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Fuente:
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Recientemente he recibido algunas variaciones a la pregunta del título de
este estudio, así que puedo asumir que la misma está en la mente de muchas
otras personas. Aquí les presento una pregunta representativa así como mi
respuesta.
Pregunta. En un reciente artículo
usted dijo, “Romanos 8:29-30 nos
dice que Dios conoció de antemano a cada persona desde el principio de la era
del hombre que escogería aceptarlo a Él como su Salvador. Él predestinó a todos
ellos para que tuvieran un lugar en Su reino. Y en el momento apropiado en la
vida de ellos Él llama a cada uno, y cuando estos responden Él los justifica.”
Pareciera que usted está diciendo que Él solamente llama a aquellas
personas quienes en Su conocimiento previo sabía que responderían, y no llama a
los demás que Él sabía no responderían. Yo siempre he creído que Dios llama a
todas las personas, y algunas responden y otras no. Y Mateo 22:14 dice que muchos son
los llamados pero pocos los escogidos. ¿Cómo puede usted explicar esto?.
Respuesta. Para comenzar, repasemos Romanos 8:29-30 porque su
lenguaje es crítico para nuestro entendimiento. En la Biblia, leemos así:
Romanos, 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. 8:30 Y a los que predestinó, a éstos
también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó;
y a los que justificó, a éstos también glorificó.
El vocablo griego traducido “conoció de antemano” significa tener un
conocimiento previo, o conocer con anterioridad, y la palabra traducida
predestinó significa asignar. La palabra traducida llamar proviene de la raíz
que significa mandar, ordenar, o alentar. Justificar significa rendir a una
persona como justa, y glorificar significa alabar, elogiar, aumentar o
celebrar, hacerlo glorioso.
En términos simples Pablo estaba diciendo que Dios tenía un conocimiento
previo de todas las personas que lo escogerían a Él y nos asignó un lugar en Su
reino en ese momento. Usted podría decir que Dios hizo una reservación para
nosotros por adelantado. En el momento apropiado en nuestra vida Él nos anima a
tomar la decisión que Él ya sabía que tomaríamos y, cuando lo hicimos, Él
aplicó el pago que Él ya había hecho por nuestros pecados, borrando la pizarra
y justificándonos así como Él es justo. En el Rapto/Resurrección Él nos
glorificará para siempre. Hasta aquí todo bien.
Dios, en suma, miro sobre la vasta extensión del tiempo y supo, desde antes
de dar el primer aliento a Adán, quienes se iban a acercar a Él.
Ahora miremos a lo que Pablo no dijo. Él no mencionó ninguna pérdida entre
cualquiera de los cinco pasos. Los que Dios conoció de antemano son los que Él
predestinó. Los que Él predestinó son los que Él llamó. Los que Él llamó son
los que Él justificó, y los que Él justificó son los que Él glorificó. Ninguna
persona se cae en las rajaduras, y ninguna entra en el proceso a la mitad del
mismo. Él conocía a todas las personas antes que Él empezara y Él no pierde a
ninguna de ellas en el proceso.
Juan 6:37-40 confirma lo anterior en
términos ciertos:
Juan, 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no
le echo fuera. 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió. 6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que
me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite
en el día postrero. 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el
día postrero.
Entonces, ¿cómo reconciliamos esto con Mateo 7:7-8 que dice:
Mateo, 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. 7:8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá.
O con Juan 3:16 que
nos dice:
Juan, 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
O Romanos 10:13:
Romanos, 10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo.
Ya era tiempo:
La respuesta se encuentra en nuestro entendimiento del tiempo. Como seres
físicos estamos gobernados por las leyes del tiempo. Estas leyes nos restringen
de dos maneras importantes. Solamente podemos mirar hacia atrás y movernos
hacia adelante. Podemos ver el pasado, pero no podemos volver allí para
cambiarlo. Nos estamos adentrando constantemente en el futuro, pero no sabemos
lo que el futuro nos depara.
Pero Dios no tiene esas limitaciones. Él puede ver el fin desde el
principio, y conocía todo lo que sucedería en Su creación antes de que
sucediera (Isaías 46:10).
Isaías, 46:10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la
antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré
todo lo que quiero;
Sin embargo, el conocer todo desde el principio no es lo mismo que
controlar todo lo que sucede. Dentro del contexto del tiempo, nosotros tomamos
nuestras propias decisiones y somos responsables de nuestras propias acciones.
Podemos demostrar esto de una manera simple cuando miramos un video de un
evento deportivo que ya ha sucedido. Cuando se tomó el video los jugadores y
entrenadores hacían el mejor esfuerzo para ganar, empleando ciertas estrategias
durante el juego las cuales ellos creían que les ayudarían a ganar, y cambiando
esas estrategias cuando la situación lo ameritaba.
Cuando estamos mirando ese video no estamos controlando el comportamiento
de los jugadores puesto que ya sabemos el resultado que producirá su
comportamiento. Y así que mientras están haciendo lo mejor que pueden creyendo
que van a ganar, ya nosotros sabemos el resultado antes de empezar a mirar ese
video.
La vida es infinitamente más compleja pero el principio es el mismo. Igual
que los jugadores en el juego, nosotros tomamos nuestras propias decisiones
acerca de cómo vivir nuestra vida, pero Dios conoce cuál va a ser el resultado
de esas decisiones, y Él sabía eso desde antes que nuestra vida empezara.
Aquí es donde está la gran diferencia entre Dios y nosotros. Mientras que
miramos ese video, estamos limitados a ser observadores pasivos. Nada podemos
hacer para influenciar el comportamiento de los jugadores. Pero Dios no se
contenta de ser un observador pasivo. Él quiere que todos sean salvos, y de
manera continua obra para influenciar nuestro comportamiento.
2 Pedro, 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
1 Timoteo, 2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro
Salvador, 2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad.
Él solamente llama a aquellas personas que Él sabe van a responder, pero Él
está determinado que todas las personas tengan la oportunidad de responder.
Nadie podrá decir que Dios no los persiguió hasta el mismo final. Él colocó una
evidencia tan clara de Su existencia en la Creación de que nadie
podrá fracasar en verla (Romanos 1:20).
Romanos, 1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad,
se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Él nos ama tanto que envió a Su único Hijo para morir por nuestros pecados
para que cualquier persona que crea en Él no se pierda sino tenga la vida
eterna (Juan 3:16).
Él envió a Sus discípulos a todas las naciones para enseñarnos acerca de Él
(Mateo 28:18-20) y prometió que
el fin no llegaría sino hasta que el Evangelio haya sido predicado en todo el
mundo como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14).
Mateo, 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es
dada en el cielo y en la tierra. 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo;
Mateo, 24:14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo,
para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
A pesar de que Él sabe que la mayoría de la humanidad lo va a rechazar, Él
no se da por vencido de nosotros sino hasta que exhalemos nuestro último
suspiro. Es casi como si Él estuviera esperando ser sorprendido por alguna
persona inesperada.
Esto explica la frase de “muchos son los llamados y pocos los escogidos” en Mateo 22:14. La palabra griega
traducida llamados en la Biblia Versión Reina Valera 1960 de Mateo 22:14 no es la misma
palabra que Pablo usa en Romanos
8:29-30. Mateo usa una palabra que realmente quiere decir invitados, mientras que Pablo usa
una palabra que es más como una orden.
Pero ustedes no tienen que saber griego para ver esto. Recuerden, Mateo 22:1-14 nos cuenta la
parábola del banquete de bodas, y las personas son invitadas a una boda. A
estas personas no se les ordena atender. Este es un buen ejemplo del por qué es
importante considerar el contexto dentro del cual se usa una palabra o frase al
tratar de interpretarla.
La parábola del banquete de bodas:
Mateo, 22:1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su
hijo; 22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas
éstos no quisieron venir. 22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a
los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales
engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 22:5 Mas
ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 22:6
y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 22:7 Al oírlo el
rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó
su ciudad. 22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están
preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 22:9 Id, pues, a las
salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 22:10 Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. 22:11 Y
entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba
vestido de boda. 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido
de boda? Más él enmudeció. 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle
de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes. 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Dios “invita” a muchas personas pero Él solamente les “ordena” a aquellas
que van a llegar. (Personalmente yo creo que todas las personas reciben por lo
menos una invitación “bona fide” durante su vida. De otra manera Él no podría
“condenar a las que le han rechazado”).
Creación y procreación:
Algunas personas han preguntado, “Si Dios sabía desde la creación del mundo
quiénes lo escogerían y quienes no, ¿por qué les permite nacer a aquellas
personas que no lo van a escoger a Él?”.
Después de la creación Dios delegó la producción de hijos al hombre (Génesis 1:24).
Génesis, 1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su
género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue
así.
A eso le llamamos “procreación”. Es mi opinión que Él ya no controla quien
va a nacer y quién no. Nosotros lo hacemos. Pero Él nos conoce desde el momento
que somos concebidos (Salmo 139:13)
y Él insiste que cada persona que es concebida tiene el derecho de nacer y la
oportunidad de escoger el vivir eternamente con Él. Esto es consistente con Su
carácter. Siendo solamente Dios, él no podría hacernos responsables de nuestras
elecciones sin darnos la oportunidad de tomarlas.
139:13 Porque tú formaste mis
entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Entonces, a pesar de que Él conoce por adelantado quien lo escogerá a Él y
solamente llama a aquellas personas que lo hacen, Él no toma las decisiones por
nosotros. Eso lo hacemos nosotros. Todas las personas que clamen el nombre del
Señor serán salvas, pero Dios ya sabía quiénes son esas personas que clamarán
Su nombre y ha preparado un lugar en Su reino para nosotros.
La puerta de
Ironside:
H. A. Ironside (1876-1951) era un popular pastor y maestro autor de más de
60 libros sobre varios tópicos de la Biblia. Al hacerlo nos brindó
una ilustración de este punto la cual se conoce popularmente como la “Puerta de
Ironside”.
Cuando entramos a un edificio grande llegamos a una puerta que tiene un
letrero afuera. Este dice: “Quien quiera que lo haga puede entrar.” Al abrir la
puerta entramos a un salón de banquetes que se extiende hasta donde la vista
puede ver, bellamente arreglado para una celebración enorme. Caminando entre
las filas de mesas cubiertas de lino fino y adornadas con interminables juegos
de loza china, plata y cristal, quedamos asombrados al ver una tarjeta de
reservación con nuestro nombre en ella en uno de los lugares. Mirando hacia
atrás a la puerta por la que acabamos de entrar vemos otro rótulo en la parte
de adentro. Este dice, “Ordenado desde la fundación del mundo.”
Todas las personas pueden elegir entrar en el Reino de Dios, pero cuando lo
hacemos descubriremos que Él tenía un lugar reservado para nosotros desde el
inicio del tiempo.
QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!!