lunes, 1 de marzo de 2021

SERIE BOSQUEJOS DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA: # 35 - HABACUC

 


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HABACUC 

Autor: Habacuc 

Tema: el vivir por fe 

Fecha: 606 a.C. 

Propósito 

A diferencia de la mayoría de los profetas, Habacuc no profetiza a la Judá descarriada. Escribe, más bien, para ayudar al remanente piadoso de Judá a comprender los designios de Dios respecto a su nación pecadora y el juicio cercano de ella. Después de esforzarse por comprender el problema que le preocupaba profundamente, es decir, el que Dios usara un pueblo muy malvado como los caldeos para devorar a su pueblo en el juicio (Habacuc, 1:6-13), Habacuc les asegura  a los otros creyentes que Dios juzgara toda maldad en el tiempo señalado. Mientras tanto, “el justo por su vivirá” (Habacuc, 2:4) y no por su comprensión y “se gozara en el Dios de su salvación” (Habacuc, 3:18).

Trasfondo 

A diferencia de otros profetas del AT, Habacuc no fecha su profecía refiriéndose a reyes contemporáneos. Sin embargo, el hecho de que estaba perplejo porque Dios usaba a los babilonios (“los caldeos” de Habacuc, 1:6) como instrumento de su juicio contra Judá, sugiere un tiempo cuando Babilonia era ya una potencia mundial y la invasión a Judá era inminente (608 – 598 a.C.). Nabucodonosor derroto a los egipcios en la batalla de Carquemis (605 a.C.). Egipto fue la última nación fuerte que se opuso a la expansión babilónica. Si la descripción del ejercito babilónico en Habacuc, 1:6-11 se refiere a la marcha babilónica hacia Carquemis (como la interpretan muchos), entonces la fecha de la profecía de Habacuc es 606 – 605 a.C., durante los primeros años del reinado del rey Joacim de Judá. 

Los resultados del ascenso de Babilonia a potencia mundial fueron devastadores para la desobediente Judá (2 Reyes, 24 – 25). Mientras Nabucodonosor regresaba de Egipto, invadió Judá y llevo una cantidad significativa de cautivos a Babilonia, entre quienes estaban Daniel y sus tres amigos (605 a.C.). En 597 a.C. las fuerzas babilónicas otra vez invadieron Jerusalén, saquearon el templo y llevaron unos 10.000 cautivos a Babilonia, entre quienes estaba el profeta Ezequiel. 

Cuando el rey Sedequías trato de liberar a Judá del control babilónico once años después (586 a.C.), Nabucodonosor, muy enojado, le puso sitio a Jerusalén, quemo el templo, destruyo del todo la ciudad y llevo cautivos a Babilonia a la mayoría de los habitantes sobrevivientes. Habacuc probablemente vivió durante toda esa época del juicio de Judá o la mayor parte de ella. 

Autoría 

El autor de este libro se identifica como “el profeta Habacuc” (Habacuc, 1:1, 3:1). No da más información personal ni familiar, ni su nombre (que significa “abrazo”) aparece en ningún otra parte de las Escrituras. La referencia de Habacuc “al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas” (Habacuc, 3:19), sugiere que puede también haber sido levita y músico en Jerusalén. 

Estructura 

Habacuc, 1 – 2 contienen las preguntas que expresan la perplejidad de Habacuc en cuanto a los designios de Dios y las respuestas que Dios le dio. Como había visto tanta maldad e idolatría en Judá, su primera pregunta fue: ¿Cómo podría Dios permitir que su pueblo rebelde escapara sin castigo por tanto pecado?. Dios respondió mostrando al profeta que pronto usaría a los babilonios para castigar a la nación de Judá. La segunda pregunta de Habacuc siguió inmediatamente: ¿Cómo podría Dios permitir que una nación aún más malvada y cruel que Judá la castigara?. Dios respondió prometiéndole al profeta que el día de rendir cuentas también vendría para los babilonios. A través de todo el libro, Habacuc expresa su fe en la soberanía de Dios y en la certeza de que Dios es justo en todos sus designios. La revelación del amor de Dios por el justo y su propósito de destruir a la malvada Babilonia evocó un himno profético de alabanza y promesa acerca de la salvación de Sion (Habacuc, 3). 

Características especiales 

Cinco aspectos o énfasis principales caracterizan el libro de Habacuc:

 

[1] en vez de profetizar a la desobediente Judá, toma del “diario” del profeta sus conversaciones con Dios y la subsecuente revelación profética;

[2] contiene por lo menos tres formas literarias bien diferenciadas:

 

[a] el “dialogo” entre el profeta y Dios (Habacuc, 1:2 – 2:5);

[b] los “ayes proféticos” típicos (Habacuc, 2:6-20); y

[c] un canto profético (Habacuc, 3);

 

[3] el profeta manifiesta tres características en medio de los tiempos adversos:

 

[a] indagación sincera del Señor (Habacuc, 1);

[b] fe inconmovible (Habacuc, 2:4. 3:18-19); y

[c] preocupación por el avivamiento (Habacuc, 3:2);

 

[4] la visión de Dios que tiene el profeta en Habacuc, 3 es una de las más excelentes de la Biblia, evocadora de la teofanía manifestada a los israelitas en el monte Sinaí; otros pasajes memorables de Habacuc son: Habacuc, 1:5. 2:3-4, 20, 3:2, 17-19; y


[5] ningún profeta del AT es más elocuente sobre el asunto de la fe que Habacuc, no solo en su declaración de que “el justo por la fe vivirá” (Habacuc, 2:4), sino también en su testimonio personal; 

Cumplimiento en el NT 

La declaración de Habacuc de que “el justo por su fe vivirá” (Habacuc, 2:4) es el texto clave del AT usado por Pablo en su teología de la justificación por la fe. Pablo cita Habacuc, 2:4 en Romanos, 1:17 y Gálatas, 3:11. Habacuc, 2:4 también es citado en Hebreos, 10:37-38. 

Cristo en Habacuc 

Cristo es el evangelista que “Revive las Obras de Dios en el Medio de los Tiempos”: 

Habacuc, 3:2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

 

DIOS TE BENDIGA!

Marcelo D. D’Amico

Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA