viernes, 24 de agosto de 2012

¿PODEMOS PERDER LA SALVACION?

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Por el autor del blog:

He leído en la Internet varios artículos acerca de si podemos o no perder nuestra salvación. Estoy particularmente interesado en analizar el asunto desde una perspectiva distinta:

Veamos que dice la Biblia al respecto:

Hebreos, 10:26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 10:27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 10:28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 10:30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 10:31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!.

2 Pedro, 2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 2:22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Una lectura rápida del Evangelio de Hebreos y de la 2ª Carta de Pedro (aunque hay mas pasajes que advierten sobre lo mismo), nos dice no solo que la salvación SI puede perderse sino que, además, el postrer estado vendría a ser peor que el primero, refiriéndose claramente a que hubiese sido mejor no haber conocido nunca el Evangelio, que haberlo conocido y luego haberse apartado de él.

Pablo de Tarso, por su parte, dice:

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Somos salvos por gracia (la voluntad de Dios de reconciliarse con el hombre), por medio de la fe (en su hijo, nuestro Señor Jesucristo). No por obras (para que nadie se jacte, porque “no hay bueno ni aun uno, que merezca la salvación”).

Romanos, 6:15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 

Aquí Pablo quiere persuadirnos de que no abusemos de la gracia, de esa voluntad de Dios de reconciliarse con nosotros, por la sencilla razón de que un día esa gracia (esa voluntad), tocara a su fin.

Isaías, aconseja buscar a Dios mientras pueda ser hallado:

Isaías, 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

O sea que esa gracia terminara. Luego sobrevendrá la ira de Dios.

Hasta acá, consejos y advertencias de los profetas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

No obstante, profundizando un poco más en la lectura de la Biblia, nos encontramos con los siguientes pasajes, también de Pablo de Tarso (el Apóstol-Profeta más prolífico de todo el Nuevo Testamento, a quien nuestro Señor Jesucristo le revelo gran parte del Evangelio):

Romanos, 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

¿Qué significan estas palabras de Pablo?.

Jack Kelley, el reconocido ensayista bíblico, nos lo explica claramente:

“Si usted es salvo, Dios lo sabía desde antes que creara la Tierra. Previo a darle a Adán su primer aliento, Él miró sobre toda la vasta extensión del tiempo y vio el momento en que usted tomaría esa decisión voluntaria e independiente para servirlo a Él (Él lo sabía de antemano). Es en ese momento cuando Dios hace una reservación para usted en el Reino, jurando que nunca borrará su nombre del libro (Él predestinó). Cuando llegó el momento correcto Él le habló a su corazón, sabiendo que usted respondería (Él llamó). Y cuando usted lo hizo Él le purificó de todos sus pecados, considerándolo a usted desde ese momento en adelante, como si nunca hubiera pecado (Él justificó). Y un día, pronto, Él le dará a usted un cuerpo nuevo eterno y un lugar cerca de Él en Su Reino (Él glorificó) (Romanos 8:29-30) En el contexto del tiempo usted tomó su propia y libre decisión para aceptar el perdón que Jesús adquirió para usted. Pero habiendo visto el fin desde el principio, Él siempre supo que usted lo haría. Durante toda su vida Él le ha estado observando, preparándole para el día en que usted tomaría esa decisión. Y desde entonces, Él le ha protegido, porque Él ha prometido que nunca perderá a nadie que se le haya dado (Juan 6:39-40). Él sabe que es el trabajo del pastor guardar a las ovejas. Y Él es el Buen Pastor”. Esta es la llamada “Doctrina de la Seguridad Eterna”.

Juan, 6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Veamos que le dice Dios al profeta Jeremías, cuando lo llama para convertirlo precisamente en profeta:

Jeremías, 1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. 1:6 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 1:7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 1:8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. 1:9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

Te conocí antes que te formases en el vientre de tu madre, te santifique antes de que nacieras y te di por profeta a las naciones. Interesante ¿verdad?.

Conclusión:

El tema puede mirarse desde dos perspectivas:

a)    nuestra propia perspectiva; y
b)    la perspectiva de Dios;

Desde nuestra propia perspectiva, la salvación SI puede perderse.

Desde la perspectiva de Dios, NO, sencillamente porque Dios siempre supo quién iba a ser fiel hasta el final. Pero esto lleva a otra conclusión: si desde nuestra propia perspectiva la salvación SI puede perderse, significa que (si eso ocurre) nunca fuimos realmente salvos (a pesar de que en algún momento nos creímos salvos, Dios sabía de antemano que NO).

Y la única perspectiva que cuenta aquí, es la de Dios, porque, como le dijo Dios al profeta Isaías:

Isaías, 55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Las profecías contenidas en la Biblia, están para que se cumplan, precisamente porque Dios ha mirado sobre la vasta extensión del tiempo y, sabiendo lo que va a ocurrir, ha querido advertir a Su pueblo.


QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!!