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REYES
Autor: Anónimo
Tema: reyes de Israel y de Judá
Fecha: 560 - 550 a.C.
Propósito
1 y 2 Reyes fueron escritos para darle al pueblo hebreo en el exilio babilónico una interpretación profética de su historia, de modo que entendieran por que la nación se había dividido en 930 a.C., el reino del norte (conformado por diez tribus de Israel, como capital en Samaria) había caído en 722 a.C. (a manos de imperio asirio) y el reino del sur (conformado por las tribus de Judá y Benjamín, con capital en Jerusalén, donde estaba el templo) había caído en 586 a.C. (a manos del imperio babilónico comandado por el rey Nabucodonosor).
El autor pone énfasis en que la división y el colapso de Israel y Judá habían sido la consecuencia directa e inevitable de la idolatría e injusticia de parte de los reyes y de la nación en su totalidad. En vista de este hecho, al autor evalúa el éxito o fracaso de cada rey según su fidelidad o infidelidad a Dios y al pacto. Sin tener en cuenta el éxito que un rey tuviera en la política o la economía, se le consideraba un fracasado si no defendía el pacto. Este entendimiento profético se presentaba para que los cautivos pudieran apartarse para siempre de la idolatría, volverse a Dios y seguir sus mandamientos en las generaciones futuras.
Trasfondo
1 y 2 Reyes siguen inmediatamente a la historia registrada en 1 y 2 Samuel. Estos cuatro libros juntos cubren, en forma selectiva, toda la historia de los reyes de Israel y Judá (1050 – 586 a.C.). 1 y 2 Reyes abarcan cronológicamente cuatro siglos de esa historia, desde el tiempo del rey Salomón (970 a.C.) hasta el exilio babilónico (586 a.C.). 1 Reyes solo cubre 120 años: el reino de Salomón de cuarenta años (970 – 930 a.C.) y aproximadamente los primeros ochenta años después de que el reino fue dividido (930 – 852 a.C.).
Autoría
1 y 2 Reyes fueron, al principio, un solo libro en el AT hebreo. Por eso, el asunto de la paternidad literaria los afecta como un solo libro. El último suceso registrado (2 Reyes, 25:27) es la liberación del rey Joaquín de la prisión en Babilonia (560 a.C.). Por lo tanto, 1 y 2 Reyes, en su forma completa, probablemente datan desde la década 560-550 a.C..
Aunque
el autor no se nombra, es claro que fue un inspirado historiador profético, que
interpretaba el reinado de todos los reyes de Israel (el reino del norte) y Judá
(el reino del sur) a la luz del pacto de Dios con el pueblo hebreo. También está
claro que uso varias fuentes escritas llamadas por su nombre:
[1] el “libro de los hechos de Salomón” (1 Reyes, 11:41);
[2] el “libro de las historias de los reyes de Israel” (1 Reyes, 14:19);
[3] las “crónicas de los reyes de Judá” (1 Reyes, 14:29);
Estas fuentes eran probablemente crónicas escritas, mantenidas por los profetas y no los anales oficiales de la corte. Es también probable que el autor consultara otras fuentes proféticas, tales como las mencionadas en 1 Crónicas, 29:29.
Estructura
1 Reyes se divide en dos partes principales:
[1] la primera parte describe el reinado del rey Salomón (1 Reyes, 1 al
11);
Los primeros capítulos describen
las circunstancias en las que llega ser
rey (1 reyes, 1 y 2) y su pedido de sabiduría para gobernar la nación (1 Reyes,
3). Los siete capítulos siguientes, describen el surgimiento de Salomón a la
prominencia mundial y el apogeo de Israel en prosperidad, paz, poder y gloria,
todo esto durante los primeros veinte años de su reinado. Durante este tiempo, Salomón
construyo y dedico el (primer) templo en Jerusalén (1 Reyes, 6 y 8). 1 Reyes,
11 describe los segundos veinte años de Salomón, que fueron de complacencia,
poligamia descarada, idolatría y erosión de los fundamentos de la nación. A la
muerte de Salomón, ya se había sembrado la semilla para la división y la
decadencia del reino.
[2] la segunda parte describe la división
del reino bajo el reinado de Roboam, hijo de Salomón y los siguientes ochenta
años de la decadencia política y espiritual de ambos reinos (el del norte y el
del sur) bajo su sucesión respectiva de reyes (1 Reyes, 12 al 22).
1 Reyes, 11:9 Y se enojó Jehová
contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de
Israel, que se le había aparecido dos veces, 11:10 y le había mandado
acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le
mandó Jehová. 11:11 Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en
ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti
el reino, y lo entregaré a tu siervo. 11:12 Sin embargo, no lo haré en tus
días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo. 11:13 Pero
no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David
mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.
Tras su muerte, Salomón fue sucedido por su hijo Roboam:
1 Reyes, 11:43 Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar Roboam su hijo.
Y hubo rebelión en Israel:
1 Reyes, 12:19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy. 12:20 Y aconteció que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.
Por lo que Roboam decidió ir a la guerra, pero fue detenido por Dios:
1 Reyes, 12:21 Y cuando Roboam vino a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, guerreros escogidos, con el fin de hacer guerra a la casa de Israel, y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón. 12:22 Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo: 12:23 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo: 12:24 Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.
Así se dividió Israel en dos reinos:
[a] el reino del sur, formado por
las tribus de Judá y Benjamín, con capital en Jerusalén (donde estaba el
templo); y
[b] el reino del norte, formado
por las diez tribus restantes, con capital en Samaria;
Las personalidades principales de
esta mitad del libro son los reyes Roboam, del reino del sur y Jeroboam, del
reino del norte, el rey Acab y su malvada esposa Jezabel (norte) y el profeta Elías
(norte).
Características especiales
Cuatro aspectos o énfasis principales caracterizan 1 Reyes:
[1] presenta a los profetas como
representantes de Dios y portavoces ante los reyes de Israel y Judá: Ahias (1
Reyes, 11:29-40, 14:5-18), Semaías (1 Reyes, 12:22-24), Micaías (1 Reyes,
22:8-28) y especialmente Elías (1 Reyes, 17 al 19);
[2] pone énfasis en la profecía y
su cumplimiento en la historia de los reyes; numerosas veces se declara que una
profecía registrada se ha cumplido (2 Samuel, 7:13 y 1 Reyes, 8:20, 1 Reyes,
11:29-39 y 1 Reyes 12:15, 1 Reyes, 13 y 2 Reyes, 23:16-18);
[3] contiene muchas historias bíblicas
bien conocidas: la sabiduría de Salomón (1 Reyes, 3 y 4), la dedicación del
templo (1 Reyes, 8), la visita de la reina de Sabá a Jerusalén (1 Reyes, 10) y
el ministerio de Elías, especialmente su confrontación decisiva con el culto de
Baal sobre el monte Carmelo (1 Reyes, 18);
[4] incluye bastas cantidades de
datos cronológicos acerca de los reyes de Israel y Judá, que son a veces difíciles
de sincronizar; sin embargo, la mayoría de los problemas se resuelven bien al
reconocer la probabilidad de los reinados superpuestos, las corregencias de
hijos con su padre y las maneras diferentes de calcular el comienzo del reinado
de cierto rey;
Cumplimiento en el NT
El NT registra que Jesús declaro a su generación que la significación de su vida y reino sobrepasaba a la sabiduría, autoridad, gloria y esplendor de Salomón y su reinado: “He aquí más que Salomón en este lugar” (Mateo, 12:42). Además, la gloria de Dios que lleno el templo de Salomón en su dedicación vino a habitar entre la raza humana en Jesús, el Hijo unigénito del Padre (Juan, 1:14).
Cristo en 1 Reyes
Cristo es “nuestro Rey que gobierna”:
1 Reyes, 1:13 Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
DIOS TE BENDIGA!
Marcelo D. D’Amico
Maestro de la Palabra – Ministerio REY DE GLORIA