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1 JUAN
Autor: Juan
Tema: evidencias de una verdadera conversión cristiana
Fecha: 85 - 95 d.C.
Propósito
Así como Juan consignó el propósito cuando escribió el Evangelio que lleva su nombre:
Juan, 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
También consignó el propósito al escribir esta epístola:
1 Juan, 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Según Juan, podemos saber si
tenemos vida eterna, es decir, si somos salvos. ¿Y cómo podemos saberlo?. Examinando
nuestro “estilo de vida” a la luz de las Escrituras. La frase “esta cosas” se
refiere a todo el libro de 1 Juan. Y si la estudiamos detenidamente,
encontramos que esta carta consiste en una serie de pruebas, a la luz de las
cuales cada creyente debe examinarse a sí mismo. Juan nos da algunas de las
características más importantes de una persona que de verdad es cristiana. Y
debemos comparar nuestro “estilo de vida” con lo que Juan ha escrito acá. Y si
vemos contradicciones, debemos preocuparnos.
Trasfondo
No se designa a los destinatarios
de esta epístola. No hay saludos ni mención de personas, lugares ni
acontecimientos en el texto. La explicación más probable de esta forma poco
común es que Juan escribió desde su residencia en Éfeso a unas iglesias de la
provincia de Asia Menor, sobre las que tenía responsabilidad apostólica
(Apocalipsis, 1:11).
Como las congregaciones tenían un
problema común y necesidades parecidas, Juan les escribió esta epístola como
una circular y la envió con un emisario.
Ciertas personas – que Juan llama
“anticristos” en 1 Juan, 2:19 – se habían alejado de las congregaciones, pero
las falsas enseñanzas que habían dejado continuaban trastornando el Evangelio
verdadero.
Su herejía, básicamente, negaba:
[a] que Jesús
fuera el Cristo (1 Juan, 2:22, 5:1); y
[b] que Cristo hubiera venido en cuerpo humano (1 Juan, 4:2-3);
Autoría
Hay
cinco libros en el NT que se asocian con el nombre de Juan: uno de los cuatro
Evangelios, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Aunque Juan no se
identifica por nombre en esta epístola, los padres de la iglesia primitiva del
siglo II (Papías, Irineo, Tertuliano, Clemente de Alejandría) afirman que fue
escrita por el apóstol Juan, uno de los doce apóstoles originales de
Jesucristo. Las grandes semejanzas en estilo, vocabulario y temas entre 1 Juan
y el Evangelio que lleva su nombre, dan cuenta de que el apóstol Juan escribió
ambos libros (1 Juan y el Evangelio).
Estructura
En
esta epístola, Juan revela cinco pruebas específicas por las cuales los
creyentes pueden conocer con seguridad que tienen vida eterna (que son salvos):
[1] la prueba de la verdad apostólica
sobre Cristo (1 Juan, 1:1-3, 2:21-23, 4:2-3, 15, 5:1, 5, 10, 20);
[2] la prueba de una fe obediente
que guarda los mandamientos de Cristo (1 Juan, 2:3-11, 5:3-4);
[3] la prueba de la vida santa,
es decir, volverse del pecado a la comunión con Dios (1 Juan, 1:6-9, 2:3-6,
15-17, 29, 3:1-10, 5:2-3);
[4] la prueba del amor a Dios y a
los demás creyentes (1 Juan, 2:9-11, 3:10-11, 14, 16-18, 4:7-12, 18-21); y
[5] la prueba del testimonio del Espíritu (1 Juan, 2:20, 27, 4:13, 5:7-12);
Juan llega a la conclusión de que las personas pueden saber con seguridad que tienen vida eterna, es decir, que son salvos (1 Juan, 5:13), cuando resulta evidente en su vida el fruto de estas cinco pruebas.
Características especiales
Cinco
son las principales características de esta epístola:
[1] define la vida cristiana
empleando términos contrastantes y, al parecer, sin admitir términos medios
entre la luz y las tinieblas, la verdad y la mentira, la justicia y el pecado,
el amor y el odio, el amor a Dios y el amor al mundo, los hijos de Dios y los
hijos del diablo;
[2] es el único escrito del NT
que habla de Jesús como “abogado” (del griego “parakletos”) ante el Padre
cuando un verdadero creyente peca (1 Juan, 2:1-2, Juan, 14:16-17, 15:26,
16:7-8);
[3] su mensaje se apoya casi todo
en el testimonio apostólico y no en la revelación anterior del AT, ya que no
hay en 1 Juan referencias a este último;
[4] puesto que presenta la
cristología en conexión con la refutación de cierta herejía, se enfoca en la
encarnación y la sangre (la cruz) de Jesús, sin mencionar con claridad su
resurrección; y
[5] su estilo es simple y
repetitivo cuando emplea ciertas palabras y expresiones como luz, verdad,
creer, permanecer, conocer, amar, justicia, testimonio, nacido de Dios y vida
eterna;
Cristo en 1 Juan
Cristo
es “el amor de Dios derramado en nuestros corazones”:
1
Juan, 4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel
que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 4:8 El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor. 4:9 En esto se mostró el amor de
Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para
que vivamos por él.
Estudios
relacionados
Las tres herejías más peligrosas
Evidencias de una verdadera conversión
Observaciones adicionales
En esta epístola, Juan:
[a] combate,
básicamente, dos herejías:
[1] una, denominada “gnosticismo” (1 Juan, 1:5), que
es la base de la masonería y todo lo que tiene que ver con la Nueva Era; y
[2] otra, que niega la divinidad de Jesucristo (1 Juan, 2:18-19, 22,
4:2-3);
[b] nos da una guía práctica – el propósito de la epístola – que nos permite comprobar si verdaderamente somos cristianos (1 Juan, 5:13);
Aunque toda la epístola es importante, no debiéramos dejar de leer y profundizar los siguientes pasajes:
[+]
Dios no es accesible solo para una “elite de iluminados” – herejía conocida
como “gnosticismo” – sino, como lo afirma Juan, 3:16, para todo aquel que cree
en El (1 Juan, 1:5);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que tenemos comunión con Dios y, por el otro,
llevar un “estilo de vida” contrario a su palabra (1 Juan, 1:6);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, no
reconocer que, aun después de ser salvos, hay pecado en nuestra vida (1 Juan,
1:8, 10) y no confesarlo (1 Juan, 1:9);
[+]
Jesucristo es nuestro abogado cuando pecamos (1 Juan, 2:1);
[+] no
podemos afirmar, por un lado, que somos cristianos y, por el otro, no guardar
sus mandamientos de Dios (1 Juan, 2:3-5);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, no andar
como Cristo anduvo (1 Juan, 2:6);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, aborrecer
a nuestro hermano (1 Juan, 2:9-10, 3:15, 4:20-21);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, amar el
mundo y las cosas que hay en el mundo (1 Juan, 2:15-17);
[+]
el espíritu del anticristo (1 Juan, 2:18-19, 22, 4:2-3);
[+] lo
que es nacido del Espíritu no peca (1 Juan, 3:8-9, 5:18);
[+]
si verdaderamente somos cristianos, el mundo nos aborrecerá (1 Juan, 3:13);
[+]
si verdaderamente somos cristianos, debemos juzgar el espíritu de los profetas
(1 Juan, 4:1);
[+]
mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Juan, 4:4);
[+] el
espíritu de verdad y el espíritu de error (1 Juan, 4:5-6);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, no amar
porque Dios es amor (1 Juan, 4:7-8);
[+]
la manifestación concreta del amor de Dios (1 Juan, 4:9-10);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, vivir en
temor constante (1 Juan, 4:18);
[+]
los mandamientos de Dios no son gravosos (1 Juan, 5:3);
[+] la
fe que vence al mundo es creer que Jesús es el Hijo de Dios (1 Juan, 5:4);
[+]
el propósito de Juan al escribir 1 Juan (1 Juan, 5:13);
[+]
no podemos, por un lado, afirmar que somos cristianos y, por el otro, no orar
por nuestros hermanos caídos en pecado que no sea de muerte (1 Juan, 5:16-17);
[+] el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan, 5:19);
Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA