Te presento esta prédica del Apóstol Roberto Saavedra donde expone la verdad acerca de que el que tiene al Hijo lo tiene verdaderamente todo. Que la disfrutes:
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Voy
a permitirme narrar una historia real que, en una de sus predicas, relató Dante
Gebel:
Hubo
un hombre que, siendo médico, un día conoció a Dios. A partir de aquí, comenzó
a congregarse y a leer la Biblia con especial entusiasmo. Tenía un ministerio
claramente evangelístico. Este hombre, con el tiempo, se destacó y fue conocido
en la Asamblea que nucleaba a su congregación.
Cuando
surgió la posibilidad de enviar a un misionero para evangelizar a una tribu en
la isla de Papúa Nueva Guinea, ubicada al norte de Australia, formando parte
del continente de Oceanía, inmediatamente la Asamblea pensó en este médico.
Cuando la Asamblea se lo propuso, el médico acepto de inmediato. Hacía tiempo
ya que había dejado de ejercer la medicina en forma intensiva y esta era la
oportunidad que estaba esperando para dedicarse de lleno a su llamado.
Es
así que este médico viaja en avión hacia el continente y, desde allí, toma un
avión menor (una especie de aeroplano) que lo deposita en la isla. Allí lo
reciben el jefe del destacamento policial de la isla, junto con el líder
espiritual de la tribu.
Cuando
le preguntan a qué se debe su visita, el médico responde que había sido enviado
por la Asamblea que nuclea a su congregación para evangelizar la isla.
El
líder espiritual de la tribu le contesta que no había problema si quería
quedarse en la isla, pero le aclara que no le sería permitido evangelizar
porque en la isla ya había una religión establecida, con sus dioses y rituales.
Es más, el anciano le aclara que profesar una religión distinta a la de la isla
estaba penado con la muerte por decapitación. Por su parte, el jefe del
destacamento policial de la isla le dijo al médico que él no podía garantizarle
la seguridad si transgredía esta norma.
El
jefe de policía y el anciano le preguntaron al médico si tenía algo más que
agregar, a lo que el médico responde que sí, declarando ser precisamente
médico. El médico pensó: siempre hace falta un médico en un lugar así, por lo
que, si declaro mi profesión, tal vez me gane la confianza del anciano y de la
tribu y, con el tiempo, me permitan predicar. Al jefe de policía y al anciano
les pareció estupendo e incluso le prometieron montarle una clínica, para
atender a los lugareños de la tribu.
El
médico se comunicó con la Asamblea para ponerlos al tanto de la situación.
Desde la Asamblea le recomendaron que haga lo que el mismo había pensado: que
se quedara, que ejerciera su profesión de médico y que, tarde o temprano, una
vez ganada la confianza de los lugareños, seguramente se le abrirían las
puertas para predicar el evangelio.
Como
le fue prometido, al médico le montaron una clínica e incluso recibió
inicialmente instrumental y periódicamente medicinas desde el continente. Así
comenzó el médico a ocuparse de la salud de los lugareños de la tribu de la
isla: hacia nacer a los niños, atendía a los ancianos, curaba a los enfermos.
Al llegar la noche, cada día, cenaba y se quedaba leyendo la Biblia hasta altas
horas, pensando que, con el tiempo, le permitirían predicar el evangelio. Pero
la prohibición jamás se levantó.
Así
pasaron los años, mientras el médico atendía con denuedo la salud de los
lugareños. Desde su llegada, había descendido drásticamente la muerte infantil
y había mejorado la salud de toda la tribu, aumentando considerablemente el
promedio de vida del lugar. La tribu lo amaba y era profundamente respetado por
el anciano de la tribu y por el jefe de policía. Pero el médico sufría y cada
noche le preguntaba a Dios por qué lo había enviado a un lugar donde no podía
predicar el evangelio. Para el médico, su vida no tenía sentido alguno. Por si
esto fuera poco, la Asamblea que lo había enviado se había olvidado de él y su
gestión en la isla fue vista como un fracaso.
Un
buen día, el médico murió de muerte natural y fue enterrado con honores y con
gran llanto por los lugareños de la tribu. Enterados de su muerte, la Asamblea
decidió enviar otro misionero.
Al
igual que el médico en su momento, el nuevo misionero viaja en avión hacia el
continente y, desde allí, toma un avión menor (una especie de aeroplano) que lo
deposita en la isla. Allí lo reciben el (mismo, pero más viejo) jefe del
destacamento policial de la isla, junto con el (mismo, pero más viejo) líder
espiritual de la tribu.
Cuando
le preguntan a qué se debe su visita, el nuevo misionero responde que había
sido enviado por la Asamblea que nuclea a su congregación para evangelizar la
isla, cosa que no había podido hacer el médico.
El
líder espiritual de la tribu le contesta que no había problema si quería
quedarse en la isla y que tampoco habría problemas si quería evangelizar. Es
más, tanto el anciano como el jefe de policía le prometieron al nuevo misionero
edificarle una iglesia. El nuevo misionero, sorprendido, le preguntó al anciano
por qué a él se le permitiría predicar el evangelio siendo que el médico no se
le había permitido, a lo que el anciano respondió: el médico al que usted hace
referencia, vino hace muchos años a esta isla y decidió vivir entre nosotros.
El hizo nacer a nuestros niños, atendió a nuestros ancianos y curo a nuestros
enfermos con denuedo. Si ese hombre hizo lo que hizo por nosotros, entonces su
Dios tiene que ser más grande y mejor que él. Y esta es la razón por la cual a
usted le será permitido predicar el evangelio: por que ahora somos nosotros los
que queremos conocer al Dios de aquel hombre.
Cuando
fue construida la iglesia, el nuevo misionero organizo una campaña
evangelística en la cual se entregó a Cristo casi toda la tribu.
Cuando
llegaron estas noticias a la Asamblea, rápidamente la gestión del nuevo
misionero fue vista como un éxito, al tiempo que se confirmó el fracaso del
médico. Pero fue el médico, con su testimonio de vida, el que abrió las puertas
al evangelio en la isla.
¿Cuántos
de nosotros seremos realmente capaces de predicar a Dios sin abrir la boca?.
Así
como el valor no es ausencia de miedo, el éxito no es ausencia del fracaso. A
veces, cuando Dios nos asigna a un lugar, vamos a sentir que, ante los ojos de
los demás, estamos fracasando.
El
escritor de la Epístola a los Hebreos, en el capítulo 11, dice: “me faltaría
tiempo para hablar de Gedeón, Barak, Sansón, Jefté, David, Samuel, los
profetas, los cuales, por la fe, conquistaron reinos, hicieron justicia,
alcanzaron lo prometido, cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las
llamas, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerza de la flaqueza, se
mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a los ejércitos
extranjeros”. Y nosotros decimos: esto es el éxito!!!. Queremos estar ahí!!!.
Pero el autor de la Epístola a los Hebreos sigue escribiendo: “otros sufrieron
burlas, azotes, incluso cadenas, cárceles y muerte…”.
Esta
todo en el mismo episodio de los “héroes de la fe” (Hebreos, 11). La pregunta
que podríamos hacernos es ¿solo la primera mitad fue exitosa?. ¿Quiénes fueron
los exitosos?. ¿Los que apagaron llamas, los que conquistaron reinos, cerraron
bocas de leones?. ¿Y la otra mitad?. ¿Los que murieron en cárceles, los que los
mataron a golpes, los que fueron serruchados en dos?. ¿Tuvieron éxito estos
últimos o no?. Están todos en el mismo capítulo 11 de Hebreos, que habla de los
“héroes de la fe”.
Vivimos
en una cultura en la que se idolatra el éxito y se sataniza el fracaso. El
éxito es “ganar la copa”, sino fracasamos (aunque hayamos llegado a la final).
Éxito es colgar el diploma en la pared (no solo estudiar y abandonar a poco de
terminar la carrera). Está bien. El éxito, entendido humanamente, es tener
logros y el fracaso es no llegar a cumplir esos logros. Pero, en el reino de
Dios, el resultado no suele ser la cuestión. Si nos va bien o nos va mal, en
términos humanos, a veces, a la vista de Dios, es indistinto. El éxito, en el
reino divino, no es ganar o perder sino OBEDECER….
Un
detalle casi infantil, pero cuando se nos escapa este detalle infantil es
cuando nos frustramos porque decimos: Dios me envió a hacer tal cosa, yo pensé
que iba a estar 10 años pero estuve 3 meses y Dios me saco de ahí ¿qué hice
mal?. Nada. Obedeciste…..
Uno
va a las Escrituras y entiende que, cuando uno tiene que obedecer a Dios, hay
cosas que, aparentemente, pueden salir bien o, aparentemente, pueden salir mal.
Sin embargo, uno esta obedeciendo y eso se llama MAYORDOMIA. Se trata de
sacarle el máximo provecho al tiempo, al don que Dios te dio y al talento que
El te ha dado exactamente donde El te coloco.
Y
he aquí lo que es la definición de éxito en la Biblia: ES CUANDO ESTAS DONDE DIOS TE PUSO, ERES FIEL Y TE MANTIENES ALLÍ
AUNQUE NO VEAS RESULTADOS.
Por
eso, la gran pregunta es ¿Dios te mando o no te mando a hacer lo que estás
haciendo?. Porque si éxito son las multitudes, todas las iglesias grandes
necesariamente son bendecidas por Dios y las pequeñas no sirven. Puede haber un
pastor, en una iglesia pequeña, al cual Dios no llamo. Pero también puede haber
un pastor, al frente de una iglesia multitudinaria, al cual Dios tampoco llamo.
Por eso “multitud” no es sinónimo de llamado de Dios ni “escases de gente” es
sinónimo de falta de bendición. Tener mucho dinero en el banco no significa que
Dios te haya bendecido. ¿Qué es estar en la voluntad de Dios?. ¿Un automóvil
nuevo?....
Hay
una frase que dice: lo peor que te puede suceder es tener éxito en los que Dios
no te llamo…..
Si tienes éxito en lo incorrecto, has
fracasado. Pero si fallas haciendo lo correcto (si te equivocas haciendo lo que
Dios te mando), entonces has tenido éxito. Aunque digas: pero yo no vi ningún fruto. ¿Y quién te
dijo que Dios te manda por el fruto?. ¿Y si los frutos no se ven hasta después
de tu muerte?.
No
entender estos principios te puede causar frustración.
Todo lo
anterior está basado en la siguiente excelente predica de Dante Gebel (les dejo el video):
QUE
DIOS BENDIGA A TODOS!!!! Marcelo D. D'Amico Maestro de la Palabra - Ministerio REY DE GLORIA
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Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video el mismo que el expuesto mas abajo):
Introducción
Veremos que los diezmos están mencionados en el
NT pero como citas directas del AT, es decir, el diezmo no tiene entidad propia
en el NT. Como consecuencia de esto, muchos creen que, al haber sido
reemplazada la LEY DE MOISES o el VIEJO PACTO por el NUEVO PACTO, establecido a
partir de la cruz de Cristo, diezmar ya no es obligatorio. Quienes así piensan confunden la LEY DE MOISES,
como Palabra de Dios, con el SISTEMA LEVITICO DE SACRIFICIOS inserto en la LEY
DE MOISES. Aprovechando este tema de los DIEZMOS Y OFRENDAS vamos a demostrar
bíblicamente que lo que esta derogado es ese SISTEMA LEVITICO DE SACRIFICIOS,
que fue reemplazado por la cruz de Cristo, pero no la LEY DE MOISES como
Palabra de Dios, motivo por el cual, diezmar sigue siendo un mandato de Dios y
que, quienes no diezman, ROBAN a Dios.
Comenzamos
La mayoría de los pasajes del NT que mencionan
los diezmos (Lucas, 18:12, Hebreos, 7:2, Hebreos, 7:4-6, 8-9) se refieren
siempre a la ley de Moisés.
Uno de los pasajes del NT,por ejemplo, que habla de losdiezmos es:
Hebreos, 7:5 Ciertamente los que de entre los
hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los
diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan
salido de los lomos de Abraham.
Este pasaje de Hebreos, 7:5 tiene su
antecedente en:
Números, 18:21 Y he aquí yo he dado a los hijos
de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto
ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.
En el AT solo los descendientes de Levi podían
ejercer el sacerdocio (los levitas) y Hebreos, 7:5 dice que ellos tienen
obligación (mandato) de tomar del pueblo los diezmos. Cuando Josué
conquisto la tierra prometida, los levitas no recibieron ninguna porción (solo
algunas ciudades), porque su herencia no seria la tierra sino el sacerdocio.
O sea, el tema de los diezmos viene
estrictamente de la LEY DE MOISÉS. Es, entonces, una “cuestión de ley”. Pero la
primera vez que aparecen mencionados los diezmos en la Biblia no es en la LEY
DE MOISES sino en el libro de Génesis, que es anterior a la LEY DE MOISES:
Génesis, 14:17 Cuando volvía de la derrota de
Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a
recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 14:18 Entonces
Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y
vino; 14:19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra; 14:20 y bendito sea el Dios
Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de
todo.
Estos pasajes se refieren a cuando Abraham se
separa de su sobrino Lot y este se va a vivir a la ciudad de Sodoma. Esta
ciudad fue invadida por unos reyes quienes la saquearon y tomaron prisioneros,
entre ellos a Lot. Cuando Abraham se entera va en rescate de su sobrino, a
quien rescata y toma botín de sus captores. Cuando Abraham vuelve, sale a
recibirlo Melquisedec, un sacerdote cananeo, siervo de Dios, a quien Abraham le
entrega los diezmos del botín que había tomado de los captores de Lot, es
decir, el 10% (eso significa diezmo: la decima parte).
¿Sigue
vigente la ley de moisés?
Este tema de los DIEZMOS Y OFRENDAS es un buen
punto para abordar una discusión que se ha suscitado en torno a la “vigencia”
de la LEY DE MOISES.
Sabemos que el NUEVO PACTO (que inicio con la
muerte y resurrección de Jesucristo) reemplazo al VIEJO PACTO (la LEY DE
MOISES). Esto siempre ha generado confusión en cuanto a si toda la LEY DE
MOISES sigue vigente o no. Por ejemplo, muchos sostienen que hoy no es
obligatorio diezmar porque esa obligación solo era para los judíos del AT que
estaban bajo la LEY DE MOISES y que, como la LEY DE MOISES fue reemplazada por
el NUEVO PACTO, ya no rige la obligación de diezmar.
Es cierto que muchas disposiciones de la LEY DE
MOISES quedaron sin efecto:
[+] disposiciones de orden civil: dentro de las
ordenanzas de índole civil tenemos, por ejemplo:
[a] la ley de “levirato” (Deuteronomio,
25:5-10);
Según la “ley de levirato” (del hebreo “levir”
= cuñado), si un hombre casado, pero sin descendencia, moría, su hermano
soltero estaba obligado a tomar por esposa a su viuda y a “levantarle
descendencia”, siendo los hijos nacidos no considerados como suyos sino como de
su hermano muerto. Esto solo era aplicable si ambos hermanos cohabitaban en el
mismo techo. No debemos olvidar que esta “ley de levirato” estuvo vigente en
una época en la cual la base de la sociedad era la familia “patriarcal”.
[b] leyes que regulaban la esclavitud (Éxodo,
21:1-11, Deuteronomio, 15:12-18, Levítico, 25:39-40);
La esclavitud jamás fue aprobada por Dios pero
la permitió en Israel por algún tiempo debido a la dureza de corazón de ellos y
la regulo, motivo por el cual la esclavitud es Israel fue mucho mas benigna que
en cualquier otra nación. Hoy, la esclavitud ya no existe, motivo por el cual
las disposiciones de la LEY DE MOISES que la regulaban ya no son de aplicación.
[+] disposiciones de orden alimentario: como,
por ejemplo, la prohibición de comer carne de cerdo;
Esta prohibición fue expresamente abolida por
el Señor en el NT, en Hechos, 10:9-16.
En Hechos, 10:9-16 la Biblia relata que Pedro
tuvo una visión acerca de una serie de animales que estaban en un lienzo que
bajaba del cielo “en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y
reptiles y aves del cielo”, donde Dios le dice “mata y come”, a lo que Pedro se
niega argumentando que “ninguna cosa común o inmunda he comido jamás” a lo que
Dios le responde “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común”.
Esta visión se aplica simbólicamente al
encuentro de Pedro con Cornelio, el centurión romano que creía en Dios y quería
ser bautizado, pero también significa que toda prohibición alimentaria había
quedado derogada, lo cual también se puede ver en:
Efesios, 2:14 Porque él es nuestra paz, que de
ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 2:15
aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo
la paz, 2:16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo
cuerpo, matando en ella las enemistades.
La iglesia es una “nueva raza humana” que
surgió de entre judíos y gentiles, para la cual quedó derogada “la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas” (Efesios, 2:15).
Pero, a pesar de que, como vimos, algunas
disposiciones de orden civil o alimentario de la LEY DE MOISES ya no resultan
de aplicación en la actualidad, no debemos confundir la LEY DE MOISES como
Palabra de Dios, con el SISTEMA LEVITICO DE SACRIFICIOS DEL TEMPLO inserto en
la LEY DE MOISES para el lavamiento de los pecados. Con la cruz de Cristo lo
que quedo obsoleto es ese SISTEMA LEVÍTICO DE SACRIFICIOS para lavar los
pecados, pero no la LEY DE MOISES como Palabra de Dios.
El pecado siempre ha separado a los hombres de
Dios. El pecado es una barrera que se levanta entre Dios y los hombres. Como
Dios no puede morar en presencia del pecado, cuando pecamos no perdemos la
salvación sino la comunión con El. Para recuperar esa comunión perdida es
necesario (siempre lo fue) “quitar el pecado de en medio”. Y EXPIAR significa
eso: “quitar los pecados de en medio”.
El derramamiento de sangre siempre fue
necesario para expiar el pecado. En el AT (en el SISTEMA LEVÍTICO DE
SACRIFICIOS de la LEY DE MOISES) se sacrificaban animales para expiar el
pecado. Dos por día: uno a la mañana y otro a la tarde o al crepúsculo, por los
pecados del pueblo, mas todo un sistema de ofrendas (las ofrendas de paz, la
ofrendas por el pecado, etc.).
Y, por si estos sacrificios diarios no
bastasen, estaba, además, el “día de la expiación” o YOM KIPPUR, que es una de
las 7 fiestas solemnes de Israel mencionadas en Levítico, 23. Mas que una
fiesta este “día de expiación” o YOM KIPPUR es un día de ayuno y aflicción y
está bien detallado en Levítico, 16.
Se toman dos chivos sobre los que se echan
suertes. Uno es sacrificado, es decir, ofrecido en holocausto, mientras que el
otro, sobre el cual el sacerdote impone las manos, traspasándole sus propios
pecados y los de todo el pueblo, es expulsado fuera de la ciudad, al desierto,
para que muera. Este era el chivo expiatorio del cual se desprende la popular
frase.
Como el sistema levítico de sacrificios y todo
el AT era una “sombra de lo que había de venir”, este “chivo expiatorio”
representaba a Jesucristo, sobre quien fueron puestos los pecados de su pueblo
y fue crucificado fuera de la ciudad, en el Gólgota.
¿Salvo a alguien al LEY DE MOISES a lo largo de
la historia de la redención?. Si, salvó a los santos del AT, es decir, a los
justos muertos antes de Cristo. ¿A dónde se iban estos justos muertos antes de
Cristo?. Al paraíso que estaba en el SENO DE ABRAHAM (te invito a que leas
Lucas, 16:19-31).
Después de la cruz de Cristo, este paraíso (el
SENO DE ABRAHAM) quedo vacio y los muertos en Cristo van directamente al cielo.
Cuando Cristo murió, estuvo 3 días en el infierno:
Mateo, 12:40 Porque como estuvo Jonás en
el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre
en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Descendió a proclamar su victoria y a llevar a
los que estaban en el SENO DE ABRAHAM (los justos muertos antes de su cruz) al
cielo.
El sistema levítico de sacrificios del AT fue
reemplazado por el sacrificio único y definitivo del Señor en la cruz.
Hebreos, 10:14 porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados.
Esto significa que el efecto redentor de la
sangre de Cristo es eterno, que El se sacrifico una sola vez y con eso basta.
Pero, lamentablemente, los hombres, aun los que somos salvos, luego de
arrepentirnos y ser salvos, volvemos a pecar:
1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.
En el viejo sistema levítico de la LEY DE
MOISES, la comunión con Dios se recuperaba sacrificando animales una y otra
vez, todos los días. En el NUEVO PACTO (luego de la cruz), visto y considerando
que Cristo se sacrifico una sola vez por nuestros pecados, la clave de cómo
recuperar la comunión la da Juan en:
1 Juan, 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad.
El efecto redentor de la sangre de Cristo es
eterno y esta a nuestro favor solo si, cada vez que pecamos, nos arrepentimos y
confesamos nuestros pecados.
Cuando pecamos, aunque no dejamos de ser
salvos, perdemos la comunión con Dios y frenamos sus bendiciones. La confesión
es la que nos restaura a la comunión con Dios: la confesión es, en el NUEVO
PACTO, el equivalente al SISTEMA LEVÍTICO DE SACRIFICIOS en la LEY DE MOISES.
La palabra “confesión” viene de la palabra
griega “homologeo” que, a su vez, proviene de dos palabras griegas: “homo”, que
significa IGUAL y “logeo”, que significa HABLAR. O sea que la palabra
“confesión” significa HABLAR LO MISMO. ¿Hablar lo mismo que quien?. Hablar lo
mismo que Dios.
Confesar no es decir “Señor, perdona nuestros
pecados, si hemos pecado contra ti, contra el cielo, contra nuestros hermanos y
aun contra los hombres”. Esto no es confesar. Solos cuando somos capaces de
vernos como Dios nos ve y podemos decir de nosotros mismos lo mismo que
Diosdice de nosotros recién ahí estamos
confesando. Cuando podemos decirle a Dios: Señor, estamos impacientes,
nerviosos, tenemos mal carácter. Tenes razón, perdóname”.
Para terminar de entender, podemos decir que el
AT se compone de:
[1] la LEY DE MOISES (son los primeros 5 libros
de la Biblia o Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio;
aunque la LEY DE MOISES se da en Éxodo, en Levítico también hay disposiciones –
especialmente sobre el sacerdocio y la santidad – y Deuteronomio – que
significa “segunda ley” – es el repaso que hace Moisés de la LEY en su discurso
de despedida antes de morir);
[2] los PROFETAS (donde tenemos a los profetas
mayores – Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel – y a los profetas menores –
Jonás, Nahúm, Joel, Sofonías, Hageo, Malaquías, etc.); y
[3] las ESCRITURAS (son los libros poéticos y
de sabiduría como Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Job, etc.);
Que el SISTEMA LEVÍTICO DE SACRIFICIOS de
animales hoy no pueda salvar, no significa que la LEY DE MOISES o todo el AT
hoy no sean de aplicación.
Respecto de la LEY DE MOISES, Jesús dijo:
Lucas, 16:17 Pero más fácil es que pasen
el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.
Es decir, pensar que hoy no está vigente la LEY
DE MOISES es pensar que no están vigentes los siguientes mandamientos de Dios:
[+] no mataras (Éxodo, 20:13);
[+] no cometerás adulterio (Éxodo, 20:14);
[+] no robaras (Éxodo, 20:15);
[+] las pesas y las medidas deben ser justas
(Levítico, 19:36);
[+] El que, según Mateo, 22:36-37 es el “gran
mandamiento” de la LEY: “amaras al Señor tu Dios con toda tu fuerza, con toda
tu mente y con toda tu alma” (Deuteronomio, 6:5); En Mateo, 22:40 Jesucristo
dice que de este gran mandamiento y del segundo, que es similar y que es “amar
al prójimo como a uno mismo”, depende toda la LEY Y LSO PROFETAS;
¿Acaso quedo todo esto derogado?. Por favor,
claro que NO.
El mismo Señor agrega:
Mateo, 5:18 Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido.
Pero el cielo y la tierra todavía “no han
pasado”. Esto esta todavía en el futuro y está mencionado en el libro de
Apocalipsis:
Apocalipsis, 21:1 Vi un cielo nuevo y una
tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya
no existía más.
Y esto que ve Juan (un cielo nuevo y una tierra
nueva) ocurre al finalizar el reinado milenial (de 1000 años) de Cristo, es
decir, 1000 años después del retorno de Cristo a la tierra. Fíjense ustedes cuanto
tiempo todavía seguirá vigente la LEY DE MOISES.
La LEY DE MOISES sigue vigente y también sigue
vigente en cuanto a los DIEZMOS Y OFRENDAS. Estas últimas, además de estar
mencionadas en el AT, también lo están en el NT.
Tipos
de ingresos en la Biblia
Hay dos tipos de ingresos en la Biblia:
[1] los diezmos; y
[2] las ofrendas;
Los diezmos se calculan como la decima parte
(10%) de los ingresos regulares (si tienes un sueldo fijo, es el 10% del sueldo
neto que cobras – de las retenciones que suelen practicar los empleadores –y si
tienes un emprendimiento, negocio o empresa, se calcula como el 10% no de las
ventas sino de la utilidad – ganancia – final).
Los diezmos son obligatorios e implican
devolverle a Dios una (mínima) parte de las riquezas con que nos ha bendecido.
No diezmar implica robar a Dios porque el 10%
de las riquezas con las que nos bendice son de Él:
Malaquías, 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues
vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos
y ofrendas. 3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda,
me habéis robado. 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento
en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os
abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde. 3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no
os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril,
dice Jehová de los ejércitos.
Las ofrendas, al igual que los diezmos, también
están mencionadas a lo largo del AT y aparecen especialmente mencionadas
también en el NT, a diferencia de los diezmos, con “entidad propia”. Pablo las
menciona:
1 Corintios, 16:2 Cada primer día de la semana
cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Cada domingo (cada primer día de la semana)
dice Pablo, cada cual aparte algo “según haya prosperado”.
En cuanto a la ofrendas, a diferencia de los
diezmos, no hay nada estipulado en la Biblia. Son voluntarias. Acá manda el
corazón y la Biblia dice que Dios ama a los que ofrendan con placer:
2 Corintios, 9:7 Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre.
Resumen
[+] Los diezmos = son obligatorios = 10%
s/ingresos netos = de esto viven los Pastores 100% consagrados a la obra (a la
iglesia);
[+] Las ofrendas = son voluntarias = se
utilizan para (se invierten en) la iglesia o para cubrir la necesidad de algún
hermano necesitado;
Conclusión
Por último, es un mandato de Jesucristo que el
“el que anuncia el evangelio, viva del evangelio”:
Pablo dice por revelación:
1 Corintios, 9:14 Así también ordenó el Señor a
los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
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Por el autor del blog.
Según Wikipedia:
William Daniel Phillips
(Wilkes-Barre, Pennsylvania, 5 de noviembre de 1948) es un físico
estadounidense. Su tesis doctoral trataba sobre el momento magnético del protón
en el agua. Después trabajo con el condensado de Bose-Einstein.
En 1997 ganó el Premio
Nobel de Física (junto con Claude Cohen-Tannoudji y Steven Chu) por sus
contribuciones al campo de la refrigeración mediante láser, una técnica para
mover átomos en estado gaseoso para estudiarlos mejor, desarrollada en el NIST.
Phillips es también
profesor de física en la universidad de Maryland.
William Phillips es
cristiano protestante, miembro de una iglesia metodista. Fue uno de los
fundadores de la Sociedad Internacional para la Ciencia y la Religión, que
busca facilitar el diálogo entre ciencia y fe. Es también miembro de la
Academia Pontificia de las Ciencias.
Hasta acá Wikipedia.
Este científico (y tantos,
tantos otros) es un claro ejemplo de que la ciencia no está en conflicto con el
cristianismo (no digo “la religión”, porque, por un lado, el cristianismo no es
una “religión” y, por el otro, el resto de las “otras religiones” – el Islam,
el Budismo, el Catolicismo Romano, etc. – no son verdaderas).
¿Quién tendrá la razón?.
¿Stephen Hawking, que afirmo que las leyes de la física confirman que “Dios no
fue necesario en la creación del universo” o este científico cristiano -
William Daniel Phillips – que acabamos de presentar?. Aunque Hawking, a la
fecha de este post, aun no haya recibido el premio nobel de física – mas allá
de su ateísmo, cualquiera podría estar de acuerdo en que, a esta altura, lo
merece – este científico que estamos presentando si es premio nobel: lo gano en
1997 (junto Claude Cohen-Tannoudji y Steven Chu).
Más allá de distinciones y
galardones personales, Stephen Hawking y este científico cristiano - William
Daniel Phillips - estudian “una misma física”.
La pregunta es ¿por qué
este científico cristiano - William Daniel Phillips – no está de acuerdo con
Stephen Hawking?. Carl Sagan dijo: “Dios no reside en un cielo de nubes,
simplemente habita en mentes nubladas”. Por qué este científico cristiano -
William Daniel Phillips – no está de acuerdo con Carl Sagan?. ¿Si es verdad lo
que dijo Carl Sagan ¿está la mente de este científico cristiano - William
Daniel Phillips – “nublada”?. Si la física es una sola y si la física es
plenamente capaz de demostrar la inexistencia de Dios o de demostrar, como dijo
Stephen Hawking, que “Dios no fue necesario en la creación del universo” ¿por
qué este científico cristiano - William Daniel Phillips – no piensa lo mismo
que Stephen Hawking y Carl Sagan?.
La respuesta a esta
pregunta está en la Biblia misma:
1 Corintios, 2:14 Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. 2:15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero
él no es juzgado de nadie.
2 Corintios, 4:3 Pero si
nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Romanos, 1:20 Porque las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas,
de modo que no tienen excusa. 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 1:22 Profesando ser
sabios, se hicieron necios,
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Te dejo el video donde predico acerca de este tema (el contenido del video es el mismo que el expuesto mas abajo):
Introducción
El capítulo 13 del libro de Mateo contiene las denominadas “parábolas del
reino”. La singularidad de las parábolas esta en revelar la
verdad a los que tienen discernimiento espiritual mientras que, al mismo
tiempo, la oculta a los incrédulos. En Mateo, 13:11 podemos leer: Mateo, 13:11 El respondiendo, les dijo: Porque a
vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no
les es dado.
Jesús enseño, a menudo,
empleando parábolas. Una parábola es un relato sencillo, tomado de la vida
diaria, que revela una verdad sobre el reino de Dios a los que tienen el
corazón dispuesto para oír y oculta esa misma verdad ante quienes no lo tienen
dispuesto.
Mientras que a las parábolas que Él nos dio en Mateo, 13
generalmente se les llaman las “parábolas del reino”, es importante que
comprendamos que esta primera parábola describe el mundo entero y no solamente
su reino.
Jesús emplea esta parábola
(“la del sembrador”) para ilustrar como será recibido el Evangelio en el mundo.
En el mundo su palabra es recibida con cuatro
clases de respuestas:
[1] sin comprensión;
[2] sin conversión;
[3] sin frutos; y
[4] sin problemas; Comenzamos
En Mateo, 13:3-9 podemos leer:
Mateo, 13:3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He
aquí, el sembrador salió a sembrar. 13:4 Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
13:5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó
pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 13:6 pero salido el sol, se
quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 13:7 Y parte cayó entre espinos; y
los espinos crecieron, y la ahogaron. 13:8 Pero parte cayó en buena
tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
13:9 El que tiene oídos para oír, oiga.
Luego, en Mateo, 13:18-23 podemos leer:
Mateo, 13:18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
13:19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el
malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado
junto al camino. 13:20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que
oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 13:21 pero no tiene raíz
en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 13:22 El que fue
sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este
siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
13:23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y
entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por
uno.
Como Jesús lo explicó después en este mismo capítulo, el sembrador
representa al Señor, la semilla es su palabra, la tierra es el mundo, y las
aves representan al maligno.
Sin comprensión
La primera categoría, en cuanto a la forma en que es recibida la Palabra
de Dios en el mundo, representa a la gente que oye la palabra pero fracasa en
entenderla.
Mateo, 13:4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al
camino; y vinieron las aves y la comieron.
Mateo, 13:19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la
entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es
el que fue sembrado junto al camino.
Pablo lo dijo de esta manera:
2 Corintios, 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los
que se pierden está encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Debido a su estilo de vida, dice Jack Kelley, algunas personas han
desarrollado un corazón tan duro que el Evangelio no puede penetrar su
caparazón. Las palabras se quedan en la superficie y el enemigo las arrebata
para que ninguna de ellas pueda encontrar alguna hendidura por la que puede
penetrar y echar raíz. Cuando uno trata de compartir el Evangelio con esta
clase de personas, lo miran a uno como si uno viniera de otro planeta. Para
ellos eso es una locura, como Pablo dijo que sería.
Para Pablo, existen dos clases de hombres: el hombre “natural” y el
hombre “espiritual”.
1 Corintios, 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. 2:15 En cambio el espiritual juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Estas personas no son salvas.
Sin conversión
La segunda categoría, en cuanto a la forma en que es recibida la Palabra
de Dios en el mundo, representa a la gente que oye el mensaje del Evangelio y,
en la pasión del momento, corren al altar al llamado de arrepentimiento, pero
en realidad nunca permiten que el Señor entre en sus corazones, por eso se quedan
sin convertir.
Mateo, 13:5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 13:6 pero salido el
sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Mateo, 13:20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye
la palabra, y al momento la recibe con gozo; 13:21 pero no tiene raíz en
sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución
por causa de la palabra, luego tropieza.
Todo se oía tan bueno, dice Jack Kelley, en esa cruzada evangelística o
en esa reunión de avivamiento que fueron atrapados por la emoción del evento.
Pero en realidad, ninguna de estas personas abrió su corazón al Señor por lo
que la primera vez que alguien se rio de ellas o las ridiculizó por sus
creencias, negaron el Evangelio y luego actúan como si ese llamado nunca
hubiera sucedido.
Esto tristemente describe a la gran mayoría de personas que dan el paso
al frente durante los eventos públicos. Pero después no visitan ninguna
iglesia, y ni siquiera abren la Biblia, por lo que realmente nunca fueron
salvas. Si le hubieran sinceramente pedido al Señor que las perdonara, podrían
haber sido parte de la pequeña minoría de las personas que realmente son salvas
de esa forma, pero ni siquiera le dieron pensamiento al asunto. Solamente
dieron un salto y corrieron al frente porque eso las hacía sentirse bien en ese
momento.
Estas personas no son salvas.
Sin frutos
La tercera categoría, en cuanto a la forma en que es recibida la Palabra
de Dios en el mundo, representa a aquellos que oyen la Palabra pero las
preocupaciones cotidianas y el foco que ponen en las riquezas la “ahogan”, por
lo que no producen frutos como cristianos.
Mateo, 13:7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y
la ahogaron.
Mateo, 13:22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye
la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra, y se hace infructuosa.
Estos cristianos no son fructíferos. Pero ¿son salvos?.
Para responder esta pregunta, en primer lugar, tenemos que reconocer que
hay dos tipos de beneficios en la Eternidad, dice Jack Kelley. El primero es un
regalo gratuito llamado Salvación el cual se le otorga a las personas
que lo piden en fe, independientemente del mérito, y nos garantiza la admisión
al Reino. Efesios 2:8-9 es el modelo de ello, pues dice que nuestra salvación
es un don (regalo) de Dios.
Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se
gloríe.
Pero hay galardones
celestiales (premios) que podemos ganar por las cosas que hacemos como
creyentes aquí en la tierra, no para “mantener” nuestra salvación (o para no
“perderla”), sino en agradecimiento al Señor por lo que ha hecho por nosotros.
Es decir, adicionalmente al regalo hay un premio. Un regalo es
algo que se da motivado por el amor, independientemente del mérito, y nunca se
reclama de vuelta. Un premio, por el otro lado, es algo por lo cual calificamos
y ganamos, y si nos descuidamos lo podemos perder.
Apocalipsis, 3:11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes,
para que ninguno tome tu corona.
Las coronas son identificadas en la Biblia como:
[1] la corona
Incorruptible [de la Victoria] (1 Corintios, 9:25);
[2] la corona del que
gana almas (Filipenses, 4:1 y 1 Tesalonicenses, 2:19);
[3] la Corona de Justicia
(2 Timoteo, 4:8);
[4] la Corona de Vida
(Santiago, 1:12 y Apocalipsis 2:10); y
[5] la Corona de Gloria
(1 Pedro, 5:4);
Todos los que seamos
salvos enfrentaremos el tribunal de Cristo:
2 Corintios, 5:10 Porque
es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea
bueno o sea malo.
Sin embargo, este juicio
no es para condenación sino para galardón (para establecer los premios). En
este tribunal, nuestra obra será probada. Al respecto Pablo escribe:
1 Corintios, 3:10
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto
puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo
sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la
obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá
recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si
bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
En el juicio de los creyentes, la calidad de nuestra obra en la tierra
será probada con fuego. Pablo dice que él puso el fundamento, que es Jesucristo
y que otros (nosotros, acaso) edifican encima.
Y Pablo nos advierte que tengamos cuidado como sobreedificamos cada uno.
Solamente la obra que pase la prueba nos dará la recompensa. Pero observen que
aún si toda nuestra obra fuese destruida en el fuego, es decir, si no hemos
sido demasiado fructíferos, todavía tenemos nuestra salvación. ¿Por qué?.
Porque es un Regalo gratuito de Dios, otorgado por amor, independientemente de
cualquier mérito que podamos tener.
Por aplicación de 1 Corintios, 3:10-15, entonces, estos cristianos son
salvos.
Estos cristianos son salvos, porque normalmente no llevan una vida de
pecado deliberado y recurrente (aunque pecan como todo cristiano) pero no son
fructíferos. Ellos saldrán indemnes del tribunal de Cristo en cuanto a su
salvación, pero con cierta vergüenza en cuanto a lo que han hecho con ese
regalo de la salvación y con el conocimiento de la verdad que han recibido.
Sin problemas
La cuarta categoría, en cuanto a la forma en que es recibida la Palabra
de Dios en el mundo, representa a aquellas personas que oyen y entienden la
Palabra. Son personas que vuelven a sembrar lo que han recibido, multiplicando
la cosecha.
Mateo, 13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a
ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
Mateo, 13:23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que
oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno.
Este es el grupo sobre el que Pablo escribió en Gálatas 5:22-24, en
donde él también describió el fruto que producimos.
Gálatas, 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, 5:23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no
hay ley. 5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos.
Este fruto crece cuando el Evangelio encuentra tierra fértil. Impacta a
otras personas y las atrae hacia el Señor. La paz y el contentamiento que
sentimos, el amor y la mansedumbre que expresamos, hace que los demás deseen lo
que nosotros tenemos. Cuando lo obtienen, esas personas a su vez atraerán a
otras más, y sin siquiera intentarlo ni aun sabiéndolo, habremos producido una
cosecha que se multiplicará una y otra vez.