
Puedes bajar este post como archivo de Word pinchando Aqui o como archivo de PowerPoint pinchando Aqui
Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video es el mismo que el expuesto mas abajo):
Introducción
Al respecto, Jack Kelley observa:
¿Qué se necesita para ser salvo? Yo creo que la mejor respuesta a esa pregunta es la que el mismo Señor nos dio en Juan 6:28-29.
¿Qué se necesita para ser salvo? Yo creo que la mejor respuesta a esa pregunta es la que el mismo Señor nos dio en Juan 6:28-29.
Juan, 6:28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer
para poner en práctica las obras de Dios? 6:29 Respondió Jesús y les
dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
Esa fue la mejor oportunidad para enumerar las cosas
que tenemos que hacer para satisfacer los requisitos de Dios. Jesús pudo haber
recitado rápidamente los diez mandamientos. Pudo haber repetido el Sermón del
Monte. Él pudo haber enumerado cualquier cantidad de amonestaciones y de
restricciones necesarias para alcanzar y mantener las expectativas de Dios para
con nosotros. Pero ¿qué fue lo que Él dijo? “Que ustedes crean en el que Él ha
enviado”. Punto. Esto era una repetición de Juan 3:16, confirmando así que el
creer en el Hijo es el único y solo requisito para la salvación.
Juan, 3:16 Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, más tenga vida eterna.
Debemos comprender algo que normalmente se nos
escapara cuando citamos Juan, 3:16. Dios nos amó primero y, precisamente a raíz
de ello, fue que envió a su Hijo (no al revés).
Unos versículos más adelante, en Juan 6:38-40, Jesús
dijo que esa no era solamente Su idea, y si eso no era suficiente, también el
Padre estaba en completo acuerdo con ello. Y no solamente nuestra creencia
sería suficiente para proveernos con la vida eterna, sino que era la voluntad
de Dios que Jesús no perdiera a ninguno que había creído. Usted y yo somos
conocidos por haber desobedecido la voluntad de Dios, pero ¿Jesús lo hizo
alguna vez? ¿Y no es que Él es el que lleva la responsabilidad de cuidarnos?
Leámoslo.
Juan, 6:38 Porque he descendido del cielo, no
para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 6:39 Y
esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
En caso de que nos olvidáramos de esta promesa,
Jesús la volvió a hacer, esta vez con más claridad, en Juan 10:27-29:
Juan, 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, 10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 10:29 Mi Padre que me las
dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Tanto el Padre como el Hijo han aceptado la
responsabilidad de nuestra seguridad. Una vez que estamos en las manos de
ambos, nadie nos puede separar de Ellos.
Muchas personas se resisten a tomar el sentido
literal de las palabras de Señor y se alistan para sacar a relucir sus
versículos preferidos para negar la Seguridad Eterna, malinterpretándolos como
generalmente lo hacen.
La sola característica de Dios que nos brinda el
mayor consuelo es saber que Él no puede mentir, ni cambiar de parecer, o
contradecirse a Sí mismo. Dios no puede decir una cosa en un lugar y luego
decir algo enteramente diferente en otro. Él es consistente. Si Él dice que
somos salvos únicamente debido a que creemos en Él, y Él ha aceptado la responsabilidad
para mantenernos así, entonces podemos estar seguros de eso. Como veremos,
cualquier cosa en la Biblia que pareciera contradecir estas afirmaciones
directas y simples, debe de estar refiriéndose a algo más.
Pero primero, puesto que Dios le pone tanto énfasis
a creer, analicemos más de cerca esta palabra. ¿Qué quiere decir Él cuando dice
“cree”?. Esto no es únicamente algo intelectual que nos eleva debido a las
palabras de un orador cautivante, solamente para desinflarnos un corto tiempo
después. Y Jesús habló sobre la semilla que cayó sobre los pedregales. Él dijo:
Mateo, 13:20 Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
13:21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al
venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
La palabra griega para creer es “pístis”. De acuerdo
con la Concordancia de Strong, es la “convicción o creencia con respecto a la
relación de las personas con Dios y las cosas divinas, generalmente con la idea
incluida de confianza y fervor santo nacido de la fe y unido con esta”.
Es la convicción que se forma en lo profundo de
nuestro corazón, la realización de que Jesús no es solamente un hombre. Él es
el mismo Señor, y Él llevó consigo el castigo debido a nuestros pecados, el
cual es la muerte. Y para demostrar que Dios tomó Su muerte como suficiente,
levantó a Jesús de los muertos para sentarlo a Su lado en los lugares
celestiales (Efesios 1:20).
Puesto que Dios no puede morar en la presencia del
pecado, y puesto que la paga del pecado es la muerte, cada uno de nuestros
pecados tenía que ser pagado. Si acaso solamente uno permanecía sin ser pagado,
Jesús aun estaría en la tumba. Tenemos que creer que Jesús resucitó para creer
que también nosotros lo haremos.
Esa es la clase de creencia que hace que usted sea
salvo y salva y se mantenga así, porque con eso se pone en movimiento una
cadena de eventos que son irreversibles. En esta cadena hay cuatro eslabones.
Usted suple dos y el Señor suple los otros dos. Usted oye y cree, y el Señor
sella y garantiza.
Efesios, 1:13 En él también vosotros, habiendo oído
la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en
él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 1:14 que es las
arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria.
Solamente estos dos versículos deberían haberle
puesto punto final a cualquier argumento, llenos como están de palabras legales
y sin ninguna cláusula evasiva (que son las condiciones escritas en un acuerdo
que pueden modificarlo o aun anularlo).
La palabra griega traducida arras (del griego
“arjrabón”, Strong G728, que significa “depósito de garantía” o “promesa
de pago”) es como un “dinero de prenda” y denota una obligación legal que se
debe de ejecutar. El comprador de una casa, por ejemplo, puede incluir
cláusulas evasivas en el contrato de compra-venta, como por ejemplo, “sujeto a
inspección”, o “sujeto a obtener un financiamiento razonable” para poder anular
su obligación de comprar si ve que el negocio no va a resultar. Observe
que Efesios 1:13-14 no contiene ese tipo de cláusulas. ¿Por cuánto
tiempo está vigente esta garantía de pago? “Hasta la redención de la posesión
adquirida [por Dios]” (Efesios, 1:14), en otras palabras, hasta que seamos
raptados o resucitados.
Es como si hubiéramos sido “apartados”. El precio ha
sido pagado y hemos sido removidos de la vitrina, hasta que quien nos ha
comprado regresa a reclamarnos. Mientras tanto no podemos ser comprados por
nadie más porque, legalmente, pertenecemos a quien ha pagado el depósito.
“Ustedes no son sus propios dueños”, se nos dice, “porque fueron comprados por
un precio” (1 Corintios 6:19-20).
1 Corintios, 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y
que no sois vuestros? 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Unión y comunión
Si la Doctrina de la Seguridad Eterna es tan clara,
entonces ¿por qué hay tantas desavenencias sobre la misma?. Yo he podido
encontrar dos motivos. El primero es de una naturaleza doble sobre nuestra
relación con el Señor. Un lado se llama Unión el cual es eterno e
incondicional, basado en nuestra creencia. Efesios 1:13-14 describe nuestra
Unión con Dios, sellada y garantizada. Una vez que hemos nacido de nuevo, no
podemos des-nacernos. Es válido para siempre. El Espíritu Santo es sellado en
nosotros desde el primer momento que creímos, y hasta el día de la redención.
Al segundo yo le llamo Comunión el cual es un poco
más complicado. La Comunión es un estado de acercamiento continuo a Dios lo
cual le permite a Él bendecirnos diariamente en nuestras vidas, al hacer que
las cosas sucedan para nosotros, y también para protegernos de cualquier ataque
del enemigo. Es como si Él se hubiera asociado con nosotros para darnos una
ventaja sobrenatural. La Comunión la define 1 Juan 1:8-9 como que es tanto
terrenal como condicional, dependiendo del comportamiento de cada quien.
1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan, 1:8 nos dice que a pesar de ser creyentes,
mientras permanezcamos aquí en la tierra, continuaremos pecando. Puesto que
Dios no puede estar en la presencia del pecado, nuestros pecados no confesados
interrumpen nuestra relación terrenal con Él y nos privan de las bendiciones
que de otra manera podemos recibir. Aun somos salvos en el sentido eterno, pero
estamos separados de la Comunión con el Señor aquí en la tierra.
Cuando estamos separados de la Comunión con el
Señor, somos un blanco legítimo para el daño que nos hace el enemigo, como lo
fue Job. Del libro de Job (Job 9:21, 10:3, 7, 12:4, 27:7, y todos los 41
versículos de Job 31) sabemos que su pecado fue la auto justificación. Debido a
que no lo confesaba, él estaba fuera de la comunión con Dios. Por consiguiente,
Dios permitió que Satanás lo afligiera para que volviera en sí. Una vez que Job
lo confesó (Job 42:1-6), fue restaurado (Job 42:10-17). A pesar de que él era
el hombre más justo en la Tierra, Job todavía tenía que confesar su pecado para
ser restaurado a la comunión con Dios.
En una ilustración del Nuevo Testamento, lean la
parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:11-32). Durante el tiempo que permaneció
por sí mismo, el hijo pródigo aún pertenecía a la familia de su padre, pero no
recibió ninguna bendición. Él estaba fuera de la comunión con su padre. Pero
tan pronto regresó y confesó sus pecados, de inmediato fue restaurado como si
nada hubiera sucedido.
Es lo mismo con nosotros. Cuando rehusamos confesar
nuestros pecados es como si nos hubiéramos alejado de nuestro Padre. Todavía
pertenecemos a Su familia, pero no recibiremos ninguna de Sus bendiciones. Y
como Job y el Hijo Pródigo, cuando retornamos al Padre y confesamos nuestros
pecados, de inmediato somos purificados de toda injusticia y somos restaurados
a la Comunión con Él.
Una de las razones del porqué muchos cristianos
viven unas vidas derrotadas es que habiendo únicamente aprendido sobre la parte
de la Unión al ser creyentes, solamente saben que Dios ha perdonado sus pecados
y que irán a morar con Él cuando mueran o sean raptados. Pero no se dan cuenta
de que todavía necesitan confesar sus pecados cada vez que los cometen para
poder permanecer en Comunión. Y de esa manera, al ser privados de la
providencia de Dios, se pueden desanimar y aun dejar de orar y de asistir a la
iglesia. Otras personas creyentes, que tampoco entienden esta relación doble,
ven el enredo en que se encuentran y creen que han perdido su salvación.
La Unión y la Comunión no son solamente ideas del
Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, aun cuando Israel era obediente en
pensamientos y acciones, haciendo lo mejor para complacer a Dios, los
sacerdotes todavía debían sacrificar un cordero sobre al altar cada mañana y
cada tarde por los pecados del pueblo. 1 Juan 1:9 es el equivalente, en el
Nuevo Testamento, de esos sacrificios diarios por el pecado.
1 Juan, 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Esto fue escrito para los creyentes que ya son
salvos, pero que están en peligro de estar fuera de Comunión debido a sus
pecados.
El regalo y el premio
El otro motivo por el que las personas se confunden
es que hay dos tipos de beneficios en la Eternidad. El primero es un regalo
gratuito llamado Salvación el cual se le otorga a las personas que lo piden en
fe, independientemente del mérito, y nos garantiza la admisión al Reino.
Efesios 2:8-9 es el modelo de ello, pues dice que nuestra salvación es un don
(regalo) de Dios.
Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras,
para que nadie se gloríe.
El segundo motivo consiste en los galardones
celestiales que podemos ganar por las cosas que hacemos como creyentes aquí en
la tierra. Adicionalmente al regalo hay un premio.
Un regalo es algo que se da motivado por el amor,
independientemente del mérito, y nunca se reclama de vuelta. Un premio, por el
otro lado, es algo por lo cual calificamos y ganamos, y si nos descuidamos lo
podemos perder.
Nosotros no debemos estar satisfechos con solamente
haber recibido el Regalo de la salvación. Ahora debemos vivir nuestras vidas
como creyentes de tal manera que podamos ganar el Premio también. La Biblia les
llama a algunos de estos premios coronas y vale la pena hacer algún sacrificio
para ganarlas.
Las coronas son identificadas en la Biblia como:
[1] la
corona Incorruptible [de la Victoria] (1 Corintios, 9:25);
[2] la
corona del que gana almas (Filipenses, 4:1 y 1 Tesalonicenses, 2:19);
[3] la
Corona de Justicia (2 Timoteo, 4:8);
[4] la
Corona de Vida (Santiago, 1:12 y Apocalipsis 2:10); y
[5] la
Corona de Gloria (1 Pedro, 5:4);
La
diferencia entre el Regalo y el Premio también la podemos ver en 1 Corintios
3:10-15:
1 Corintios,
3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo
sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la
obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá
recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si
bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
Todos los
salvos enfrentaremos el tribunal de Cristo:
2 Corintios,
5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el
cuerpo, sea bueno o sea malo.
Aquí no se
discutirá nuestra salvación (que es un regalo) sino lo que hemos hecho para el
reino, mientras estuvimos en la Tierra.
En este juicio, la calidad de nuestra obra en la
tierra será probada con fuego. Solamente la obra que pase la prueba nos dará la
recompensa. Pero observen que aún si toda nuestra obra fuese destruida en el
fuego, todavía tenemos nuestra salvación. ¿Por qué? Porque es un Regalo
gratuito de Dios, otorgado por amor, independientemente de cualquier mérito que
podamos tener.
Los versículos que resaltan el creer, explican la
naturaleza permanente de nuestro vínculo con Dios, y los que nos dirigen hacia
la eternidad son versículos de Unión. Los que abarcan la gracia y la fe son
versículos del Regalo. Los que requieren de las obras y están dirigidos a la
calidad de nuestras vidas en la tierra, son versículos de Comunión, y los que
requieren de obras y abarcan los galardones eternos son versículos del Premio.
Cuando ustedes ven las Escrituras desde esta
perspectiva, todas las aparentes contradicciones desaparecen y ustedes no tendrán
que pensar más porqué Dios parece estar diciendo una cosa aquí y algo diferente
allá. La cuestión se vuelve en un asunto de poder identificar correctamente el
punto focal del pasaje en particular que se está leyendo. Debemos determinar el
contexto al leer los versículos que lo rodean y asignarle una de las cuatro
categorías.
La hermenéutica
Dentro de las reglas de la hermenéutica (la ciencia
de la interpretación apropiada de la Biblia) nos encontramos con la siguiente:
“utilizar pasajes que son claros para interpretar otros que son menos claros”.
Algunos pasajes en las escrituras son más difíciles
de interpretar correctamente que otros. Cuando uno se encuentra ante un caso
como este, lo mejor es localizar los versículos más cercanos al tópico y
utilizarlos para ayudar a interpretar los más difíciles. Un clásico ejemplo
es Hebreos, 6:4-6 el cual, si se toma por sí solo, parece decir que
podemos caer y perder nuestra salvación, y si eso sucede nunca más la podremos
recuperar.
En Hebreos, 6:4-6 podemos leer:
Hebreos, 6:4 Porque es imposible que los que una vez
fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo, 6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los
poderes del siglo venidero, 6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y
exponiéndole a vituperio.
Cualquier discusión profunda sobre la doctrina de la
seguridad eterna indudablemente incluirá estos versículos, con los cuales
muchas veces muchos predicadores competentes tropiezan al no poder explicarlos.
De entrada, este pasaje pareciera decir que una persona que ha aceptado el
Evangelio y ha recibido el Espíritu Santo, no solamente puede recaer sino que,
al hacerlo, cualquier retorno a la fe es imposible. Ese es un pensamiento
tenebroso.
Es así que muchas personas toman un montón de
versículos que dicen que somos salvos para siempre y usan Hebreos, 6:4-6 para
descartar todos los demás.
Hebreos 6:4-6 es un pasaje generalmente citado en
oposición a la Seguridad Eterna. Toda la Carta a los Hebreos fue escrita a los
creyentes judíos quienes estaban siendo atraídos para que volvieran a cumplir
con la Ley, de tal manera que el contexto de esa carta es el Nuevo Pacto versus
el Antiguo Pacto. Pero lo más importante es la malinterpretación que
normalmente se hace de Hebreos, 6:4-6 que lleva a la idea de que el creyente sí
puede hacer algo para perder irrecuperablemente su salvación, lo cual es una
contradicción directa de la tan clara promesa de que el Espíritu Santo está
sellado en nosotros desde el primer momento de haber creído, y hasta el día de
la redención como un depósito que garantiza nuestra herencia (Efesios,
1:13-14).
En otras palabras: La Epístola a los Hebreos fue
escrita a los judíos mesiánicos los cuales habían recibido el Evangelio pero
estaban siendo aconsejados por falsos maestros (llamados los “judaizantes”)
para que no dejaran de practicar los rituales del templo.
Hechos, 15:5 Pero algunos de la secta de los
fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario
circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Estos judaizantes estaban tratando de combinar la
práctica del sistema levítico con el Evangelio. A los creyentes gentiles les
enseñaban que primero se debían someter al ritualismo judío antes de abrazar el
cristianismo, y a los creyentes judíos les decían que era necesario que se
mantuvieran dentro del judaísmo. La refutación del Espíritu Santo para los
gentiles se encuentra en Hechos, 15 (Concilio de Jerusalén) y para los
judíos, la refutación del Espíritu Santo fue Epístola a los Hebreos.
El tema en Hebreos 6 no es la salvación
(la Unión) sino la Comunión. Puesto que los creyentes siguen pecando aun
después de ser salvos (1 Juan, 1:8), ha habido un proceso continuo de
purificación para poder permanecer en la presencia de Dios. Para los cristianos
este proceso es la confesión (1 Juan 1:9), pero para los judíos eran los
sacrificios diarios. Cuando llegó Jesús Él hizo que la ley fuera obsoleta al
haberla cumplido, así que el sacrificio diario que los judaizantes prescribían
ya no podía purificar a un creyente por sus pecados continuos. La confesión (1
Juan, 1:9) era ahora la única forma para demostrar arrepentimiento.
No obstante, para aquellos que pretenden ver en
Hebreos, 6:4-6 el fundamento de que la salvación si puede perderse, más
adelante, en la misma Epístola a los Hebreos, aparece otro pasaje donde parece
que el autor se contradice a sí mismo de manera descarada.
Hebreos, 10:14 porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados.
¿En qué quedamos?. ¿Se puede o no se puede perder la
salvación?.
Entonces, ¿cuál es el peligro para estos creyentes
de apartarse debido a sus pecados? La Comunión. ¿Y qué es lo que está
previniendo para que puedan ser restaurados? La práctica continua de los
remedios del Antiguo Pacto para el pecado, en vez de invocar 1 Juan, 1:9. Esto
es debido a que están relegando la
muerte del Señor al mismo nivel del cordero que se sacrificaba dos veces
al día por los pecados del pueblo.
La Ley solamente era una sombra de las cosas buenas
que venían, no de las realidades mismas. Una vez que la Realidad apareció, la
sombra ya no era efectiva. ¿Y cuál sería su castigo por eso? Vivir una vida
derrotada, sin producir frutos, todas sus obras siendo quemadas en el juicio de
1 Corintios, 3. ¿Pero serían salvos todavía? ¡Sí! Hebreos 6:4-6 es un pasaje de
Comunión.
Demostración de la doctrina de la seguridad eterna por el
absurdo
Si Hebreos 6:4-6, por ejemplo, se aplica a nuestra
salvación, entonces si en algún momento pecamos después de que hemos sido
salvos, estaremos perdidos para siempre sin ninguna esperanza de devolvernos,
porque el Señor tendría que volver a ser crucificado para rescatarnos.
Con esto, el Nuevo Pacto sería peor que el Antiguo
Pacto, no mejor. Ellos (los israelitas) fueron condenados por sus acciones.
Pero según Mateo 5 seríamos condenados por nuestros pensamientos. Los
israelitas del AT no podían asesinar. Nosotros no podríamos siquiera enojarnos.
Mateo, 5:21 Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno
de fuego.
Los israelitas del AT no podían cometer adulterio.
Nosotros no podríamos siquiera tener un pensamiento lujurioso.
Mateo, 5:27 Oísteis que fue dicho: No cometerás
adulterio. 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Piensen en ello. Nunca enojarse, nunca desear nada,
nunca envidiar, nunca ser idólatras. Nunca ningún favoritismo o discriminación.
Nunca ningún mal pensamiento u obra de cualquier clase.
¿Son estas las Buenas Nuevas, las riquezas
incomparables de Su Gracia? ¿Se convirtió Dios en hombre y murió de la muerte
más horrible jamás ideada por el ser humano solamente para poner a Sus hijos en
una posición todavía menos alcanzable que antes? ¿Somos salvos por la gracia
solamente para ser puestos bajo las restricciones de una ley administrada con
mayor severidad?. Yo no puedo creer en eso.
Algunas otras personas toman un punto de vista un
poco más moderado diciendo que Dios nunca quitaría el regalo de la salvación,
pero nosotros sí podemos devolverlo. Para justificar esta posición ellos tienen
que poner las palabras en boca del Señor. Cuando Él dice en Juan 10:28, “nadie
las arrebatará de mi mano”, ellos tendrían que insertar la frase “salvo
nosotros mismos” después de “nadie”. Lo mismo en Romanos 8:38-39:
Romanos, 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.
Ellos tendrían que insertar la frase “salvo nosotros
mismos” después de “ni ninguna otra cosa creada”.
Además, tendríamos que ignorar el hecho de que ya no
estamos en control de nuestro destino eterno. Uno de los puntos que Pablo
sostuvo en 1 Corintios, 6:19-20 fue el siguiente: “Ustedes no son de ustedes,
porque fueron comprados por precio.”
1 Corintios, 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y
que no sois vuestros? 6:20 Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.
1 Pedro, 1:18-19 nos dice que el precio fue “la
sangre preciosa de Cristo, un cordero sin mancha o defecto”.
1 Pedro, 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de
vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con
cosas corruptibles, como oro o plata, 1:19 sino con la sangre preciosa de
Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
Conclusión: no hay poder en el Cielo o en la Tierra
(incluyéndonos a nosotros mismos), que pueda deshacer lo que Dios ha hecho por
nosotros.
Principales argumentos en
contra de la doctrina de la seguridad eterna y su refutación
[+] Si somos salvos para siempre y nada puede cambiar eso
¿las personas cristianas son libres de hacer lo que quieran sin temor a las
consecuencias?.
Nada en esta defensa de la Seguridad Eterna tiene la
intención de justificar el pecado. Los creyentes somos constantemente advertidos
en las Escrituras de vivir nuestras vidas de una manera agradable a Dios, no
para ganar o cuidar nuestra salvación, sino para agradecerle al Señor por
habérnosla dado.
Y para ayudarnos a hacer eso, el Espíritu Santo ha
venido a morar en nosotros para guiarnos y dirigirnos, y para orar por
nosotros. Ya que el Espíritu de Dios mora en nosotros ya no estamos controlados
por la naturaleza pecaminosa y podemos así escoger complacer a Dios por la
manera en que vivimos. Y a pesar de que hacemos esto en agradecimiento por el
Regalo que Él ya nos ha dado, lo cual es la Unión con Él, Él nos bendice tanto
aquí en la tierra (Comunión) como en la Eternidad (el Premio).
[+] ¿Por qué molestarse en ser bueno?.
La iglesia casi no se ha esforzado en enseñar los
beneficios de vivir una vida que agrade a Dios. De hecho muchos pastores y
predicadores parecen estar más dispuestos a amenazarnos con la pérdida de la
salvación (por no adoptar un estilo de vida cristiano) que convencernos con las
promesas de bendición del Señor por hacerlo.
Vivir una vida agradable a Dios es la única forma
dada en las Escrituras para que nosotros le expresemos nuestro agradecimiento
al Señor por habernos salvado y por habernos otorgado un lugar de honor en Su
Reino.
[+] Si alguna persona cree que puede perder su salvación
debido a su comportamiento, ¿es salva?.
Yo pienso que si nosotros creemos que podemos perder
nuestra salvación debido a nuestro comportamiento entonces tenemos que creer
que la muerte del Señor fue suficiente para salvarnos inicialmente, pero no fue
suficiente para mantenernos salvos y salvas para siempre. Puesto que la muerte
del Señor es una constante y nuestro comportamiento es una variable, de hecho
seríamos responsables por mantener nuestra propia salvación.
Tendríamos que ser muy cuidadosos y cuidadosas de
asegurarnos que nuestro comportamiento sea siempre lo suficientemente bueno
como para mantenernos salvos y salvas, a pesar de que no fue lo suficientemente
bueno para salvarnos en primer lugar. ¿Quiere decir esto que inicialmente
necesitamos un 100% de Cristo para ser salvos y luego, para mantenernos salvos,
ese % inicial disminuyo?. Pensar esto viola un número de promesas claras que la
Biblia hace al contrario. También eso les permitiría a todas aquellas personas
que llegan al Cielo poder decir que lo lograron debido, por lo menos
parcialmente, a sus propios esfuerzos, a pesar de lo que Pablo dijo en Efesios
2:8-9 que la salvación no es por obras, para que nadie se gloríe.
[+] Apocalipsis, 3:5 dice: “El que venciere será vestido
de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré
su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. ¿Significa esto que
Dios puede borrar nuestro nombre del Libro de la Vida?. ¿Cómo se condice esto
con la doctrina de la seguridad eterna?.
Muchas personas, incluso yo, creen que nuestros
nombres fueron escritos en el Libro de la Vida del Cordero antes de la
fundación del mundo. Apocalipsis 13:8 y Apocalipsis 17:8 nos ayudan a confirmar
eso.
Apocalipsis, 13:8 Y la adoraron todos los moradores
de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del
Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
Apocalipsis, 17:8 La bestia que has visto, era, y no
es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la
tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo
en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
Estos versículos son muy claros. Solo adoraran al
anticristo (una de las bestias de Apocalipsis) aquellos cuyos nombres jamás
estuvieron escritos en el Libro de la Vida (no habrá “sorpresas”).
El Señor, conociendo el fin desde el principio,
sabía quiénes lo escogerían a Él, y nos reservó un lugar en el Cielo antes de
haber creado a Adán. Pero cuando los escribió allí, borrarlos de nuevo querría
decir que Él no es omnisciente (no lo conoce todo) y que “cometió un error” al
poner nuestros nombres allí en primer lugar.
Apocalipsis 3:5 no habla de que un nombre escrito en
el Libro de la Vida puede ser borrado sino de una promesa directa del Señor de
que si usted cree en Él, Él nunca borrará su nombre del Libro de la Vida.
Apocalipsis 3:5 no dice que nuestros nombres pueden
ser borrados del libro de la vida. Dice exactamente lo contrario. Vea los
versículos 4 y 5 en conjunto y podrá ver eso:
Apocalipsis, 3:4 Pero tienes unas pocas
personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en
vestiduras blancas, porque son dignas. 3:5 El que venciere será
vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Él básicamente está diciendo que si las personas no
salvas en Sardis ponen su confianza en Él como sus amigos lo han hecho, ellas
también serán vestidas de vestiduras blancas y nunca borrará sus nombres del
libro de la vida (es una promesa, no una amenaza). Apocalipsis 3:5 es otra
promesa directa de la boca del Señor, que una vez que nuestros nombres están en
el libro nunca pueden ser borrados. Una vez salvos, siempre salvos.
[+] Éxodo, 32:33 dice: “Y Jehová respondió a Moisés: Al
que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro”. ¿Cómo se condice esto con
la doctrina de la seguridad eterna?.
En primer lugar, la doctrina de la Seguridad Eterna
solo es aplicable a la Iglesia. No se aplica a los ángeles, no se aplicaba en
el Antiguo Testamento, y no se aplicará después del rapto. A ningún grupo antes
o después de la Iglesia le fue prometido, ni se le prometerá, esa bendición.
En segundo lugar, en el Libro de la Vida estaban
escritos los nombres de “todas la personas”:
Salmos, 139:16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en
tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin
faltar una de ellas.
Pero nuestros nombres están también escritos en el
Libro de la Vida del Cordero (que no es el Libro de la Vida de Éxodo, 32:33) el
cual contiene solamente el nombre de las personas en la Iglesia:
Apocalipsis, 21:27 No entrará en ella ninguna cosa
inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están
inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Muchas personas se confunden porque creen que existe
un único libro. Pero existe más de uno. En Apocalipsis, 20:11-15, donde se
describe el juicio ante el gran trono blanco, aparece el siguiente pasaje:
Apocalipsis, 20:12 Y vi a los muertos, grandes y
pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las
cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Hay un libro donde están anotadas todas las personas
(creyentes e incrédulas) y sus obras, las cuales “estaban escritas en los
libros”. Luego, el que no se halle inscripto en el libro de la vida será
lanzado al lago de fuego (Apocalipsis, 20:15).
[+] Ezequiel, 18:24 dice: “Mas si el justo se apartare de
su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones
que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán
tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que
cometió, por ello morirá”. ¿Cómo se condice esto con la doctrina de la
seguridad eterna?.
Ezequiel 18:24 fue escrito para el Israel del
Antiguo Testamento. La Iglesia es el único grupo en la historia del hombre al
que se le ha prometido la Seguridad Eterna. Aún a las personas creyentes de
después del rapto que pasarán por la Gran Tribulación no se les promete esta
seguridad, sino que serán responsables de su propia fidelidad (Apocalipsis
14:12).
Ezequiel 18 es la respuesta de Dios a los judíos que
decían que estaban siendo castigados por los pecados de sus antepasados, no por
sus propios pecados, cuando Dios envió a los babilonios en contra de ellos. Él
aprovechó la oportunidad para declarar Sus puntos de vista sobre la
responsabilidad personal, la cual se puede resumir en el versículo 4:
“La persona que peque morirá.”
Pero aún entonces, toda persona que se acercaba al
Templo con un sacrificio ofrecido con la fe puesta sobre un Redentor venidero
que los salvaría, ponían sus pecados a un lado.
[+] Lucas, 8:13 dice: “Los de sobre la piedra son los que
habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen
por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan”. ¿Cómo se condice
esto con la doctrina de la seguridad eterna?.
Como lo he dicho anteriormente, la Biblia, siendo la
Palabra de Dios no puede ser inconsistente. No puede decir una cosa en un lugar
y otra diferente en otro lugar. Si uno llega a un versículo que parece
contradecir otros versículos que son claros, entonces tenemos que asumir que
nuestra interpretación de ese versículo es incorrecta.
La analogía es que una semilla que se siembra y cae
en tierra pedregosa en donde no puede echar raíces pronto muere por falta de
agua. Esto describe a una persona que en la pasión del momento queda emocionada
con el evangelio y aún puede responder al llamado al altar. Pero el evangelio
nunca tomó raíz en el corazón de esa persona de tal manera que cuando llega el
primer momento de prueba, esa persona rápidamente se vuelve a su antigua manera
de ser. Según estudios que se han hecho, ese es el caso de un abrumador
porcentaje de personas que van hacia el altar en las famosas campañas o
cruzadas, en dónde hay mucha emoción y alboroto. Al comparar esto con Lucas
8:15 en dónde la palabra es recibida por un corazón que está listo podemos ver
que el versículo 13 describe a una persona que nunca fue realmente salva en
primer lugar.
[+] Filipenses, 2:12 dice: “Por tanto, amados míos, como
siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más
ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. ¿Cómo
se condice esto con la doctrina de la seguridad eterna?.
¿Cómo pudo Pablo haberle dicho a los filipenses que
tenían que trabajar para mantener su salvación cuando ya le había dicho a los
efesios (Efesios 1:13-14) y a los corintios (2 Corintios 1:21-22) que su
salvación estaba garantizada desde el momento en que creyeron?.
Anteriormente en la carta a los filipenses él dijo
que Dios es fiel para completar la buena obra que empezó en nosotros
(Filipenses 1:6).
Filipenses, 1:6 estando persuadido de esto, que el
que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo;
Algunos (acaso los que se oponen a la doctrina de la
seguridad eterna) sostienen que este pasaje de Filipenses, 1:6 esta
exclusivamente dirigido a los filipenses (los creyentes de la iglesia que Pablo
fundo en la ciudad de Filipos, durante uno de sus viajes misioneros), motivo
por el cual, Filipenses, 1:6, no resulta aplicable a toda la iglesia. Pero las
cartas de Pablo, a pesar de tener un destinatario, que terminaba dando título a
la carta (Filipenses, 1 y 2 Corintios, Efesios, 1 y 2 Tesalonicenses, etc.),
estaban dirigidas y se leían en más de una iglesia. Prueba de ello es el
siguiente pasaje:
Colosenses, 4:16 Cuando esta carta haya sido leída
entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y
que la de Laodicea la leáis también vosotros.
Existe consenso en que la iglesia de Laodicea era la
de Éfeso. Claro ¿no?. El mismo Pablo ordenando que la carta escrita a los
colosenses se lea en la iglesia de Éfeso y que la dirigida a Éfeso sea lea en
la iglesia de los colosenses.
Aceptar que Filipenses, 1:6 es un pasaje
estrictamente aplicable a la iglesia de Filipos y no a la iglesia toda, es tan
absurdo como aceptar que Efesios, 6 (el capítulo donde Pablo habla de la guerra
espiritual) solo resulta aplicable a la iglesia de Éfeso (un disparate).
Retomando….
De acuerdo a Filipenses, 1:6, nosotros no empezamos
la obra, Él lo hizo. Tampoco la llevamos a su conclusión, Él lo hace. Lo que
Pablo estaba diciendo es que la salvación que está disponible ahora es una
promesa que Dios nos ha dado. Nosotros podemos confiar en Él porque Él es fiel
para hacer que la promesa se haga realidad.
Filipenses 2:12 es parte de un pasaje en el cual el
contexto es imitar la humildad del Señor. En Filipenses 2:5-11 Él dijo que
Jesús era Dios en la carne, pero se hizo hombre hasta humillarse para hacerse
siervo, aun renunciando a Su propia vida porque Su Padre se lo había pedido. En
ese contexto Filipenses 2:12 está diciendo que si Él que lo tenía todo pudo
hacer eso, cuánto más nosotros que no tenemos nada debemos acercarnos a Él con
profunda humildad (acaso con temor y temblor), porque sabemos que no merecemos
lo que estamos pidiendo.
Pablo termina de aclarar el tema en Filipenses, 2:13
donde escribe: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad”.
Es Dios, el Espíritu Santo, el que, a través de su
obra de regeneración (Juan, 3:3) y de su gracia, hace (produce en nosotros) no
solo nuestro deseo de alejarnos del pecado (el querer) sino, además, que
podamos lograrlo (el hacer). No se puede sacar de contexto Filipenses, 2:12
para negar la seguridad eterna argumentando que tenemos que guardar nuestra
salvación “con temor y temblor”, como si fuera una obra 100% nuestra, cuando,
en el versículo siguiente (Filipenses, 2:13), Pablo dice que es una obra 100%
del Espíritu Santo.
[+] Colosenses, 1:21-23 dice: “Y a vosotros también, que
erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas
obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la
muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de
él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de
la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la
creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro”.
¿Cómo se condice esto con la doctrina de la seguridad eterna?.
Si tomamos esta declaración por sí misma podemos
leerla como una afirmación condicional. Pero para que eso sea correcto, Pablo
tendría que haberse contradicho en otras declaraciones claras que él hizo
confirmando la seguridad eterna en otros lugares.
Algunos de estos son Romanos 8:38-39, Efesios
1:13-14, y 2 Corintios 1:21-22. Puesto que sus escritos fueron inspirados por
el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16), eso sería imposible. Entonces, ¿qué es lo
que Colosenses 1:21-23 realmente dice?
La palabra griega traducida “si” en Colosenses 1:23
es “eige”. Esta palabra no tiene un equivalente directo en español. Según mi
concordancia la palabra “puesto que” y la frase “en vista de que” se le acercan
mucho. Por ejemplo, suponga usted que yo digo, “Si la gravedad existe, entonces
al saltar de un edificio usted caerá al suelo.” ¿El uso que hago de la palabra
“si” implica que la gravedad es condicional? O, ¿estoy realmente diciendo,
“Puesto que la gravedad existe, entonces al saltar de un edificio usted caerá
al suelo?” ¿Se puede dar cuenta lo que quiero decir? Al sustituir “puesto que”
por “si” se elimina cualquier posibilidad de que Colosenses 1:21-23 contradiga
las otras declaraciones de Pablo.
[+] 1 Timoteo, 4:1 dice: “Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. ¿Cómo se condice
esto con la doctrina de la seguridad eterna?.
La suposición de que las personas deben tener una fe
verdadera para abandonarla no es correcta. En Mateo 7:22-23 Jesús dijo que Él
negaría haber conocido a algunos que habían profetizado, expulsado demonios y
hecho milagros en Su Nombre (para Cristo nunca fueron salvos).
Mateo, 7:22 Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 7:23 Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Y al referirse a los falsos maestros Juan dijo:
1 Juan, 2:19 Salieron de nosotros, pero no eran de
nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con
nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
En Juan 10:27-29 Jesús dijo:
Juan, 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, 10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 10:29 Mi Padre que me las
dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi
Padre.
Por estas declaraciones sabemos que a pesar de que
hay personas que afirman ser creyentes, resulta que no lo son. Pero las
personas que verdaderamente son creyentes no abandonarán su fe ni se perderán,
así que las que abandonan la fe realmente nunca la tuvieron.
Efesios 1:13-14, 2 Corintios 1:21-22 y muchos otros
versículos confirman Su promesa de que una vez que hemos creído en Él nuestra
salvación está garantizada y nada puede cambiar eso.
Los apostatas abandonan una fe que ya estaba muerta
en los términos de Santiago, 2:14-17, es decir, ya era una fe que no salvaba
(por no tener fruto). Con la apostasía no se pierde la salvación sino la
posibilidad de obtenerla ya que es preferible tener una fe muerta, que puede
revivir en algún momento por la vía del arrepentimiento, a directamente no
tener nada.
[+] Hebreos, 10:26-29 dice: “Porque si pecáremos
voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no
queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de
juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola
la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare
al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?. ¿Cómo se condice esto
con la doctrina de la seguridad eterna?.
Para negar la seguridad eterna usted tiene que creer
que hay otras declaraciones en la Biblia que pueden contradecir los versículos
en los cuales se sustenta (Efesios, 1:13-14, 2 Corintios, 1:21-22, etc.).
Eso quiere decir que o Dios no fue sincero cuando
hizo que Pablo las escribiera, o que Él permitió que Pablo hiciera una promesa
en Su nombre que no es cierta, o que Él cambió de manera de pensar y las
revocó.
Ahora examinemos la cita de Hebreos 10:26-29. Si el
escritor de la carta se estaba refiriendo a nuestra salvación entonces la
primera frase de ese pasaje ha descalificado a cualquier persona que haya vivido,
para irse al Cielo, porque ninguna persona cristiana jamás ha podido vivir una
vida sin cometer pecado, aun luego de ser salva:
1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Aún Pablo confesó que no podía mantenerse sin pecar
(Romanos 7:18-20).
Romanos, 7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi
carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el
hacerlo. 7:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago. 7:20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el
pecado que mora en mí.
Finalmente, debemos ver el contexto en el cual el
pasaje de Hebreos fue dado. Toda la carta es un argumento en contra de la
tendencia de los creyentes judíos de volverse al sistema levítico, el cual
requería el sacrificio de un cordero como remedio para el pecado.
Hebreos 10:26-29 dice que ya no existe ningún
sacrificio aceptable en el sistema levítico, y que buscar uno ahí es un pecado
que tiene el efecto de “pisotear al Hijo de Dios, y tener por inmunda la sangre
del pacto en la cual fue santificado, y hacerle afrenta al Espíritu de gracia,”
y que regresando a la Ley de Moisés después que Jesús vino a cumplirla era el
peor insulto a Dios que el desobedecerla antes que Él viniera. Bajo el Nuevo
Pacto el remedio para el pecado lo encontramos en 1 Juan 1:9:
1 Juan, 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
[+] 2 Pedro, 2:20-21 dice: “Ciertamente, si habiéndose
ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor
y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer
estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber
conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse
atrás del santo mandamiento que les fue dado”. ¿Cómo se condice esto con la
doctrina de la seguridad eterna?.
El contexto de 2 Pedro 2 es los falsos maestros y su
destrucción. De otros pasajes que son claros cuando explican la certeza de
nuestra salvación y el compromiso del Señor para no perder a ninguno de
nosotros, podemos concluir que las personas a las que Pedro se está refiriendo
no eran salvas ni nunca lo fueron.
Conociendo al Señor y conociendo el camino de la
justicia no quiere decir que una persona ha creído en su corazón. Las palabras
griegas usadas aquí todas tienen una forma de “gnosis”, que significa
conocimiento. La palabra griega para creer (“pistis”) no está relacionada a la
palabra para conocer (“gnosis”), y no aparece en ningún lugar de este pasaje.
Las personas que Pedro está describiendo han aprendido lo suficiente para ser
maestros, pero no han creído lo que han aprendido (conocer no significa creer)
y realmente están descarriando a sus estudiantes. Pedro dijo que hubiera sido
mejor que ellos hubieran permanecido ignorantes. Jesús les dijo a los fariseos:
Juan, 9:41 Jesús les respondió: Si fuerais
ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado
permanece.
[+] 2 Pedro, 3:17 dice: “Así que vosotros, oh amados,
sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los
inicuos, caigáis de vuestra firmeza”. ¿Cómo se condice esto con la doctrina de
la seguridad eterna?.
La Biblia siendo la Palabra de Dios no puede
contradecirse a sí misma. Dios no dice una cosa en un lugar para luego decir
otra diferente en algún otro lugar. Por consiguiente, usted no puede tomar un
versículo cuyo significado no es claro y usarlo para negar todos los demás que
tienen un significado claro. Hay docenas o más de versículos que son claros
sobre la Seguridad Eterna. Dos de los más claros son Efesios 1:13-14 y 2
Corintios 1:21-22.
Pedro estaba hablando sobre los falsos maestros que
hacen que las personas duden de su fe. Estos sembrarán confusión entre la gente
alegando que saben cosas que las personas no han oído antes.
En 2 Pedro 3:17 se nos advierte de no dejarnos
llevar por el error de hombres inicuos para apartarnos de nuestra posición
firme, o literalmente de nuestra firmeza mental.
Si nuestra posición segura fue hecha posible por el
sello del Espíritu Santo, y si es Dios quien nos hace estar firmes en Cristo, y
si nadie nos puede arrebatar de Sus manos, entonces, ¿cómo podremos enfriarnos?
De nuevo, Pedro tenía que estar hablando de otra cosa.
Él estaba hablando acerca de permitir que el error
de hombres inicuos nos distraiga. Estos son los burladores de 2 Pedro 3:3-7 que
insisten en que el Señor realmente no va a volver. La advertencia de Pedro no
tiene nada ver con la seguridad eterna, sino en perder nuestra esperanza
bienaventurada en el retorno del Señor, perdiendo así nuestra paz acerca de Sus
promesas y nuestra certeza del futuro.
2 Pedro, 3:18 Antes bien, creced en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y
hasta el día de la eternidad. Amén.
Luego, en el versículo final, 2 Pedro 3:18, se nos
da el curso de acción que evitará que eso nos suceda. Debemos crecer en la
gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En otras
palabras, no debemos escuchar a estos hombres inicuos que niegan las promesas
que el Señor nos hizo a nosotros, sino por Su Gracia y a través del estudio de
Su palabra, debemos aprender esas promesas tan bien que nadie pueda
disuadirnos.
[+] Apocalipsis, 22:18 Yo testifico a todo
aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a
estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este
libro. 22:19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta
profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de
las cosas que están escritas en este libro. ¿Cómo se condice esto con la
doctrina de la seguridad eterna?.
Apocalipsis 22:18-19 es una advertencia para
cualquier persona que intente re-escribir el Libro de Apocalipsis, ya sea
añadiéndole cosas que Dios no dijo, o quitándole cosas que Él dijo. A pesar de
que algunas personas creyentes han interpretado este libro de muchas maneras
diferentes, no puedo imaginarme cómo una persona creyente nacida de nuevo pueda
realmente re-escribirlo. Por consiguiente yo creo que eso es una advertencia
dirigida a las personas incrédulas de no alterar el libro con la intención de
engañar a la gente.
QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!
Marcelo D.
D’Amico
Maestro de
la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA