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2
REYES
Autor: Anónimo
Tema: reyes de Israel y de Judá
Fecha: 560 - 550 a.C.
Propósito
2 Reyes tiene el mismo propósito que 1 Reyes: dar al pueblo hebreo, especialmente a los exiliados en Babilonia, la interpretación y comprensión profética de su historia durante la monarquía dividida, para que no repitieran los pecados de sus antepasados.
Trasfondo
2 Reyes continua trazando la decadencia de Israel y Judá, comenzando cerca de 852 a.C.. Registra las dos grandes calamidades nacionales que produjeron la disolución de los reinos de Israel (el reino del norte) y de Judá (el reino del sur):
[1] la caída del reino del norte
(llamado Israel o Efraín), con capital en Samaria, a manos del imperio asirio
en 722 a.C.; y
[2] la caída del reino del sur
(llamado Judá), con capital en Jerusalén, donde estaba el templo, a manos del
imperio babilónico comandado por el rey Nabucodonosor en 586 a.C..
2 Reyes cubre los últimos 130 años de los 345 años de la historia de Judá. La mayor inestabilidad de Israel (las 10 tribus del reino del norte) se evidencia por su constante cambio de reyes (diecinueve) y dinastías (nueve) en 210 años, en comparación con los veinte reyes y una dinastía (con una interrupción breve) durante 345 años.
Muchos profetas escritores del AT ministraron durante el tiempo registrado en 2 Reyes. Recordaban, advertían y exhortaban a los reyes en lo concerniente a sus responsabilidades con Dios, como sus representantes teocráticos. Amos y Oseas profetizaron en Israel (el reino del norte), mientras que Joel, Isaías, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías y Jeremías profetizaron en Judá (el reino del sur). Los libros de cada uno de estos profetas proveen importantes revelaciones históricas y teológicas, que no se incluyen en 2 Reyes, en lo concerniente a la decadencia espiritual y moral de ambos reinos.
Autoría
Vale lo mismo que lo señalado para 1 Reyes:
1 y 2 Reyes fueron, al principio, un solo libro en el AT hebreo. Por eso, el asunto de la paternidad literaria los afecta como un solo libro. El último suceso registrado (2 Reyes, 25:27) es la liberación del rey Joaquín de la prisión en Babilonia (560 a.C.). Por lo tanto, 1 y 2 Reyes, en su forma completa, probablemente datan desde la década 560-550 a.C..
Aunque el autor no se nombra, es claro que fue un inspirado historiador profético, que interpretaba el reinado de todos los reyes de Israel (el reino del norte) y Judá (el reino del sur) a la luz del pacto de Dios con el pueblo hebreo. También está claro que uso varias fuentes escritas llamadas por su nombre:
[1] el “libro de los hechos de Salomón” (1 Reyes, 11:41);
[2] el “libro de las historias de los reyes de Israel” (1 Reyes, 14:19);
[3] las “crónicas de los reyes de Judá” (1 Reyes, 14:29);
Estas fuentes eran probablemente crónicas escritas, mantenidas por los profetas y no los anales oficiales de la corte. Es también probable que el autor consultara otras fuentes proféticas, tales como las mencionadas en 1 Crónicas, 29:29.
Estructura
La historia de 2 Reyes se divide en dos épocas principales:
[1] la historia de ambos reinos,
antes de la caída del reino del norte (Israel) en 722 a.C. (2 Reyes, 1 al 17);
y
[2] la historia del reino del sur
(Judá), luego de la ruina del reino del norte (Israel), hasta su caída en 586
a.C. (2 Reyes, 18 al 25);
Por un lado, Israel (el reino del norte) tuvo una sucesión ininterrumpida de reyes que hicieron “lo malo ante los ojos de Jehová” (ejemplo: 2 Reyes, 3:2). 2 Reyes registra que, en medio de la terrible apostasía de Israel (el reino del norte), Dios levanto profetas poderosos tales como Elías y Eliseo, para llamar a la nación y a sus líderes a que volvieran a Dios y su pacto (2 Reyes, 1 al 9).
Por el otro, Judá (el reino del sur), tuvo algún alivio temporal de reyes malos en gobernantes piadosos como Ezequías (2 Reyes, 18 al 21) y Josías (2 Reyes, 22 al 23), que procuraron volver el corazón de la nación hacia Dios. No obstante, tales reyes piadosos fueron incapaces de alterar permanentemente la marea prevaleciente de idolatría, inmoralidad y violencia. Después de la muerte de Josías (2 Reyes, 23), la caída de Judá fue rápida y culmino con el saqueo de Jerusalén y el templo por Nabucodonosor en 586 a.C. (2 Reyes, 25).
Características especiales
Cinco aspectos o énfasis principales caracterizan 2 Reyes:
[1] pone énfasis (como 1 Reyes)
en la importancia de los profetas y su revelación como medio principal de Dios
para dar su mensaje a los reyes y al pueblo de Israel y Judá: Elías y Eliseo (2
Reyes, 1 al 13), Jonás (2 Reyes, 14:25), Isaías (2 Reyes, 19:1-7, 20-34) y
Hulda (2 Reyes, 22:14-20);
[2] destaca el ministerio
milagroso de Eliseo en gran parte de la primera mitad del libro (2 Reyes, 2 al
13);
[3] solo a dos reyes del reino
del sur (Judá) da completa aprobación como fieles a Dios y al pueblo: Ezequías
(2 Reyes, 18:1 – 20:21) y Josías (2 Reyes, 22:1 – 23:29);
[4] revela que los lideres impíos
llevaran, por fin, al pueblo a la ruina e ilustra el principio permanente de
que “la justicia engrandece a la nación; más el pecado es afrenta de las
naciones” (Proverbios, 14:34); y
[5] contiene muchas historias bíblicas
bien conocidas, tales como la ascensión de Elías al cielo en un torbellino (2
Reyes, 2), la resurrección del hijo de la sunamita por Eliseo (2 Reyes, 4), la
sanidad de Naamán (2 Reyes, 5), el hacha que floto en el agua (2 Reyes, 6), la
violenta muerte de Jezabel como había profetizado Elías (2 Reyes, 9), los
grandes avivamientos durante los reinados de Ezequías (2 Reyes, 18) y Josías (2
Reyes, 23) y la enfermedad grave de Ezequías y su sanidad (2 Reyes, 20).
Cumplimiento en el NT
2 Reyes registra que el pecado y la infidelidad de los reyes de Judá (los descendientes de David) dieron como resultado la destrucción de Jerusalén y el reino davídico. Sin embargo, el NT también aclara que Dios, en su fidelidad, cumplió la promesa del pacto que hizo con David por medio de Jesucristo, el “Hijo de David” (Mateo, 1:1, 9:27-31, 21:9), cuyo reinado y reino no tendrá fin (Lucas, 1:32-33, Isaías, 9:7).
Cristo en 2 Reyes
Cristo es “nuestro Rey que gobierna”:
1 Reyes, 1:13 Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
DIOS TE BENDIGA!
Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA