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Fuente:
Monday, September 3rd, 2012
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
“Creo en Dios Padre Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra y en Jesucristo, Su hijo, nuestro Señor; Quien
fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de María la Virgen, padeció
bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los
infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y
está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso” (Extracto del Credo de
los Apóstoles).
Recientemente una mujer me escribió
con la siguiente pregunta: “Acabo de descubrir que algunas de mis amistades
creen que cuando Jesús se hizo pecado tomó la naturaleza de Satanás y se fue al
infierno en donde fue atormentado por Satanás y sus demonios hasta que Dios
desde el cielo dijo “ya basta” y luego el Espíritu Santo entró de nuevo en Él y
así se convirtió en el primer hombre nacido de nuevo. No creo que esto sea
cierto así que he estado buscando respuestas bíblicas, ¿puede usted ayudarme?”
Yo he escuchado esta enseñanza un
número de veces, y estoy convencido de que contiene muchos problemas. El
versículo que las amistades de esa mujer mencionaban es 2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo
hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Jesús llevó sobre Sí mismo el castigo
por todos los pecados que la humanidad había cometido y que cometería como si
Él mismo hubiera sido culpable de todos ellos. Esto se llevó a cabo en la cruz
durante las últimas tres horas de Su sufrimiento el cual acabó en Su muerte. Al
convertirse en pecado por nosotros fue lo que hizo que Dios alejara Su rostro
de Él, quitando la luz del mundo, y eso fue lo que hizo que Él dijera, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?” (Mateo 27:45-46).
Mateo, 27:45 Y desde la hora sexta
hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús
clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has desamparado?
Al tomar los pecados del mundo produjo
una separación entre el Padre y el Hijo lo cual nunca había sucedido antes, y
mientras Jesús había cobrado ánimo en contra del abuso físico que estaba
sufriendo, Él no estaba preparado para aquello. Es la única parte de toda esa
terrible experiencia que Él no pudo soportar en silencio.
Al llegar al final de ese tiempo, y
sabiendo que todo se había completado para que las Escrituras se cumpliesen, Él
pidió algo de tomar. Luego dijo, “Todo se ha cumplido,” y
expiró (Juan 19:28-30).
Juan, 19:28 Después de esto, sabiendo
Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo
sed. 19:29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon
en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. 19:30 Cuando Jesús hubo tomado el
vinagre, dijo: Consumado es.
Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Esto fue el fin de Su sufrimiento. Él había hecho lo que vino a hacer,
y eso fue el morir por los pecados del mundo (Juan 1:29).
Juan, 1:29 El siguiente día vio Juan a
Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo.
Ya no quedaba ningún otro sufrimiento
a cuenta nuestra.
Esto lo confirma la palabra griega que Juan usa en la declaración del Señor. Es tetelestai, una forma en griego
del verbo teleo, que
significa llevar a cabo o completar. También significa pagar una deuda, y en los días
del Señor eso era un término contable que significaba que nada más quedaba pendiente de la
deuda. La deuda que se le debía a Dios fue pagada en su totalidad. Ya no había
ningún otro motivo para que el Señor tuviese que pasar por más tormento.
Pero hay otro problema:
El Evangelio según Lucas hace
referencia a una corta conversación que Jesús tuvo con uno de los dos hombres
que estaban siendo crucificados con Él lo cual resalta otro problema. Mientras
que uno de esos hombres le lanzaba insultos a Jesús, el otro declaró la
inocencia del Señor y dijo, “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Lucas, 23:39 Y uno de los malhechores
que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti
mismo y a nosotros. 23:40
Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando
en la misma condenación? 23:41
Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 23:42
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 23:43 Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Jesús dijo que Él iba al Paraíso. Y
sin embargo, el Credo de los Apóstoles citado al inicio dice que Él descendió a
los infiernos. ¿Entonces, cuál es la respuesta?. Para tener la respuesta
vayamos a la descripción más detallada de la Biblia de una experiencia de
después de la vida como era antes de la cruz. Es la historia del hombre rico y
Lázaro la cual encontramos en Lucas 16:19-31.
Cuéntenos un cuento:
Lucas, 16:19 Había un hombre rico, que
se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 16:20 Había también un mendigo llamado
Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 16:21 y
ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros
venían y le lamían las llagas. 16:22
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 16:23 Y en el Hades alzó sus ojos,
estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 16:24 Entonces él, dando voces, dijo:
Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta
de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta
llama. 16:25 Pero Abraham le
dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también
males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 16:26 Además de todo esto, una gran
sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren
pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 16:27 Entonces le dijo: Te ruego,
pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 16:28 porque tengo cinco hermanos,
para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. 16:29 Y Abraham le
dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 16:30 El entonces dijo: No, padre
Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 16:31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen
a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de
los muertos.
Algunas personas le llaman a esta
historia una fábula, pero yo creo que es la narración de algo que realmente
sucedió. Las parábolas del Señor generalmente no eran sobre personas reales
sino que tenían una naturaleza hipotética. En esta historia vemos a personas
reales en una situación real. Es como si Él esperara que Su audiencia supiera
de quién estaba hablando.
Yo creo que el Señor estaba señalando
Su propio futuro al decir que Dios nos había dado Su palabra como una guía para
la vida y la muerte, pero si las personas no creen en ella, no podrán ser
persuadidas aún si alguien (Él por ejemplo) regresara de entre los muertos.
Debido a ello, yo soy escéptico acerca de las historias populares de la gente
que afirma que han estado en el cielo o en el infierno y se les ha permitido
regresar para contar su experiencia. Si Dios rehusó enviar de vuelta a Lázaro
para advertirles a los cinco hermanos del hombre rico, ¿por qué ahora, de un
momento a otro, Él va a permitir que toda clase de personas regresen para
advertirles a la gente?.
Regresemos a nuestro asunto:
Pero nuestro asunto aquí es acerca de
lo que Jesús hizo después de morir, y la historia del hombre rico y Lázaro nos
puede ayudar a entender eso también.
La condición espiritual de estos dos
hombres no se revela en todas esas palabras. Pero por el destino de ambos
podemos decir cuál era. Después de su muerte, los ángeles llevaron a Lázaro a
la par de Abraham. El término era la expresión judía para un lugar de consuelo
en el Seol, la morada de los muertos, la cual también se llamaba Paraíso. Ese es
el lugar al cual Jesús dijo que iría en Lucas 23:43.
Lucas, 23:43 Entonces Jesús le dijo:
De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.
Era el lugar en donde todos los
creyentes del tiempo antes de la cruz iban hasta que la resurrección los llevó
a todos al cielo. En la primera iglesia, algunas personas creían que el Paraíso
era el Jardín del Edén y que no estaba ni en el Cielo ni en la Tierra. Al ser
llevado allí nos indica que Lázaro había muerto creyendo en un redentor
venidero que pagaría el precio por sus pecados y así calificaría para la
resurrección a la vida eterna.
Cuando el hombre rico murió fue
llevado al infierno. La palabra griega para infierno es Hades. Es
equivalente a la palabra hebreo Seol la cual, como he mencionado antes, es la
morada de los muertos. Eso significa que es el mismo lugar a donde Lázaro
fue, pero mientras que Lázaro disfrutaba en un lugar de consuelo, la suerte del
hombre rico era la agonía en el fuego. Esto nos dice que él nunca fue un
creyente. Él podía ver a Lázaro pero no podía unírsele. El momento para elegir
su destino eterno había terminado con su muerte, como lo es para todos
nosotros. Hebreos 9:27 dice
que hombre está destinado a morir una sola vez y después de ello se enfrenta al
juicio.
Hebreos, 9:27 Y de la manera que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio,
El Paraíso era un lugar temporal para
los creyentes, los cuales no podían entrar al cielo sino hasta que la sangre de
Jesús fuese rociada sobre el altar celestial (Hebreos 9:11-12).
Hebreos, 9:11 Pero estando ya presente
Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 9:12 y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el
Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Desde entonces todos los creyentes que
mueren van directamente al Cielo (Filipenses
1:21-23; 2 Corintios 5:6-8).
Filipenses, 1:21 Porque para mí el
vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 1:22
Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé
entonces qué escoger. 1:23 Porque
de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con
Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
2º Corintios, 5:6 Así que vivimos
confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos
ausentes del Señor 5:7 (porque
por fe andamos, no por vista); 5:8
pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al
Señor.
La sección del Hades a la que el
hombre rico llegó también es un lugar temporal. Apocalipsis 20:13 nos
dice que en el juicio del Gran Trono Blanco el Hades va a entregar sus muertos
y cada persona se va a enfrentar con su juicio final antes de ser lanzada al
lago de fuego.
Apocalipsis, 20:13 Y el mar entregó
los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que
había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 20:14 Y la muerte y el Hades fueron
lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Así que a pesar de que no era de esta
manera al principio, en algún momento el Hades, o infierno como le llamamos,
llegó a ser conocido como el lugar en donde los incrédulos pasarán la eternidad
en sufrimiento y tormento. Yo creo que este malentendido es en parte el
responsable de la falsa
doctrina de que Jesús fue atormentado por Satanás allí.
Cuando Jesús fue al Hades, fue como
Conquistador, no como víctima. En la Biblia solamente hay dos referencias al
momento de Su muerte y resurrección, y ambas apoyan esta posición. Como vimos
en Lucas 23:43 Él dijo
que iba al Paraíso inmediatamente después de Su muerte y estaba llevándose
consigo a uno de los hombres que morían a la par de Él. Y en 1 Pedro 3:18-20 se
nos dice que por el poder del Espíritu Santo Él predicó a los espíritus
encarcelados allí, por lo que Él debe de haber cruzado al otro lado del Hades
también. Pero eso no fue con el propósito de sufrir. Fue con el propósito de recordarles
de que su castigo era justo y bien merecido.
1º Pedro, 3:18 Porque también Cristo
padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos
a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 3:19 en el cual también fue y predicó
a los espíritus encarcelados, 3:20
los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de
Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas
personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
Pero esperen, aún hay más:
Finalmente, la persona que envió esa
carta mencionó que sus amistades creen que Jesús se convirtió en el primer
hombre vuelto a nacer después que Dios detuvo Su sufrimiento y el Espíritu
Santo entró de nuevo en Él. Pero como acabamos de ver el Espíritu Santo estaba
con el Señor cuando le predicó a los espíritus encarcelados. Y lo más
importante es que el nacer de
nuevo es el resultado cuando una persona acepta la muerte del Señor Jesús como
el pago completo por todos sus pecados. Jesús nunca pecó, como tampoco tuvo una
naturaleza pecaminosa. Cierto, Él se hizo pecado por nosotros, pero no tenía
ninguna necesidad de nacer de nuevo. Al contrario, Él es el único que ha hecho
posible que nosotros podamos nacer de nuevo.
En resumen, no existe ningún apoyo
bíblico para la creencia de que el sufrimiento del Señor en nuestro nombre
continuara después de Su muerte. Selah. 01/09/12.
QUE
DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!!