Puedes bajar este post como archivo de Word pinchando Aqui o como archivo de Powerpoint pinchando Aqui
Te dejo el video donde predico sobre este tema (el contenido es el mismo que los archivos de Word y Powerpoint y que lo expuesto mas abajo):
Malaquías, 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Hay dos tipos de ingresos en la Biblia:
[1] los diezmos; y
[2] las ofrendas;
Los diezmos se calculan
como el 10% de los ingresos obtenidos: si trabajas en relación de dependencia y
cobras un sueldo fijo, el diezmo es el 10% del sueldo neto que cobras – neto de
las retenciones que suelen practicar los empleadores – y si tienes un
emprendimiento, negocio o empresa, se calcula como el 10% no de las ventas sino
de la utilidad o ganancia final (ventas – costos – gastos = ganancia final x
10%).
Los diezmos son
obligatorios e implican devolverle a Dios una (mínima) parte de las riquezas
con que nos ha bendecido. Los diezmos representan el sustento de los pastores.
En cuanto a la ofrendas,
a diferencia de los diezmos, no hay nada estipulado en la Biblia. Son
voluntarias y su destino, a diferencia de los diezmos (que son el sustento de
los pastores), es el cubrir distintas necesidades de la obra (reparaciones,
mantenimiento, eventos o ayuda a algún hermano con necesidades).
Acá manda el corazón y la
Biblia dice que Dios ama a los que ofrendan con alegría:
2 Corintios, 9:7 Cada uno
dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios
ama al dador alegre.
Diezmar
o no diezmar
La figura del diezmo
viene del AT (de la Ley de Moisés) y las menciones que hay en el NT son todas
referencias al AT, por lo que, en el NT, la figura del diezmo no tiene entidad
propia. Por esto, hay muchos que piensan, erróneamente, que, como el Nuevo
Pacto reemplazo el Viejo Pacto, las disposiciones del AT ya no están vigentes,
motivo por el cual, en la actualidad, no existe la obligación de diezmar.
No vamos a discutir esto
aquí, porque no es el objeto del presente estudio. Solo te recomiendo que veas
en mi blog, en la pestaña “Predicas del autor del blog”, una predica llamada
“Diezmos y ofrendas. La vigencia de la ley de Moisés”, donde explico por qué la
obligación de diezmar sigue vigente hasta el día de hoy.
Podrás verla en la
siguiente dirección:
El espíritu inmundo de
avaricia (Mamon) es un demonio que impide, frena y obstaculiza que los diezmos,
las ofrendas y las primicias fluyan hacia el altar y hacia el alfolí de la
iglesia. Cuando este espíritu inmundo toma el control de la iglesia, los
ingresos de la misma disminuyen sensiblemente.
El
espíritu de avaricia (Mamon)
La avaricia puede ser
definida como el amor al dinero:
1 Timoteo, 6:10 porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Pablo no dice que el
dinero es la raíz de todos los males. Dice que el “amor al dinero” es la raíz
de todos los males y la avaricia es eso: amor al dinero.
La avaricia es una forma
de idolatría:
Colosenses, 3:5 Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría;
Y ningún avaro (idolatra)
entrara en el reino de los cielos:
Apocalipsis, 21:8 Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Este espíritu de avaricia
debe ser discernido lo antes posible. De lo contrario, la angustia comenzara a
ganar el ánimo de los pastores, al ver disminuidos los diezmos (que son su
sustento) y las ofrendas (que puede paralizar alguna obra en marcha dentro de
la iglesia).
El
espíritu de Madian
Cuando este espíritu de
avaricia gana el control de la iglesia, se activa la siguiente maldición de
Dios:
Malaquías, 3:9 Malditos
sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Esta maldición le abre la
puerta a otro espíritu inmundo que se mueve “en matrimonio” con el espíritu de
avaricia y es el espíritu inmundo de Madian.
Madian (los madianitas o pueblo
de Madian), aparece mencionado en la Biblia en Jueces, 6:1-6.
Luego
de la muerte de Josué, Israel abandono los caminos del Señor (cometió
apostasía).
Cuando
Israel conquisto la tierra prometida de Canaán, Dios le había ordenado que
aniquilara a todos los pueblos paganos que la habitaban. Esta orden fue
cumplida parcialmente por Israel, ya que prefirió no aniquilar a algunos
pueblos para convertirlos en tributarios y así obtener riquezas, desobedeciendo
a Dios, quien luego utilizo a estos mismos pueblos para oprimir a Israel por su
permanente desobediencia.
No
obstante, cada vez que Israel se arrepentía, Dios, movido a misericordia,
levantaba, de alguna tribu, un juez que los libertaba. Entre todos los jueces
que levanto Dios, para liberar a Israel del enemigo de turno (en este caso
Madian), encontramos a Gedeón.
Dice
la Biblia (Jueces, 6:6), que “Israel empobrecía a causa de Madian”. Israel
sembraba y, cuando estaba a punto de cosechar, aparecían los madianitas para
destruir y robar las cosechas. Y esto ocurría con la voluntad permisiva de Dios,
a causa de la desobediencia de Israel.
El espíritu inmundo de
Madian sigue activo en nuestros días y, cuando en una iglesia no se diezma
(cuando se desobedece, robando a Dios), este espíritu, permitido por Dios, trae
pobreza, escases y miseria sobre el pueblo de Dios, impidiendo que se reciban las
bendiciones que Dios, en realidad, desea derramar sobre su pueblo.
Primeramente debe
desarraigarse de la iglesia el espíritu inmundo de avaricia (Mamon). Una vez hecho
esto, se desactivara la maldición de Dios de Malaquías 3:9, con lo cual el
espíritu inmundo de Madian podrá ser desalojado sin problemas de la iglesia.
Un pueblo que no diezma
(que roba a Dios) y que no ofrenda, jamás podrá prosperar ni recibir ninguna
bendición de parte de Dios.
Las siguientes son
señales de que estos espíritus (Avaricia o Mamon y Madian) se encuentran activos
dentro de una iglesia local.
El espíritu de avaricia
(Mamon):
[+] provoca, por amor al dinero
(por avaricia), que no se diezme o se diezme menos que lo que corresponde, ni
se ofrende;
[+] provoca, por ende,
una disminución en los ingresos de la congregación;
[+] activa la maldición
de Malaquias, 3:9 atrayendo al espíritu inmundo de Madian;
El espíritu de Madian:
[+] impide que se reciban
las bendiciones que Dios desea derramar sobre su pueblo; y
[+] trae pobreza, escases
y miseria sobre el pueblo de Dios;
De este modo, la iglesia
entra en un círculo vicioso del que no puede salir: por no diezmar (por robar a
Dios), por amor al dinero (por avaricia), viene el espíritu de Madian y, a
causa de Madian, vienen pobreza, escases y miseria y luego, a causas de estas,
diezmar se torna imposible, con lo cual estamos en presencia de un círculo
perverso que se retroalimenta.
Quienes se encuentran
bajo el control del espíritu de avaricia, teniendo trabajo y pudiendo diezmar,
por amor al dinero (por avaricia) no diezman o diezman menos de lo que
corresponde. Al robar a Dios y al activarse, con ello, la maldición de Malaquías,
3:9 lo más probable es que estas personas pierdan sus empleos. A partir de
aquí, por más que se quiera diezmar ya no se puede y es aquí donde tales
personas caen en una espiral sin fin aparente.
Casi todos los pastores
tienen revelación de Dios, motivo por el cual saben perfectamente quien diezma
y quien no en sus congregaciones. Esto evitara que los pastores se vean en la
situación de bendecir a alguien sobre quien pesa una maldición por robar a
Dios. Los pastores no pueden bendecir lo que Dios maldijo.
¿Cuál es la solución?:
[+] arrepentimiento y confesión
del pecado de no diezmar, es decir, de robar a Dios, por avaricia;
[+] hacer un compromiso
con Dios de diezmar como corresponde cuando se obtenga un empleo;
[+] cumplir diligentemente
ese compromiso ni bien se obtenga un empleo;
Oración
contra los espíritus de avaricia (Mamon) y Madian
Señor Jesucristo, te
pedimos perdón por hacer faltar alimento en tu casa y robarte, al no diezmar,
por amor al dinero, lo que tendríamos que haber diezmado.
Señor Jesucristo, con la
autoridad que hay en tu nombre y con el poder que hay en tu sangre, atamos,
reprendemos, echamos fuera, desalojamos a los lugares secos y vacíos al
espíritu inmundo de avaricia (Mamon) y a todos los demonios que vienen con el:
mezquindad, idolatría (amor al dinero) y Madian, que roba las bendiciones que
deseas derramar sobre nosotros.
Atamos a estos demonios y
desatamos al Espíritu Santo y un espíritu de generosidad sobre nuestra iglesia.
Rompemos, quebrantamos,
despedazamos, conquistamos, saqueamos, dejamos inhabitada y convertimos en
anatema, las fortalezas de avaricia, idolatría y Madian y distribuimos sus
bienes.
¿Qué significa “convertir
en anatema”?.
Significa consagrar para
Dios el lugar donde existía la fortaleza destruida, para que nada más,
contrario a Dios, pueda ser construido en ese lugar.
Basado en:
Josué, 6:26 En aquel
tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre
que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche
los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.
MARCELO D. D’AMICO
Maestro de la Palabra –
Ministerio Rey de Gloria.