lunes, 23 de julio de 2012

ABANDONEMOS NUESTRA TIBIEZA


Lunes, 16 de julio de 2012


“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16). 

Jesús le está hablando a la iglesia de Laodicea (la iglesia que había llegado a ser famosa internacionalmente). Laodicea es incluso una palabra que se encuentra en el diccionario y que significa tibio o indiferente. Tibio está en medio de lo frío y lo caliente. Jesús no dice que a Él le gustaría que fuéramos calientes, tibios o fríos. No, Él dice que preferiría que fuéramos fríos o calientes en lugar de tibios. 

Cuando Jesús habla de ser calientes, Él está hablando acerca de estar llenos de celo, de pasión, y con un corazón ardiente por Dios. Él está hablando de que tengamos algo en nosotros que nos lleve a actuar. Por esta razón Jesús dice, “Yo conozco tus obras.” Él no dice, “Yo conozco tus pensamientos, yo conozco tus emociones”. Él dice, “Yo conozco tus obras,” porque cuando tú ves las obras de alguien, tú tienes una revelación del corazón de esa persona.

Muchos de nosotros no se dan cuenta qué tan lejos está la tibieza del corazón de Dios. Dicho estado es despreciable ante Jesús pues este habla de alguien que presume ser de Él, se refiere a gente que toma el nombre de Jesús y que cita las Escrituras pero que se comporta como el mundo. 

Una persona tibia es alguien que dice ser cristiana pero hace las mismas cosas que alguien totalmente frío: aún se embriaga, fornica, menciona el nombre de Dios en vano, engaña, miente y aún se considera cristiano. Esta persona llega a ser un mal testimonio de Cristo. 

Jesús prefiere un testimonio honesto que diga, “Yo no soy salvo y me gusta” en lugar de, “Yo presumo de ser salvo pero no me gusta”. Jesús le dice a los tibios, “¡Yo conozco tus obras!”.

QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!