martes, 22 de mayo de 2012

EL PROPOSITO DE LA GRAN TRIBULACION



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Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Fuente:


Mateo, 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Todas aquellas personas que se espantan con el estudio de la profecía, son diestros para citar este versículo como una excusa para no hacerlo. Pero antes en el mismo pasaje, el Señor le había advertido a todo aquel que lee Su palabra profética que la entienda (Mateo, 24:15).

Mateo, 24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

Además, el Apóstol Pablo escribió que los eventos que llevan al final de la era no deberían tomar desprevenidos a los creyentes (1º Tesalonicenses, 5:4) dando por sentado que debemos estar familiarizados con ellos.

1º Tesalonicenses, 5:4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

Puesto que la Biblia no puede contradecirse a sí misma, estos pasajes deben haber estado dirigidos a diferentes públicos. Y ciertamente, un vistazo más detenido revela que tanto el momento implicado como la audiencia en estos dos pasajes de Mateo son diferentes. En Mateo 25:13 el Señor le está hablando solamente a la gente que permanece en la tierra en Su Segunda Venida, mientras que en Mateo 24:15 Él está incluyendo a todas las personas que leerán el pasaje. Y por supuesto, en 1 Tesalonicenses 5:4 Pablo se está dirigiendo a la Iglesia.

Lo que el Señor (Mateo 24:15) y Pablo (1 Tesalonicenses 5:4) están diciendo es que así como no sabremos el momento exacto de las cosas, sí debemos entender la secuencia de los eventos que nos llevan al Día del Señor. Y quizás, ningún evento en esa secuencia ha producido más controversia que el Rapto de la Iglesia, especialmente en lo que se relaciona a la Gran Tribulación.

Me parece a mí que lo primero que debemos hacer al tratar de obedecer la orden del Señor de entender todo esto, es que aclaremos dos cosas: Una, el propósito de la Gran Tribulación, y Dos, la naturaleza de la Iglesia.

El propósito de la Gran Tribulación:

La frase la Gran Tribulación se refiere a un evento específico y no a una condición general. Así como el Señor les advirtió a Sus discípulos que tanto ellos como nosotros experimentaríamos tribulación como una condición general en este mundo (Juan, 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.), Él con toda claridad identificó la Gran Tribulación como que tiene un comienzo y un final específicos. Comenzará cuando la abominación que causa desolación, y que fue predicha por el profeta Daniel, se levante en el Templo (a la mitad de los últimos siete años de la historia) y terminará justo antes del retorno del Señor, tres y medio años después (Daniel, 9:24.27 y Mateo, 24:29-30).

Daniel, 9:24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 9:25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 9:27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Mateo, 24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

La profecía de Daniel es evidentemente judía en perspectiva como también lo es la Gran Tribulación. En el Antiguo Testamento se le llama Tiempo de Angustia para Jacob, hasta que el Señor acuñó su nuevo nombre en Mateo 24:21 (porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.), pero es en el Antiguo Testamento en donde su propósito se explica. Específicamente, la explicación la encontramos en Jeremías 30:1-11:

Jeremías, 30:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 30:2 Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. 30:3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán. 30:4 Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 30:5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. 30:6 Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. 30:7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. 30:8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 30:9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré. 30:10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. 30:11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.

En este pasaje (Jeremías, 30:1-11) se predice ese evento, se explica su propósito, y el momento en que sucede queda claro. Veamos primero el momento. Según el versículo 3 esto se llevará a cabo después que Israel es reunido en la tierra, y el versículo 9 dice que el resultado será que David se convertirá en su Rey otra vez, lo cual es una referencia Mesiánica.

Desde que este pasaje fue escrito, ha habido dos reuniones de Israel en su tierra, pero la primera, que dio inicio en el año 535 a.C., no dio como resultado que David fuera su Rey. De hecho, hasta este día los israelitas no han tenido un rey legítimo del todo desde el año 600 a.C. Tampoco fueron completamente destruidas todas las naciones entonces.

La segunda reunión empezó en el año 1948 d.C. y continúa hasta este día. A pesar de que la población de Israel se mantiene en aumento, también lo hacen las poblaciones judías en todas las naciones en las que fueron esparcidas, y aun hay más judíos fuera de Israel de los que se encuentran en la tierra. Todo eso pronto va a cambiar cuando el Señor llame a Su pueblo a retornar a la Tierra Prometida después de Su victoria en la batalla predicha por Ezequiel.
(
Ezequiel 39:28  la guerra de Gog y Magog, donde Rusia y árabes y muchos otros países irán contra Israel y serán despedazados por Dios).

Y ahora su propósito. "Y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo" (Jeremías 30:11).

La idea es:

a)    que Israel tiene que ser purificado para recibir a su Rey venidero; y
b)   que las naciones que rechazaron al Rey y persiguieron a Su pueblo serán destruidas.

Entonces, el propósito de la Gran Tribulación es doble; disciplinar (purificar) al pueblo de Israel para que esté preparado para recibir al Mesías venidero, y destruir completamente a las naciones en las cuales fue esparcido y que lo rechazaron a Él.

La naturaleza de la iglesia

Según la carta de Pablo a los Efesios, la Iglesia no es ni más ni menos que una nueva raza humana, que sale de entre judíos y gentiles pero que no comparte su destino con ninguno de los dos (Efesios, 2:15-16).

Efesios, 2:15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 2:16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

El problema siempre ha sido que Dios nunca ha podido morar entre Su creación. Nuestros pecados siempre lo han alejado de nosotros. En la cruz Él reconcilió todas las cosas para Sí, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos (Colosenses, 1:19-20).

Colosenses, 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 
1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Esto significa que, por primera vez, Él ahora ya está en paz con Su creación desde la caída del hombre. Él hizo esto al pagar el precio por todos los pecados de la humanidad. Ahora, para cada persona que lo acepte, está disponible un perdón por su comportamiento pasado, presente y futuro, y es gratuito con solo pedirlo.

Al aceptar este perdón cada persona queda calificada, joven o vieja, judía o gentil, buena o mala, para convertirse en una nueva creación (2º Corintios, 5:17)

2º Corintios, 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando lo hacemos, le permitimos a Dios que nos mire como si estuviéramos sin pecado del todo, y de hecho, como si nunca hubiéramos pecado. Eso también requiere que la humanidad sea dividida en tres grupos: Judíos, Gentiles y la Iglesia (1º Corintios, 10:32).

1º Corintios, 10:32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;

Es un asunto crítico que comprendamos la perspectiva de Dios en esto, porque es muy distinta a la nuestra. Para Él, la iglesia no tiene pecado, es santa y pura, y lo ha sido desde la cruz. Cualquier pecado que hayamos cometido como individuos (o que cometeremos) ha sido perdonado y olvidado. Es como si nunca ese pecado hubiera sido cometido (Efesios, 1:4-8).

Efesios, 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 1:5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 1:6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 1:8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,

En la cruz, la Iglesia se convirtió tan pura y santa como el mismo Dios (2º Corintios, 5:21):

2º Corintios, 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Habiendo sido hecha perfecta para siempre (Hebreos, 10:14):

Hebreos, 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Finalmente Dios tiene un pueblo con el que Él puede vivir en paz. Debido a que el Hombre del cielo estuvo de acuerdo en equiparse para la tierra (Jesucristo), las personas de la tierra ahora están equipadas para el cielo.

La naturaleza de la Iglesia es ser como si no tuviera pecado. Como dijo Pablo, somos como una virgen pura (2º Corintios, 11:2):

2 Corintios, 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

Sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa y sin mancha (Efesios, 5:27):

Efesios, 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Nosotros hemos sido lavados de nuestros pecados en la propia sangre del Señor (Apocalipsis, 1:5):

Apocalipsis, 1:5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Recientemente he podido observar un resurgimiento del punto de vista de que no todos los cristianos heredarán la vida eterna con el Señor, sino solamente aquellos que son juzgados dignos por sus obras. Este punto de vista sostiene que mientras que son salvos, algunos creyentes nacidos de nuevo en realidad van a compartir el destino de los incrédulos, y serán lanzados a las tinieblas de fuera y alejados de la presencia del Señor para siempre. Los proponentes de este punto de vista demuestran una ignorancia asombrosa de la Teología del Nuevo Testamento como se ha resumido en los versículos que se han citado aquí.

Ademas, quienes se dejan seducir por este punto de vista ignoran lo que es uno de los pilares fundamentales del Evangelio de Pablo, el cual no le fue revelado por “carne y sangre” sino por el mismísimo Jesucristo:

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

En todo caso, las “buenas obras” son una consecuencia (y no la causa) de la FE, mediante la cual (o sea: la FE es un medio) somos salvos por GRACIA (la verdadera razón por la que somos salvos  por la voluntad que Dios siempre tuvo y tiene de reconciliarse con el hombre).

¿Cuál es el punto?

Primero, al no necesitar de la purificación, ningún propósito se cumple al hacer que la Iglesia pase a través de la Gran Tribulación. Y aun si la purificación fuera necesaria, ¿cómo es que el sufrimiento de una generación de creyentes puede llegar a ser útil para purificar a todas las demás generaciones de creyentes que nos han precedido?.

En el caso de Israel las generaciones desde la cruz están perdidas por haber rechazado al Mesías. La disciplina de la última generación tiene la intención de llevarlos finalmente a esa realización y abrir sus ojos y sus corazones a Jesús para que el remanente del pueblo de Dios pueda ser preservado (Zacarías, 12:10-13).

Zacarías, 12:10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 12:11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. 12:12 Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí; 12:13 los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;

Pero todas las generaciones de la Iglesia han muerto en la esperanza de pasar la eternidad con el Señor como la Biblia se los prometió. ¿Es que es solamente nuestra generación la que recibirá esta promesa y luego únicamente después de pasar por la purificación de Israel? Por supuesto que no.

Segundo, el foco de la Gran Tribulación es judío y el foco de Dios parece ser, ya sea Israel o la Iglesia, pero nunca ambos. Esto lo explicó Jacobo en Hechos, 15:12-18 y también Pablo en Romanos, 11:25-27.

Hechos, 15:12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 15:13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 15:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 15:16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 15:18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

Romanos, 11:25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 11:26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. 11:27 Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.

Si se adoptan el punto de vista de que la Batalla de Ezequiel, 38 sucede antes de la Gran Tribulación, y nos demos cuenta que uno de los resultados de esa batalla es el de que Israel se vuelva a Dios (Ezequiel, 39:28-29), entonces ustedes sabrán que los días de la iglesia en la tierra terminarán en ese mismo momento. El hecho de que Israel exista de nuevo es una señal importante de que el fin está cerca.

En Resumen

Por supuesto, las Escrituras prometen que la iglesia no estará presente en la Tierra durante la Gran Tribulación, pero lo que se quiere mostrar es lo siguiente:

1) El propósito de la Gran Tribulación es el de disciplinar a Israel y destruir completamente a las naciones que lo maltrataron y que rechazaron al Mesías; y
2)  La Iglesia no tiene necesidad de ser purificada o disciplinada, y por consiguiente nuestra presencia aquí durante ese período estaría en oposición directa a nuestra naturaleza como la ve Dios.

Debido a esto, Dios ha prometido remover a la Iglesia mucho antes de que inicie la Gran Tribulación. En 1º Tesalonicenses, 1:10 y 5:9, Pablo dijo primero que la Iglesia será rescatada de la ira de Dios y luego que la iglesia no está puesta para la ira.

1 Tesalonicenses, 1:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses, 5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Ya para Apocalipsis 6 Su ira habrá llegado. La preposición griega traducida ‘de’ en 1 Tesalonicenses 1:10, significa ser librados del tiempo, lugar o de cualquier relación con el evento. La Iglesia será rescatada del tiempo, lugar y de cualquier relación con la ira de Dios. Esta promesa también se había hecho 750 años antes en Isaías, 26:20 y aún está vigente.

Isaías, 26:20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 26:21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.




QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!

domingo, 20 de mayo de 2012

SUSTENTO BIBLICO Y SEÑALES DEL RAPTO DE LA IGLESIA


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Por el autor del blog:

Me veo en la obligación de hablar nuevamente sobre el arrebatamiento o rapto de la iglesia de Cristo, porque:

a)   Es un evento totalmente distinto (y anterior) a la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo;
b)  Creo que, en efecto,  ocurrirá en breve tiempo; y
c)  Los que no participemos de este evento glorioso, tendremos que ver con nuestro propios ojos y padecer con nuestros propios cuerpos y con todos nuestros sentidos todas las calamidades que están descriptas en el libro de Apocalipsis;


Recordemos lo que es el Rapto o Arrebatamiento de la iglesia:

El rapto o arrebatamiento de la iglesia es la traslación de millones de personas vivas de la tierra a los cielos, en los días venideros y está acompañado por otro evento paralelo: la resurrección previa de todas aquellas personas que, antes de morir, pidieron perdón a Dios por sus pecados, aceptando a Jesús como su Señor y Salvador, en suma, todas aquellas personas que lo  amaron y lo esperaron aunque la muerte se les anticipo. O sea, tanto los muertos en Cristo (serán resucitados) como los que se encuentren vivos (serán “transformados”) serán llevados al cielo, en un pestañear e inmediatamente comenzara la Gran Tribulación. Nadie sabe la hora ni el día del rapto o arrebatamiento de la iglesia, pero, los que somos “pre-tribulacionistas” (rapto antes de la tribulación de 7 años) en cuanto a la época en que ocurrirá dicho evento, creemos que inmediatamente que la iglesia es raptada comienzan los últimos 7 años de la historia del gobierno del hombre en la tierra.

¿Hablo alguna vez Nuestro Señor Jesucristo, mientras piso la Tierra, a sus discípulos, acerca de este evento directamente?.

Veamos:

Según el Evangelio de Juan, Nuestro Señor Jesucristo dijo esto:

Juan, 14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

En el Evangelio de Lucas, a su vez, nos encontramos con esto:

Lucas, 21:36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

Por su parte, en sus cartas o epístolas, Pablo de Tarso dice lo siguiente:

1 Corintios, 15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Pablo dice aquí que estaba revelando un “misterio”. Esto quiere decir que Jesucristo no hablo abiertamente del rapto a sus discípulos. El Evangelio de Juan habla de que nuestro Señor Jesucristo vendría otra vez y nos tomaría para sí mismo, en tanto que el Evangelio de Lucas habla de orar, en todo tiempo, para que seamos dignos de escapar de todas las calamidades que vendrán. Dice “escapar”, no “soportar o padecer”. Se habla de escapar pero no se nos dice “como”. Recién el misterio fue revelado a través de Pablo.

Gálatas, 1:11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 1:12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

En otra de sus cartas, Pablo amplia este “misterio”:

1 Tesalonicenses, 4:15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
En “esta venida”, nuestro Señor Jesucristo se reúne con nosotros “en el aire”, es decir, no toca tierra. Esta no es su “segunda venida”. Este evento es anterior a su “segunda venida”. Su “segunda venida” esta descripta en el libro de Apocalipsis:

Apocalipsis, 19:11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 19:13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Apocalipsis, 19:14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 19:16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. 19:17 Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 19:18 para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19:19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 19:20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 19:21 Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.

Está claro que nuestro Señor Jesucristo no viene aquí a reunirse con nadie en el aire (lo que dice Pablo), sino que viene directamente a pelear contra el anticristo (y el falso profeta) y vencerlos.

Continúa Pablo hablando sobre el evento del rapto o arrebatamiento:

1 Tesalonicenses, 5:1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. 5:2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

Pablo dice que el día del Señor vendrá “como ladrón en la noche”.

Pero Apocalipsis dice que todo ojo le vera.

Apocalipsis, 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

Apocalipsis 1:7 habla de la “segunda venida”. Pablo habla del rapto. En el rapto de la iglesia, nadie conoce el día y la hora (solo Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Los “tiempos y las ocasiones” que no se conocen son los relativos al rapto de la iglesia (aquí, el Señor vendrá como “ladrón en la noche”).

Retomemos lo que dice Pablo en 1 Tesalonicenses:

1 Tesalonicenses, 5:1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. 5:2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

No obstante, a pesar de no conocer los “tiempos y las ocasiones” en que ocurrirá el rapto de la iglesia, a Pablo le fue revelada una señal profética (Amos, 3:7 Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas):

Pablo nos advierte:

1 Tesalonicenses, 5:3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

Pablo dice: cuando digan “paz y seguridad”. No dice cuando la consigan. ¿Quiénes?. Los reyes de la tierra.


En el siguiente video, veras (y escucharas) a Benjamín Netanyahu (primer ministro israelí), a Barak Obama, a Tony Balir, a Hilary Clinton, a Ban Ki-moon (Secretario General de la ONU), en suma los ‘líderes del mundo’, decir, una y otra vez, “paz y seguridad” (peace and security):




O sea: el rapto o arrebatamiento esta cerca.

Ahora, otra revelación impresionante acerca del porque la iglesia no estará en la tierra cuando Dios derrame su ira sobre sus moradores.

1 Tesalonicenses, 5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,


Cuando Pablo hablo del rapto en 1 Tesalonicenses, 4:15 dijo: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor”. Pero como vimos Jesucristo, mientras estuvo en la tierra, no hablo abiertamente del rapto. A que palabras del Señor podría estarse refiriendo Pablo. ¿Podremos encontrar indicios del rapto de la iglesia en el AT por ejemplo?.

La respuesta es SI:

Isaías, 26:19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

Pablo dijo que los muertos en Cristo resucitaran primero (no precederemos a los que durmieron).

Isaías, 26:20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

¿Escondernos donde, mientras pasa la indignación de Dios?.

¿Serán las moradas de las que hablo nuestro Señor en el Evangelio de Juan?:

Juan, 14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Isaías, 26:21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.

Nótese, además, la diferenciación que se hace entre “pueblo mío” (escóndete un poquito mientras pasa la indignación) y el “morador de la tierra” (Jehová sale de su lugar para castigarlo por su maldad contra él).



QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS!!!

sábado, 19 de mayo de 2012

DIOS ES UNO Y ES TRES

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Fuente: El Único Dios Verdadero (libro de Paul David Washer)

Dios es Uno:

Deuteronomio, 6:4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Pero también es Tres:

2 Corintios, 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

DIOS ES UNO:

El testimonio de las Escrituras es que hay solo un Dios verdadero. La creencia en solo un Dios es monoteísmo [Griego: mono = uno + theos = dios]. La creencia en más de un Dios es politeísmo [Griego: poly = muchos]. La fe cristiana es monoteísta.

Deuteronomio, 6:4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Nota: Hay solo un Dios. Es importante entender que la palabra “uno” proviene de la palabra hebrea “echad”, que se refiere a una unidad de más de una persona.

Génesis, 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Esdras, 3:1 Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.

Marcos, 12:29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.

NO HAY OTRO DIOS:

Deuteronomio, 4:39 Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.

Isaías, 43:10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.

Isaías, 45:18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.

Éxodo, 20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 20:6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Marcos, 12:28 Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 12:30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

DIOS ES UNA TRINIDAD:

La palabra “trinidad” proviene de la palabra latina “trinitas”, que significa “tres en uno”. Las Escrituras afirman que el único Dios verdadero existe como una trinidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

Ellos son tres personas distintas que son distinguidas el uno del otro, y a la vez, comparten la misma naturaleza o esencia divina, y se relacionan el uno con el otro en un compañerismo inquebrantable.

Es importante saber que la palabra “trinidad” no se encuentra en las Escrituras, sino que fue empleada por primera vez por Tertuliano, uno de los padres de la iglesia temprana, para describir lo que las Escrituras enseñan acerca de la naturaleza trinitaria de Dios.

Como cristianos, confesamos abiertamente que la Trinidad es un misterio inalcanzable para el entendimiento humano, pero no podemos negar la Trinidad porque es la clara enseñanza de las Escrituras. La misma Biblia que declara que Dios es uno, también se refiere a tres diferentes personas como Dios:

El Padre:

1 Corintios, 8:6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio

El Hijo, el Hijo del Hombre:

Juan, 6:27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

Juan, 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Juan, 20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!.

Filipenses, 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

Tito, 2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

Romanos, 9:5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

Colosenses, 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Colosenses, 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,

Hebreos, 1:8 Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; 
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

El Espíritu Santo:

Hechos 5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

En el versículo 5:3, Pedro le dice a Ananías que mintió al Espíritu Santo. Y luego, en el versículo 5:4, le dice que no ha mentido a los hombres sino a Dios.

1 Corintios, 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?.

1 Corintios, 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?.

Romanos, 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

El Espíritu Santo es una persona verdadera, distinta del Padre y del Hijo. El Espíritu de Dios. Dios el Padre, y el Espíritu Santo son uno. El Espíritu de Cristo. Dios el Hijo y el Espíritu Santo son uno.

Mateo, 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

En Mateo 28:19 se encuentra una declaración que se usa en cada bautismo cristiano como fue mandado por el Señor Jesucristo. Esta declaración es un ejemplo maravilloso de la unidad y trinidad de Dios. Es importante notar que el “nombre” es singular aunque se refiere a tres personas diferentes. El texto no dice en los nombres del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, sino en el Nombre, porque los Tres son Uno.

La vista trinitaria de Dios que descubrimos en Mateo 28:19 se encuentra a través de toda la Escritura.

2 Corintios, 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

Tal estructura literaria denota una igualdad absoluta. Es importante notar que el Hijo se menciona antes que el Padre. Sería blasfemia mencionar al Hijo y el Espíritu en la misma frase con el Padre si no fueran iguales con Él.

1 Corintios, 12:4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 12:5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 12:6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

Efesios, 4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 4:5 un Señor, una fe, un bautismo, 4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

1 Pedro, 1:2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

El Padre, Hijo, y Espíritu Santo son de una sola esencia divina y moran en perfecta igualdad y unidad, pero a la vez son tres personas distintas y no simplemente una persona que se revela en tres diferentes maneras.

Marcos, 1:10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 1:11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

El Hombre es bautizado (v.10). El Espíritu desciende (v.10). El Padre  habla del cielo (v.11).

Juan, 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

El Hombre  ora al Padre (v.16).
El Padre da al Consolador o Espíritu Santo (v.16-17).
El Espíritu mora con y estará en el creyente (v.17).

Nota: De estos sencillos textos de las Escrituras está claro que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres personas distintas. Dios no es tres personas independientes o tres diferentes dioses; tampoco Dios es una sola persona que se pone tres diferentes máscaras o que simplemente se revela en tres formas diferentes. El Dios de las Escrituras existe en tres personas distintas e iguales quienes son uno en naturaleza o esencia divina, y quienes se relacionan el uno con el otro en perfecta igualdad y unidad. Aunque el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son iguales y existen en perfecta unidad, con frecuencia llevan a cabo diferentes funciones, y se manifiestan de diferentes maneras.

El Padre es el Dios invisible que ningún hombre ha visto jamás:

Juan, 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

El Hombre es Dios hecho carne y la revelación perfecta del Padre:

Juan, 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Juan, 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Juan, 1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Juan, 14:9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

El Espíritu Santo es Dios viviendo en el cristiano:

Romanos, 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Juan, 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Juan, 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

REFLEXION FINAL:

De las Escrituras que hemos estudiado, podemos afirmar las siguientes verdades acerca de Dios:

1. Dios es Uno. No hay tres diferentes Dioses en la Trinidad – esta es una herejía llamada Triteísmo.
2. Dios es Tres. Hay uno Dios que existe en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
3. Las Tres Personas de la Trinidad son verdaderas y distintas Personas. La Trinidad no es una sola persona que se pone tres diferentes máscaras o que se revela de tres diferentes formas – esta es una herejía llamada Modalismo.
4. Las Tres Personas de la Trinidad son perfectamente Iguales. El Hijo no es menos que el Padre, y el Espíritu no es menos que el Hijo.
5. Las Tres Personas de la Trinidad pueden manifestarse de diferentes maneras y pueden llevar acabo diferentes funciones. Ningún hombre ha visto al Padre; el Hijo llegó a ser carne y habitó con los hombres; el Espíritu mora en cada creyente en Cristo.
6. Las Escrituras afirman dos verdades importantes: Dios es uno y Dios es tres. Aunque no podemos comprender plenamente como esto es posible, es necesario creer y enseñar cada verdad con igual convicción. Una herejía (falsa doctrina) sucede cuando afirmamos una verdad y negamos la otra, o cuando enfatizamos una verdad más que la otra. Debemos afirmar toda verdad con igualdad y evitar todo extremo.
7. El misterio de la Trinidad no es una razón para negarla. Algunos dicen que no pueden creer lo que no pueden entender, o si algo no se puede explicar entonces no puede ser verdad. Si aplicáramos esta misma lógica a la Biblia entera o aún a nuestra propia existencia, nos dejaría muy poco en que creer. Aún las verdades más simples de las Escrituras y de la existencia humana van mucho más allá que nuestro entendimiento. No creemos porque podemos entenderlo todo perfectamente, sino creemos porque es la verdad – es el testimonio de las Escrituras.
8. La mayoría de las ilustraciones que se emplean para explicar la Trinidad no son adecuadas. Con frecuencia, los estudiantes de las Escrituras emplean varias ilustraciones para explicar la Trinidad. Lamentablemente, con frecuencia, estas ilustraciones hacen más daño que nada. Por ejemplo, a veces la Trinidad se compara al agua que existe en tres formas diferentes – líquido, hielo, y vapor. Tal ilustración es una distorsión de la Trinidad, en que sugiere que Dios es una persona que toma tres diferentes formas – una herejía que se llama Modalismo (véase #3). Es mejor simplemente afirmar que Dios es uno y tres, sin dar explicaciones ni usar ilustraciones que son inadecuadas o aún una herejía.


QUE DIOS LOS BENDIGA A TOSOS!!!