martes, 17 de diciembre de 2013

PROFECIAS DE DIOS CUMPLIDAS SOLO POR LA ORACION



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Por el autor del blog:

En la Biblia tenemos dos casos emblemáticos que ponen de manifiesto la existencia de profecías que solo se cumplirán si oramos fervientemente a Dios por su cumplimiento.

Un caso es el del Éxodo del pueblo de Israel de Egipto. La profecía fue dada por Dios a Abraham: Israel seria oprimido 400 años en Egipto y luego saldría de allí rumbo a la tierra de la promesa. Pero Israel estuvo 430 años oprimido en Egipto (es decir, 30 años mas) y la profecía se cumplió luego de que el pueblo clamo a Dios (a una voz y en un mismo sentir).

El otro caso es el de la profecía de los 70 años de desolación que Dios dio a Jeremías. En el año 586 a.C. se cumple la profecía de Jeremías de que Judá y la ciudad de Jerusalén y el templo serian destruidos por Nabucodonosor (rey de Babilonia) y de que parte del pueblo sería llevado cautivo a Babilonia. Estando cautivo en Babilonia y sufriendo en carne propia la desolación profetizada por Jeremías, el profeta Daniel, leyendo precisamente los rollos de Jeremías, se percato de que los 70 años ya habían transcurrido, pero el pueblo seguía cautivo, por lo que empezó a orar fervientemente a Dios por el cumplimiento de la profecía que auguraba el fin de la cautividad y el retorno de los cautivos a Jerusalén.

Los 430 años de opresión en Egipto y el Éxodo:

En el Libro de Génesis, encontramos la profecía que Dios mismo dio a Abraham (el primer patriarca de Israel) sobre la esclavitud que sufriría el pueblo de Israel en Egipto:

Génesis, 15:13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.

Pero el Libro de Éxodo, que es el que habla de la esclavitud realmente sufrida por el pueblo de Israel a manos de los egipcios, dice que el tiempo que Israel habito en Egipto fue de 430 años, es decir, estuvieron 30 años más de lo que decía la profecía, dada nada menos que por Dios mismo.

Éxodo, 12:40 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años.

¿Qué fue lo que paso?. ¿Se trata de un error en la Biblia?. Nada de eso. Leamos el siguiente pasaje del Libro de Éxodo:

Éxodo, 2:23 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. 2:24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. 2:25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

Éxodo, 3:7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,

Lo anterior significa que los israelitas tardaron 30 años en clamar a Dios por el cumplimiento de esta profecía. Cuando José, hijo de Jacob (Israel) tenía 30 años, entraron 70 personas en Egipto (incluido Jacob, su padre). Cuando el pueblo de Israel - en el Éxodo - salió de Egipto, eran cerca de 1.000.000 (un millón) de personas (Éxodo, 12:37 Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños). José murió de 110 años (Génesis, 50:26 Y murió José a la edad de ciento diez años), o sea que Israel vivió 80 años en Egipto con José siendo el numero 2 después de Faraón (lo cual era más que una garantía de bienestar) y estuvieron relativamente bien hasta 220 años después de haber entrado en Egipto, hasta que “se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José” (Éxodo, 1:8) y la cosa se complico. Esto significa que, mientras nos va bien, no sentimos la necesidad de clamar a Dios por nada. Muchos de nosotros - al igual que el pueblo de Israel – clamamos a Dios solo cuando el agua nos llega al cuello. Lo mismo ocurrió a Israel en la época de los Jueces. Cada vez que Israel se encontraba oprimido por sus enemigos clamaba a Dios y Dios les levantaba un Juez que los libraba de un modo sobrenatural (Gedeón, Sansón, etc.). Solo clamaban a Dios cuando su opresión aumentaba. Luego, una vez libertados y muerto el Juez en cuestión, se levantaba otra generación “que no conocía a Jehová ni lo que Josué había hecho por Israel” y eran peores que sus padres, sirviendo a los baales (Jueces, 2:10-11). Volvían a ser oprimidos por sus enemigos, volvía a clamar y Dios volvía a levantarles otro Juez y así sucesivamente durante toda la época de los Jueces, hasta el advenimiento de la monarquía real que inicio con Saúl, siguió con David y continuo con Salomón.

Las profecías de Dios siempre se cumplen, porque se trata de su palabra y Dios no miente. Pero el tiempo exacto en el que se cumplan sus profecías, dependerá de si clamamos y oramos a Dios por su cumplimiento. La palabra de Dios siempre se cumple, lo que puede cambiar son los actores. Tomemos el ejemplo de la perversa e incrédula “generación del Éxodo”. Esa generación pereció en el desierto por incrédula (luego de haber visto, con sus propios ojos, entre otras cosas, la apertura del Mar Rojo). Solo Josué y Caleb vivieron de esa generación para entrar en la tierra prometida. Si una generación no está a la altura de las circunstancias para cumplir Sus Propósitos, Dios levantara a otra generación, sin más.

Los 70 años de desolación de Jeremías:

Jeremías profetizo en el “reino del sur”, compuesto por la tribu de Judá y la ciudad de Jerusalén donde, además, estaba el templo. En tiempos del profeta Jeremías, el pueblo estaba sumergido en la apostasía e idolatría. Había muchos profetas, pero todos eran falsos. El único verdadero era Jeremías. Mientras los falsos profetas hablaban de bendición y prosperidad (ellos decían: el templo esta aquí en Jerusalén, por lo tanto Dios está con nosotros) Jeremías hablaba de juicio y castigo.

Fue cuando Dios dijo: yo voy a traer a Nabucodonosor, voy a desolar este lugar y voy a hacer que parte del pueblo vaya cautivo a Babilonia y luego de 70 años – casi una generación – volveré a traer el pueblo aquí y castigare a Babilonia por su maldad. Durante esos 70 años de cautividad vivió el profeta Daniel.

Jeremías, 25:11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 25:12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

Jeremías, 29:10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 29:12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 29:13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 29:14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Daniel ora por el cumplimiento de la profecía de Jeremías:

Daniel, 9:1 En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 9:2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.9:3 Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.

Reinaba en Babilonia “Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos”. El “reino de los caldeos” es Babilonia (también conocida como el imperio “asirio-caldeo”). O sea que el imperio medo-persa ya había sometido a Babilonia (Babilonia había caído) y todavía continuaba la cautividad de Israel. Solo se había cumplido una parte de la profecía de Jeremías (la caída de Babilonia) pero no se había cumplido el fin de la cautividad y el retorno a Jerusalén. Daniel vio esto y comenzó a orar fervientemente y a pedir perdón por los pecados del pueblo. Finalmente se cumple la profecía del retorno a Jerusalén, con la reconstrucción de la ciudad, sus muros y del templo.

Estos dos casos emblemáticos de la Biblia hablan de que las profecías Dios solo se cumplen cuando oramos fervientemente por ello. Debemos recordarle a Dios sus promesas, no porque El se olvide (Dios nunca olvida) sino porque El quiere un pueblo activo, que conozca Su Palabra y Sus Promesas y luche por ellas.



QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!!